Política

¡Auto-suprímanse!

hcmujica@gmail.com
¡Auto-suprímanse!
¡Auto-suprímanse!
26 de diciembre del 2022

¡Auto-suprímanse!

El jefe del gabinete, Luis Otárola, empieza a revelar sus genuinos proyectos. Afirmó que el Ejecutivo persigue que el Congreso decida por una entidad bicameral. Y como fundamentación dijo que se requieren “leyes de calidad”.

Bueno precisar que Otárola se ha referido al Congreso golpista actual, al que integran decenas de ciudadanos que han hecho todos los esfuerzos por mostrar su mediocridad congénita, luces raquíticas para la exégesis política, cultural, social, antroposociogeográfica. En buena cuenta, ilustres ceros a la izquierda.

Eso nos dice mucho de las ambiciones del señor Otárola y su novísimo gabinete. Una primera e indispensable pregunta constituiría ¿y los 29-30 muertos a balazos por disparos criminales?

Muchos años atrás, don Manuel González Prada, aludiendo a un Congreso de su tiempo escribió en Nuestros Legisladores, Horas de Lucha 1906:

“Entonces ¿de qué nos sirven los Congresos? ¿Por qué, en lugar de discutir la disminución o el aumento de las dietas, no ponen en tela de juicio la necesidad y conveniencia de suprimirse? ¡Qué han de hacerlo! Senadurías y diputaciones dejan de ser cargos temporales y van concluyendo por constituir prebendas inamovibles, feudos hereditarios, bienes propios de ciertas familias, en determinadas circunscripciones. Hay hombres que, habiendo ejercido por treinta o cuarenta años las funciones de representante, legan a sus hijos o nietos la senaduría o la diputación. No han encontrado la manera de llevarse las curules al otro mundo. Haciendo el solo papel de amenes o turiferarios del Gobierno, los honorables resultan carísimos, tanto por los emolumentos de ley y las propinas extras, como por los favores y canonjías que merodean para sus ahijados, sus electores y sus parientes. Comadrejas de bolsas insondables, llevan consigo a toda su larga parentela de hambrones y desarrapados. En cada miembro del Poder Legislativo hay un enorme parásito con su innumerable colonia de subparásitos, una especie de animal colectivo y omnívoro que succiona los jugos vitales de la Nación.”

El referéndum de diciembre del 2018, sancionó por 13’949,831 votos, contra la bicameralidad. ¿Pretende el señor Otárola desconocer ese contundente resultado o vamos a otra consulta que tendrá, luego de los luctuosos sucesos de sangre de días recientes, iguales o más rotundas cifras?

¿Leyes de calidad? ¡Pamplinas! Aquí lo que desean no pocos zánganos y vividores, es un lugar dónde tener sueldo fijo todos los meses, choferes y gasolina, protocolos a la entrada y a la salida, descuentos especiales, una fuente dineraria para pagar las deudas de campaña, un tabladillo que los saque del eterno anonimato a que su raquítica presencia intelectual los tiene atados. ¡Así de simple!

En fecha tan temprana como 1931, en uno de los debates del Congreso Constituyente de aquel año, el muy valiente legislador aprista Luis Heysen sostuvo que el Congreso era una tribuna de agitación y denuncia, no un fin en sí mismo, sino una herramienta del pueblo que debía usar para el ingreso de grandes temas al debate. Así fue y en febrero de 1932, más de 25 parlamentarios de ese partido, fueron extraídos del hemiciclo y deportados. Eran los tiempos sanguinarios del gobierno de Luis Sánchez Cerro.

La deformación muelle y degradación del Parlamento derivó en que el hemiciclo ya no fuera recinto para la discusión de leyes sino en guarida para vivir tranquilos y, de vez en cuando, asistir y decir: ¡Presente!

O, como ocurrió con este Congreso: casi 18 meses tratando de vacar por todos los medios posibles al ex presidente Pedro Castillo quien les facilitó el asunto con su torpe movimiento, hasta hoy incomprensible, del 7 de diciembre.

¡En buen castellano, mondo y lirondo: ni eso pudieron lograr estos personajes que desean la reelección y un Senado madriguera!

Las contradicciones empiezan a aflorar con más rapidez que lo previsto. La presidente Dina Boluarte ya anunció que el tema de una asamblea constituyente no está agotado. En la otra banda Otárola y la bicameralidad.

Los congresistas actuales hicieron la vida a cuadritos a Pedro Castillo. ¿Cuándo arrancan la campaña contra Boluarte y su asunto inconcluso de la asamblea constituyente?

Deberían recordar que no siempre estarán los embajadores de los imperios listos a darles su bendición. ¿No recuerdan lo que le pasó a Cara de Piña Noriega en Panamá? O, sin ir muy lejos, lo acontecido al ex capitán expulso del EP, Montesinos.

