Política

¡Lobotomía desde los miedos de comunicación!

hcmujica@gmail.com
lobotomía
17 de noviembre del 2023

Informe
Señal de Alerta-Herbert Mujica Rojas
18-11-2023

¡Lobotomía desde los miedos de comunicación!

Si los miedos de comunicación lo hicieran a propósito, no podrían efectuarlo mejor. Doy por descontado que no hay, tras los ríos de sangre, plan o confabulación con el avieso propósito de lobotomizar a la ciudadanía o estupidizarla del todo.

La tarea de lobotomización que acometen estos miedos (Galeano dixit), es pura casualidad, muy conveniente, eso sí, a las gavillas retrógradas que dicen gobernar.

Este procedimiento (lobotomía), se refiere comúnmente a toda clase de cirugías en los lóbulos frontales del cerebro, prefrontal —también llamada leucotomía—, frontal, temporal y parietal; sin embargo, debe llamarse propiamente lobotomía a la destrucción de las vías nerviosas sin extirpación, y lobectomía cuando sí haya extirpación.

Cada crimen que se narra, se muestra o se describe con delectación escabrosa, acostumbra a los peruanos oyentes, televidentes o lectores, a convivir con sucesos "normales" que dan cuenta de cómo se ofende y ultima la vida del prójimo en calles, plazas y en todo sitio a lo largo y ancho del país.

La fina dicción de los locutores alcanza cumbres morbosas cuando profundiza en los detalles de cada violación, acuchillamiento o asesinato por encargo. Lejos de mostrar prudente sentido crítico, los hombres de prensa caminan por alamedas que dan por cotidiano que al vecino del frente le acribillaron con no menos de una docena de balazos, o que a la conocida de la otra cuadra, luego de arrastrarla y golpearla a puntapiés y trompadas, la dejaron medio muerta o completamente inerte.

Como los valores de dignidad, protesta, igualdad ante la ley, sindéresis en el comportamiento público y privado, son tomados en cuenta de relansina y para cumplir, el ciudadano empieza a adentrar toda la escatología de la sociedad, la hace suya y asiente bobamente cuando los menores hacen trampa, agreden injustificadamente, mienten y roban.

Una sociedad que cultiva a delincuentes infantiles NO puede aspirar a tener grandes líderes en la conducción del país, sino a los monreros y delincuentes que cada cierto tiempo democrático, asaltan las alforjas de la cansada ubre del Estado peruano.

Y una forma de hacerlo es cuando ganapanes que nadie respeta, deciden “ignorar” el referéndum del 2018 que prohibió la reelección parlamentaria y la reinstauración del Senado.

Los mandarines que fungen de periodistas suelen decir: donde manda capitán no manda marinero. Y los subordinados sólo tienen que cumplir órdenes, mostrar imposturas, expedirse como autómatas castrados y sin cerebro, porque lo contrario significaría que pierdan sus sueldos y pitanzas.

La información cede paso al atropello de la libertad de empresa exaltadora de "verdades" -que son siempre mentiras- que requieren ser dadas por ciertas porque de eso se trata el negocio de los miedos de comunicación.

En los últimos 90 días, el cúmulo de ajustes de cuentas, asaltos violentos, estupros y feminicidios van a la par con las cuentas secretas producto de negociados innobles de que son fautores personajes en muy altos cargos y responsabilidades.

No faltará el cretino que exclame que en todas partes del mundo es igual. Ante ello la pregunta obligatoria debiera ser: ¿por causa de qué tenemos que aguantar estos vómitos diarios que NO construyen una nación y mucho menos enriquecen el civismo ciudadano?

¿Por qué no se debate en torno al recurso no renovable del petróleo que Perú importa en cantidades inmensas aumentando el déficit energético del país?

¿A qué debemos que vastos sectores juveniles, promotores de emprendimientos y generación de puestos de trabajo con las dinámicas de ideas geniales e inversión, carezcan de planteamientos orgánicos como política de Estado para los próximos 100 años?

¿A qué cerebros pálidos debemos que los niveles presupuestales en Salud y Educación constituyan guarismos vergonzosos que se reflejan en la calidad de esos servicios?

La estupidización o lobotomización de una sociedad no resulta difícil si la concertación, tácita o real, de los miedos de comunicación, martillea el cerebro envilecido de los peruanos y le introduce en un mundo en que el reino del hampa es lo natural y no lo reprobable.

No extrañe pues que grandes monreros, ladrones de cuello y corbata, delincuentes de fina estampa, hagan de sus trapacerías, leyes no escritas pero acostumbradas en el país.

