Informe
Señal de Alerta-Herbert Mujica Rojas
6-12-2023
¿Sólo Alan destruyó al Apra?
Con título idéntico, el 29-2-2012, publiqué un artículo cuyas líneas centrales reproduzco y que en esencia ratifican el contenido fundamental de entonces: no sólo Alan García Pérez destruyó al Apra, lo hizo con la colaboración esforzada del señor Jorge del Castillo.
Ayer, el mencionado, ofició de defensor de la fiscal de la Nación, Patricia Benavides, dama que o estaba demasiado nerviosa o sabe que hay mucha mugre que desbrozar en cuanto se viene diciendo y afirmando respecto de su controvertida y muy opaca gestión.
Si los de Alfonso Ugarte 1012, guardaban esperanza que su participación electoral el 2026, acaso arañara un mínimo decente, luego de esta acción de Del Castillo, es probable que comprendan que alinearse con lo torcido no sólo es anti-histórico, también muy reaccionario.
Recordemos el artículo del 2012 que, dicho sea de paso, no recibió respuesta o refutación desde entonces.
“La especie, tímida o a voz en cuello, es alentada por los simpatizantes del muy desprestigiado Jorge del Castillo y pretende atribuir el envilecimiento, la puesta en valor del ejercicio político y la debacle terminal que pulveriza al Apra, con exclusividad al ex presidente Alan García Pérez. Lo divertido del asunto es que ¡ninguno de los que afirma la monserga puede tirar la piedra y esconder su vergonzoso pasado adláter del robusto Midas al revés que es Alan García Pérez!
De fraternidad colectiva que cantaba himnos, evocaba a mártires y hacía reminiscencia de una lucha que por largos años sólo tuvo tres opciones: encierro, destierro y entierro, gracias a la comercialización de la política que hicieron Alan y Jorge del Castillo, al alimón, por teléfono, consigna o conveniencia entrambos, hoy el Apra empequeñecida hasta el ridículo no cuenta en la escena nacional y si se atreviera a hacer un enjuiciamiento o análisis, lo más que recibiría acaso fuera una sonrisa de piedad y la demoledora acusación de ¡rateros!
¿O es que acaso el militante aprista no siente sobre sí la mirada reprobatoria y de asco de todo el resto de la comunidad política nacional? Deducir que todos los apristas son ladrones, es una infamia. Pero colegir que sí hay unos cuantos pícaros que hicieron de la política vil negociado culpable, es una afirmación incontestable.
La crisis moral del Apra tiene los ribetes ominosos de un cáncer terminal. La sartén le dice a la olla: no me tiznes y los que debaten, de uno y otro lado, son unánimemente beneficiarios de coyunturas que les procuraron casas, autos, viajes, patrimonio a nombre de segundos, terceros o cuartos y buena vida con riquezas que nunca podrán explicar por más Poderes Judiciales que extiendan certificados fraudulentos de buena conducta.
Ya destruyó Alan García al Apra y en este ejercicio nefasto contó con la anuencia y ayuda obrera de Jorge del Castillo. Son socios aunque a veces las diferencias de matiz los alejen por los caminos vulgares de la reyerta o el enfrentamiento a cuchilladas. Ninguno de los dos cruzaría el Rubicón de revelar más secretos que entre ellos conocen. La dependencia y supervivencia los juntan y hermanan al margen de cosméticas y fintas que ya no engañan del todo.
¿Sólo Alan destruyó al Apra? La respuesta es no. En este aniquilamiento participaron muchos que tuvieron ilusión y con el tiempo o dejaron la opción alanista o fueron expectorados de la misma. Quedaron quienes fueron correas de transmisión y los que escogieron el camino del asalto y la estafa en todas sus modalidades.
¿De qué se acusa a los apristas? ¿no es acaso cierto que por la acción innoble de unos cuantos forajidos ladrones y monreros, a todos los apristas se les considera vulgares delincuentes? ¡Que expliquen, tanto García Pérez como del Castillo por causa de qué esta voz popular que resuena a lo largo y ancho del país y que volvió microscópico al Apra!
Alguna vez Haya de la Torre refiriéndose, a Alan García Pérez, me dijo: “este tipo es raro, se guarda los documentos” y entonces, muy joven, no aquilaté la sentencia. Todas las imposturas vinieron después: falsificación de fotos como la que apareció en Caretas y que mostraba a Alan García al pie de la cama de Víctor Raúl, lugar al que no accedió; el fraude del Congreso electoral de 1979, la balacera del Congreso en Trujillo en 1980, las derrotas múltiples y humillantes y a posteriori su meteórica carrera que le llevó a la presidencia en dos períodos: 1985-1990 y 2006-2011.
A los apristas sólo queda una acción revolucionaria: licenciar a los fautores de la tragedia partidaria y botarlos. Que no llame la atención que pronto encuentren tienda y recursos para seguir de cazapuestos y canonjías en Palacio. De otro modo, seguirá la dolorosa y cruel agonía que todos niegan pero que nadie deja de observar con amargura.