Cuando el limón ya no tiene jugo o no es útil, se los ¡bota a la basura!

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El jefe del gabinete, Luis Otárola, empieza a revelar sus genuinos proyectos. Afirmó que el Ejecutivo persigue que el Congreso decida por una entidad bicameral. Y como fundamentación dijo que se requieren “leyes de calidad”.

Bueno precisar que Otárola se ha referido al Congreso golpista actual, al que integran decenas de ciudadanos que han hecho todos los esfuerzos por mostrar su mediocridad congénita, luces raquíticas para la exégesis política, cultural, social, antroposociogeográfica. En buena cuenta, ilustres ceros a la izquierda.

Eso nos dice mucho de las ambiciones del señor Otárola y su novísimo gabinete. Una primera e indispensable pregunta constituiría ¿y los 29-30 muertos a balazos por disparos criminales?

Muchos años atrás, don Manuel González Prada, aludiendo a un Congreso de su tiempo escribió en Nuestros Legisladores, Horas de Lucha 1906:

“Entonces ¿de qué nos sirven los Congresos? ¿Por qué, en lugar de discutir la disminución o el aumento de las dietas, no ponen en tela de juicio la necesidad y conveniencia de suprimirse? ¡Qué han de hacerlo! Senadurías y diputaciones dejan de ser cargos temporales y van concluyendo por constituir prebendas inamovibles, feudos hereditarios, bienes propios de ciertas familias, en determinadas circunscripciones. Hay hombres que, habiendo ejercido por treinta o cuarenta años las funciones de representante, legan a sus hijos o nietos la senaduría o la diputación. No han encontrado la manera de llevarse las curules al otro mundo. Haciendo el solo papel de amenes o turiferarios del Gobierno, los honorables resultan carísimos, tanto por los emolumentos de ley y las propinas extras, como por los favores y canonjías que merodean para sus ahijados, sus electores y sus parientes. Comadrejas de bolsas insondables, llevan consigo a toda su larga parentela de hambrones y desarrapados. En cada miembro del Poder Legislativo hay un enorme parásito con su innumerable colonia de subparásitos, una especie de animal colectivo y omnívoro que succiona los jugos vitales de la Nación.”

El referéndum de diciembre del 2018, sancionó por 13’949,831 votos, contra la bicameralidad. ¿Pretende el señor Otárola desconocer ese contundente resultado o vamos a otra consulta que tendrá, luego de los luctuosos sucesos de sangre de días recientes, iguales o más rotundas cifras?

¿Leyes de calidad? ¡Pamplinas! Aquí lo que desean no pocos zánganos y vividores, es un lugar dónde tener sueldo fijo todos los meses, choferes y gasolina, protocolos a la entrada y a la salida, descuentos especiales, una fuente dineraria para pagar las deudas de campaña, un tabladillo que los saque del eterno anonimato a que su raquítica presencia intelectual los tiene atados. ¡Así de simple!

En fecha tan temprana como 1931, en uno de los debates del Congreso Constituyente de aquel año, el muy valiente legislador aprista Luis Heysen sostuvo que el Congreso era una tribuna de agitación y denuncia, no un fin en sí mismo, sino una herramienta del pueblo que debía usar para el ingreso de grandes temas al debate. Así fue y en febrero de 1932, más de 25 parlamentarios de ese partido, fueron extraídos del hemiciclo y deportados. Eran los tiempos sanguinarios del gobierno de Luis Sánchez Cerro.

La deformación muelle y degradación del Parlamento derivó en que el hemiciclo ya no fuera recinto para la discusión de leyes sino en guarida para vivir tranquilos y, de vez en cuando, asistir y decir: ¡Presente!

O, como ocurrió con este Congreso: casi 18 meses tratando de vacar por todos los medios posibles al ex presidente Pedro Castillo quien les facilitó el asunto con su torpe movimiento, hasta hoy incomprensible, del 7 de diciembre.

¡En buen castellano, mondo y lirondo: ni eso pudieron lograr estos personajes que desean la reelección y un Senado madriguera!

Las contradicciones empiezan a aflorar con más rapidez que lo previsto. La presidente Dina Boluarte ya anunció que el tema de una asamblea constituyente no está agotado. En la otra banda Otárola y la bicameralidad.

Los congresistas actuales hicieron la vida a cuadritos a Pedro Castillo. ¿Cuándo arrancan la campaña contra Boluarte y su asunto inconcluso de la asamblea constituyente?

Deberían recordar que no siempre estarán los embajadores de los imperios listos a darles su bendición. ¿No recuerdan lo que le pasó a Cara de Piña Noriega en Panamá? O, sin ir muy lejos, lo acontecido al ex capitán expulso del EP, Montesinos.

Cuando el limón ya no tiene jugo o no es útil, se los ¡bota a la basura!

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