Temas para pensar. Y, diría, para combatir y pulverizar. Así es como se lobotomiza a la ciudadanía.

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18-11-2023

¡Lobotomía desde los miedos de comunicación!

Si los miedos de comunicación lo hicieran a propósito, no podrían efectuarlo mejor. Doy por descontado que no hay, tras los ríos de sangre, plan o confabulación con el avieso propósito de lobotomizar a la ciudadanía o estupidizarla del todo.

La tarea de lobotomización que acometen estos miedos (Galeano dixit), es pura casualidad, muy conveniente, eso sí, a las gavillas retrógradas que dicen gobernar.

Este procedimiento (lobotomía), se refiere comúnmente a toda clase de cirugías en los lóbulos frontales del cerebro, prefrontal —también llamada leucotomía—, frontal, temporal y parietal; sin embargo, debe llamarse propiamente lobotomía a la destrucción de las vías nerviosas sin extirpación, y lobectomía cuando sí haya extirpación.

Cada crimen que se narra, se muestra o se describe con delectación escabrosa, acostumbra a los peruanos oyentes, televidentes o lectores, a convivir con sucesos "normales" que dan cuenta de cómo se ofende y ultima la vida del prójimo en calles, plazas y en todo sitio a lo largo y ancho del país.

La fina dicción de los locutores alcanza cumbres morbosas cuando profundiza en los detalles de cada violación, acuchillamiento o asesinato por encargo. Lejos de mostrar prudente sentido crítico, los hombres de prensa caminan por alamedas que dan por cotidiano que al vecino del frente le acribillaron con no menos de una docena de balazos, o que a la conocida de la otra cuadra, luego de arrastrarla y golpearla a puntapiés y trompadas, la dejaron medio muerta o completamente inerte.

Como los valores de dignidad, protesta, igualdad ante la ley, sindéresis en el comportamiento público y privado, son tomados en cuenta de relansina y para cumplir, el ciudadano empieza a adentrar toda la escatología de la sociedad, la hace suya y asiente bobamente cuando los menores hacen trampa, agreden injustificadamente, mienten y roban.

Una sociedad que cultiva a delincuentes infantiles NO puede aspirar a tener grandes líderes en la conducción del país, sino a los monreros y delincuentes que cada cierto tiempo democrático, asaltan las alforjas de la cansada ubre del Estado peruano.

Y una forma de hacerlo es cuando ganapanes que nadie respeta, deciden “ignorar” el referéndum del 2018 que prohibió la reelección parlamentaria y la reinstauración del Senado.

Los mandarines que fungen de periodistas suelen decir: donde manda capitán no manda marinero. Y los subordinados sólo tienen que cumplir órdenes, mostrar imposturas, expedirse como autómatas castrados y sin cerebro, porque lo contrario significaría que pierdan sus sueldos y pitanzas.

La información cede paso al atropello de la libertad de empresa exaltadora de "verdades" -que son siempre mentiras- que requieren ser dadas por ciertas porque de eso se trata el negocio de los miedos de comunicación.

En los últimos 90 días, el cúmulo de ajustes de cuentas, asaltos violentos, estupros y feminicidios van a la par con las cuentas secretas producto de negociados innobles de que son fautores personajes en muy altos cargos y responsabilidades.

No faltará el cretino que exclame que en todas partes del mundo es igual. Ante ello la pregunta obligatoria debiera ser: ¿por causa de qué tenemos que aguantar estos vómitos diarios que NO construyen una nación y mucho menos enriquecen el civismo ciudadano?

¿Por qué no se debate en torno al recurso no renovable del petróleo que Perú importa en cantidades inmensas aumentando el déficit energético del país?

¿A qué debemos que vastos sectores juveniles, promotores de emprendimientos y generación de puestos de trabajo con las dinámicas de ideas geniales e inversión, carezcan de planteamientos orgánicos como política de Estado para los próximos 100 años?

¿A qué cerebros pálidos debemos que los niveles presupuestales en Salud y Educación constituyan guarismos vergonzosos que se reflejan en la calidad de esos servicios?

La estupidización o lobotomización de una sociedad no resulta difícil si la concertación, tácita o real, de los miedos de comunicación, martillea el cerebro envilecido de los peruanos y le introduce en un mundo en que el reino del hampa es lo natural y no lo reprobable.

No extrañe pues que grandes monreros, ladrones de cuello y corbata, delincuentes de fina estampa, hagan de sus trapacerías, leyes no escritas pero acostumbradas en el país.

Temas para pensar. Y, diría, para combatir y pulverizar. Así es como se lobotomiza a la ciudadanía.

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