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Señal de Alerta-Herbert Mujica Rojas
6-12-2023
¿Sólo Alan destruyó al Apra?
Con título idéntico, el 29-2-2012, publiqué un artículo cuyas líneas centrales reproduzco y que en esencia ratifican el contenido fundamental de entonces: no sólo Alan García Pérez destruyó al Apra, lo hizo con la colaboración esforzada del señor Jorge del Castillo.
Ayer, el mencionado, ofició de defensor de la fiscal de la Nación, Patricia Benavides, dama que o estaba demasiado nerviosa o sabe que hay mucha mugre que desbrozar en cuanto se viene diciendo y afirmando respecto de su controvertida y muy opaca gestión.
Si los de Alfonso Ugarte 1012, guardaban esperanza que su participación electoral el 2026, acaso arañara un mínimo decente, luego de esta acción de Del Castillo, es probable que comprendan que alinearse con lo torcido no sólo es anti-histórico, también muy reaccionario.
Recordemos el artículo del 2012 que, dicho sea de paso, no recibió respuesta o refutación desde entonces.
“La especie, tímida o a voz en cuello, es alentada por los simpatizantes del muy desprestigiado Jorge del Castillo y pretende atribuir el envilecimiento, la puesta en valor del ejercicio político y la debacle terminal que pulveriza al Apra, con exclusividad al ex presidente Alan García Pérez. Lo divertido del asunto es que ¡ninguno de los que afirma la monserga puede tirar la piedra y esconder su vergonzoso pasado adláter del robusto Midas al revés que es Alan García Pérez!
De fraternidad colectiva que cantaba himnos, evocaba a mártires y hacía reminiscencia de una lucha que por largos años sólo tuvo tres opciones: encierro, destierro y entierro, gracias a la comercialización de la política que hicieron Alan y Jorge del Castillo, al alimón, por teléfono, consigna o conveniencia entrambos, hoy el Apra empequeñecida hasta el ridículo no cuenta en la escena nacional y si se atreviera a hacer un enjuiciamiento o análisis, lo más que recibiría acaso fuera una sonrisa de piedad y la demoledora acusación de ¡rateros!
¿O es que acaso el militante aprista no siente sobre sí la mirada reprobatoria y de asco de todo el resto de la comunidad política nacional? Deducir que todos los apristas son ladrones, es una infamia. Pero colegir que sí hay unos cuantos pícaros que hicieron de la política vil negociado culpable, es una afirmación incontestable.
La crisis moral del Apra tiene los ribetes ominosos de un cáncer terminal. La sartén le dice a la olla: no me tiznes y los que debaten, de uno y otro lado, son unánimemente beneficiarios de coyunturas que les procuraron casas, autos, viajes, patrimonio a nombre de segundos, terceros o cuartos y buena vida con riquezas que nunca podrán explicar por más Poderes Judiciales que extiendan certificados fraudulentos de buena conducta.
Ya destruyó Alan García al Apra y en este ejercicio nefasto contó con la anuencia y ayuda obrera de Jorge del Castillo. Son socios aunque a veces las diferencias de matiz los alejen por los caminos vulgares de la reyerta o el enfrentamiento a cuchilladas. Ninguno de los dos cruzaría el Rubicón de revelar más secretos que entre ellos conocen. La dependencia y supervivencia los juntan y hermanan al margen de cosméticas y fintas que ya no engañan del todo.
¿Sólo Alan destruyó al Apra? La respuesta es no. En este aniquilamiento participaron muchos que tuvieron ilusión y con el tiempo o dejaron la opción alanista o fueron expectorados de la misma. Quedaron quienes fueron correas de transmisión y los que escogieron el camino del asalto y la estafa en todas sus modalidades.
¿De qué se acusa a los apristas? ¿no es acaso cierto que por la acción innoble de unos cuantos forajidos ladrones y monreros, a todos los apristas se les considera vulgares delincuentes? ¡Que expliquen, tanto García Pérez como del Castillo por causa de qué esta voz popular que resuena a lo largo y ancho del país y que volvió microscópico al Apra!
Alguna vez Haya de la Torre refiriéndose, a Alan García Pérez, me dijo: “este tipo es raro, se guarda los documentos” y entonces, muy joven, no aquilaté la sentencia. Todas las imposturas vinieron después: falsificación de fotos como la que apareció en Caretas y que mostraba a Alan García al pie de la cama de Víctor Raúl, lugar al que no accedió; el fraude del Congreso electoral de 1979, la balacera del Congreso en Trujillo en 1980, las derrotas múltiples y humillantes y a posteriori su meteórica carrera que le llevó a la presidencia en dos períodos: 1985-1990 y 2006-2011.
A los apristas sólo queda una acción revolucionaria: licenciar a los fautores de la tragedia partidaria y botarlos. Que no llame la atención que pronto encuentren tienda y recursos para seguir de cazapuestos y canonjías en Palacio. De otro modo, seguirá la dolorosa y cruel agonía que todos niegan pero que nadie deja de observar con amargura.