Política

La lectura, herramienta indispensable

hcmujica@gmail.com
libros
25 de mayo del 2024

Informe
Señal de Alerta-Herbert Mujica Rojas
26-5-2024

La lectura, herramienta indispensable

Tomé nota con interés de varios impulsos académicos de investigación en que estudiantes universitarios se han lanzado con devoción a una tarea: forjar los rudimentos de lectura, su análisis, su adentramiento en parajes literarios y, ciertamente, el enriquecimiento de los talentos y capacidades críticas de los receptores.

Si el Estado es incapaz de cumplir una de sus misiones fundamentales e ineludibles, que jóvenes lo hagan, ya representa de por sí una estupenda apuesta por el porvenir que nos debe muchas victorias al decir del gran maestro Manuel González Prada y también un gesto y gesta encomiables.

En conferencia reciente, la historiadora Carmen McEvoy, subrayó a la educación como uno de los pilares para reivindicar y rescatar al país, su memoria colectiva, valores e historia, tan neciamente olvidadas.

La capacidad crítica sólo se construye poniendo a disposición de los más niños, las herramientas que les provean las habilidades de distinción, opinión, diferenciación. Quien siembra en primavera, cosechará en el decurso de su desarrollo, satisfacciones y observará cómo los adalides empiezan a brotar raudos y firmes, plenos y convictos de sus ideas, también prestos a trocar o renunciar a ellas si encuentran otras superiores. Ese es el valor de la lectura y nada puede reemplazarlo.

Por generaciones la lectura mecánica, sin chance de interpretación o identificación con los derroteros que los autores proponen, ha conseguido seres adormilados, ineptos para distinguir entre lo bueno y lo malo, huérfanos de horizontes nacionales.

He allí una clave que felicito: la lectura, el amor por ésta y la chance de construir civismo con apego a la realidad que nos dicta duras situaciones que hay que superar: Perú debe eliminar el analfabetismo de arriba (de los que saben y se hacen los bobos); y de quienes no tuvieron oportunidad de superar los barruntos más elementales de un ejercicio humano.

Dicho sea de paso, que la lectura siendo ejercicio y dinámica, tampoco deja de ser un derecho. Diría, un derecho humano.

Hasta tres universitarios que culminan sus estudios y están perfeccionando sus trabajos académicos, inquirieron por entrevistas en torno a temas específicos e informativos sobre los cuales solicitaban mi concurso opinante.

En mi caso, es poco o pequeño cuanto sé. Pero me alegra que sirva a ciudadanos que procuran su graduación universitaria.

Volvamos al tema interesante de la investigación.

Motivados los lectores, mejor si es a edad infante, suelta la imaginación sin cortapisas o límites odiosos, los protagonistas de este ejercicio, gozarán de mejores prismas para la ideación de criterios, muchas veces confrontados entre sí.

Pero del choque de los contrarios, advienen resultados creadores y creativos: la eclosión tiene, por fuerza de su sinceridad diáfana, que producir las nuevas flores que refresquen, limpien y pulvericen, a su vez, las avejentadas opciones mediocres que campean en el suelo patrio.

Lo que mal gozamos en Perú con políticos casi simios, balbuceantes de interjecciones y gestos impropios, es producto de una aguda falta de lectura, de enriquecimiento intelectual y la clamorosa ausencia de entrenamiento para la crítica.

En cambio producimos anuentes, insospechables de cualquier construcción lógica e ignorantes vocingleros que confunden el Tratado de Ancón, 1883; con el de Lima del 3 de junio de 1929, ambos con el ríspido telón de fondo de la infausta guerra que nos planteó Chile en 1879.

Y así en diversos escenarios. El peruano ignora en grado sumo su historia. No conoce a valores que desde sus ubicaciones sociales, contribuyeron de manera valiosa con la Patria. Rinde loas a delincuentes construidos por los miedos de comunicación y el dinero de sus clientes y oblitera el mérito genuino de miles de patriotas.

