Política

Marchas e intenciones disolventes

hcmujica@gmail.com
Marchas e intenciones disolventes
Marchas e intenciones disolventes
3 de enero del 2023

Marchas e intenciones disolventes

El hecho que el ministro del Interior haya comunicado que la PNP no auspicia u organiza ninguna marcha como la de hoy, no redime del tinte oficialista y urgente de que se quiere cubrir una administración que en menos de 30 días tiene sobre sí el doloroso saldo de 30 muertos por balas militares.

Rompamos el pacto infame y tácito de hablar a media voz.

El gobierno impulsa lo que a su juicio es más beneficioso para su régimen y la marcha con el nombre de pacificación, difícilmente encontraría oposición. A menos que se considere como enemigos de la tranquilidad pública o la concordia nacional, a todos aquellos que sí han acordado protestar o continuar el movimiento.

Me atrevo a pensar que una clave radica allí: los que protestan equivalen a la violencia, al desmán, a la destrucción de la cosa pública y privada. Por tanto merecen, por anticipado, la censura y condena. Algunos, los que ejercen su derecho ciudadano, carecen de cualquier legalidad porque ya están clasificados como “violentistas, terroristas, enemigos”.

El balón de ensayo de permitir que la PNP informase vía uno de sus oficiales de más alto rango, su inclusión motora en la marcha, elevó la especulación de qué se está haciendo y el porqué de las supuestas razones valederas para semejante cometido.

El riesgo es evidente y dicho en los términos más serenos posibles.

Si el asunto viene desde muy arriba, quienes estén en esa locación, mañana o pasado y de acuerdo a sus preferencias o simpatías, podrían hacer lo mismo pero con otras motivaciones. Verbi gracia: marchemos en apoyo a los zurdos; en respaldo a los diestros; por solidaridad con los huérfanos; por afinidad con todos los que miden más de 1.70 mts.; por comunidad con los sietemesinos; o identificación con los de nariz larga o piernicortos. Y absurdos y pretextos sobran.

¿Ganaría algo la sociedad peruana, de suyo un mosaico inmenso de voces y pareceres inconexos desde siempre? Ni la corrupción o el desconcierto nacieron hace poco o por la gracia política de seres anormales y odiadores del Perú. Existen esas condiciones disolventes y corrosivas perennes.

¿Qué piensa alguien del Altiplano si se lo junta con un lugareño de Talara, por dar un ejemplo? Es legítimo opinar porque es poco lo que tienen en común, salvo una bandera, un himno y una historia que es a la vez, demasiadas historias simultáneas, ninguna parecida a la otra.

Si se manipula a un cuerpo policial que tiene misiones específicas, muchas muy sacrificadas y hasta sublimes, se planta en la base de esa institución, la explosión libre para que cada quien haga lo que le parezca mejor o más conveniente o en favor de su interés particular. El colectivo estaría, primero rajado y en camino a los añicos irreparables.

Entonces los del norte chico, podrían tener sus propios ídolos y lecturas. Los del sur, temas muy distintos. Los de la Selva, acaso prefirieran la secesión como hay lecturas absurdas en el sur porque serían engullidos por otro sur geopolíticamente más hambriento desde siempre. ¿La historia al revés?

Los insensatos que se entusiasman con las brisas pasajeras, olvidan con frecuencia que quien siembra vientos, cosecha tempestades.

En tiempos cuando el terrorismo asolaba al país, las respuestas del Estado vía sus gobiernos, fueron también duras y mortíferas. No pocas poblaciones fueron víctimas del fuego cruzado cuyo único saldo fue la muerte de miles de compatriotas.

Las marchas y sus riesgos disolventes no pueden ser descartados como parte del análisis. En un país tan fragmentado, el juego letal del teléfono malogrado que comienza en A y termina en Z, con sus intermedios claroscuros, sólo destruye lo precaria que es la sociedad peruana.

Los consejeros de inteligencia no debieran presumir que son los únicos que poseen algo en el cerebro. Hay mucha gente, más hábil y al servicio de la noble causa de cautelar la heredad nacional y su destino, porque el porvenir nos debe una victoria, que se da cuenta de estos balones de ensayo so pretexto de la “defensa de la democracia” en cuyo nombre se cometen ¡muchos crímenes!

¿Qué hacen los partidos? Partidos están, incapaces de organizar bases leales y sólidas, presas de pandillas y sus dirigencias mediocres, sin porvenir ni esperanza, porque todos han sido parte del desmadre cuando tuvieron acceso a puestos de poder.

Que la sociedad quede claramente notificada de cómo se mueven las piezas en este ajedrez político que tiene mucho de ruin y poco de savia benéfica. Amén.

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3 de enero del 2023

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El hecho que el ministro del Interior haya comunicado que la PNP no auspicia u organiza ninguna marcha como la de hoy, no redime del tinte oficialista y urgente de que se quiere cubrir una administración que en menos de 30 días tiene sobre sí el doloroso saldo de 30 muertos por balas militares.

Rompamos el pacto infame y tácito de hablar a media voz.

El gobierno impulsa lo que a su juicio es más beneficioso para su régimen y la marcha con el nombre de pacificación, difícilmente encontraría oposición. A menos que se considere como enemigos de la tranquilidad pública o la concordia nacional, a todos aquellos que sí han acordado protestar o continuar el movimiento.

Me atrevo a pensar que una clave radica allí: los que protestan equivalen a la violencia, al desmán, a la destrucción de la cosa pública y privada. Por tanto merecen, por anticipado, la censura y condena. Algunos, los que ejercen su derecho ciudadano, carecen de cualquier legalidad porque ya están clasificados como “violentistas, terroristas, enemigos”.

El balón de ensayo de permitir que la PNP informase vía uno de sus oficiales de más alto rango, su inclusión motora en la marcha, elevó la especulación de qué se está haciendo y el porqué de las supuestas razones valederas para semejante cometido.

El riesgo es evidente y dicho en los términos más serenos posibles.

Si el asunto viene desde muy arriba, quienes estén en esa locación, mañana o pasado y de acuerdo a sus preferencias o simpatías, podrían hacer lo mismo pero con otras motivaciones. Verbi gracia: marchemos en apoyo a los zurdos; en respaldo a los diestros; por solidaridad con los huérfanos; por afinidad con todos los que miden más de 1.70 mts.; por comunidad con los sietemesinos; o identificación con los de nariz larga o piernicortos. Y absurdos y pretextos sobran.

¿Ganaría algo la sociedad peruana, de suyo un mosaico inmenso de voces y pareceres inconexos desde siempre? Ni la corrupción o el desconcierto nacieron hace poco o por la gracia política de seres anormales y odiadores del Perú. Existen esas condiciones disolventes y corrosivas perennes.

¿Qué piensa alguien del Altiplano si se lo junta con un lugareño de Talara, por dar un ejemplo? Es legítimo opinar porque es poco lo que tienen en común, salvo una bandera, un himno y una historia que es a la vez, demasiadas historias simultáneas, ninguna parecida a la otra.

Si se manipula a un cuerpo policial que tiene misiones específicas, muchas muy sacrificadas y hasta sublimes, se planta en la base de esa institución, la explosión libre para que cada quien haga lo que le parezca mejor o más conveniente o en favor de su interés particular. El colectivo estaría, primero rajado y en camino a los añicos irreparables.

Entonces los del norte chico, podrían tener sus propios ídolos y lecturas. Los del sur, temas muy distintos. Los de la Selva, acaso prefirieran la secesión como hay lecturas absurdas en el sur porque serían engullidos por otro sur geopolíticamente más hambriento desde siempre. ¿La historia al revés?

Los insensatos que se entusiasman con las brisas pasajeras, olvidan con frecuencia que quien siembra vientos, cosecha tempestades.

En tiempos cuando el terrorismo asolaba al país, las respuestas del Estado vía sus gobiernos, fueron también duras y mortíferas. No pocas poblaciones fueron víctimas del fuego cruzado cuyo único saldo fue la muerte de miles de compatriotas.

Las marchas y sus riesgos disolventes no pueden ser descartados como parte del análisis. En un país tan fragmentado, el juego letal del teléfono malogrado que comienza en A y termina en Z, con sus intermedios claroscuros, sólo destruye lo precaria que es la sociedad peruana.

Los consejeros de inteligencia no debieran presumir que son los únicos que poseen algo en el cerebro. Hay mucha gente, más hábil y al servicio de la noble causa de cautelar la heredad nacional y su destino, porque el porvenir nos debe una victoria, que se da cuenta de estos balones de ensayo so pretexto de la “defensa de la democracia” en cuyo nombre se cometen ¡muchos crímenes!

¿Qué hacen los partidos? Partidos están, incapaces de organizar bases leales y sólidas, presas de pandillas y sus dirigencias mediocres, sin porvenir ni esperanza, porque todos han sido parte del desmadre cuando tuvieron acceso a puestos de poder.

Que la sociedad quede claramente notificada de cómo se mueven las piezas en este ajedrez político que tiene mucho de ruin y poco de savia benéfica. Amén.

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