Internet no suple la lectura. La brinda de otro modo, muy cerca del yerro y la equivocación muchas veces involuntaria de “escritores” aficionados. Pero el acriticismo (falta de criterio y respuesta) promueve que la media ciencia se apodere de mentes primarias.

La lectura es una herramienta indispensable, por eso también debe exigirse a los medios de comunicación mesura en los textos, apego a la verdad y exactitud en las informaciones. No sólo en Perú hay cientos de miles de “lectores” cuya fuente es la portada o el resumen noticioso por radio o televisión.

Una última palabra: cuando los ciudadanos retornen a la misión de la lectura desde edad temprana, se atreverán a cruzar el Rubicón que necesita Perú para hacer un monumento formidable contra la ignorancia. Es más, generarán con chispazos resplandecientes, un abrazo generacional que tanta falta hace.

 

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La lectura, herramienta indispensable

Tomé nota con interés de varios impulsos académicos de investigación en que estudiantes universitarios se han lanzado con devoción a una tarea: forjar los rudimentos de lectura, su análisis, su adentramiento en parajes literarios y, ciertamente, el enriquecimiento de los talentos y capacidades críticas de los receptores.

Si el Estado es incapaz de cumplir una de sus misiones fundamentales e ineludibles, que jóvenes lo hagan, ya representa de por sí una estupenda apuesta por el porvenir que nos debe muchas victorias al decir del gran maestro Manuel González Prada y también un gesto y gesta encomiables.

En conferencia reciente, la historiadora Carmen McEvoy, subrayó a la educación como uno de los pilares para reivindicar y rescatar al país, su memoria colectiva, valores e historia, tan neciamente olvidadas.

La capacidad crítica sólo se construye poniendo a disposición de los más niños, las herramientas que les provean las habilidades de distinción, opinión, diferenciación. Quien siembra en primavera, cosechará en el decurso de su desarrollo, satisfacciones y observará cómo los adalides empiezan a brotar raudos y firmes, plenos y convictos de sus ideas, también prestos a trocar o renunciar a ellas si encuentran otras superiores. Ese es el valor de la lectura y nada puede reemplazarlo.

Por generaciones la lectura mecánica, sin chance de interpretación o identificación con los derroteros que los autores proponen, ha conseguido seres adormilados, ineptos para distinguir entre lo bueno y lo malo, huérfanos de horizontes nacionales.

He allí una clave que felicito: la lectura, el amor por ésta y la chance de construir civismo con apego a la realidad que nos dicta duras situaciones que hay que superar: Perú debe eliminar el analfabetismo de arriba (de los que saben y se hacen los bobos); y de quienes no tuvieron oportunidad de superar los barruntos más elementales de un ejercicio humano.

Dicho sea de paso, que la lectura siendo ejercicio y dinámica, tampoco deja de ser un derecho. Diría, un derecho humano.

Hasta tres universitarios que culminan sus estudios y están perfeccionando sus trabajos académicos, inquirieron por entrevistas en torno a temas específicos e informativos sobre los cuales solicitaban mi concurso opinante.

En mi caso, es poco o pequeño cuanto sé. Pero me alegra que sirva a ciudadanos que procuran su graduación universitaria.

Volvamos al tema interesante de la investigación.

Motivados los lectores, mejor si es a edad infante, suelta la imaginación sin cortapisas o límites odiosos, los protagonistas de este ejercicio, gozarán de mejores prismas para la ideación de criterios, muchas veces confrontados entre sí.

Pero del choque de los contrarios, advienen resultados creadores y creativos: la eclosión tiene, por fuerza de su sinceridad diáfana, que producir las nuevas flores que refresquen, limpien y pulvericen, a su vez, las avejentadas opciones mediocres que campean en el suelo patrio.

Lo que mal gozamos en Perú con políticos casi simios, balbuceantes de interjecciones y gestos impropios, es producto de una aguda falta de lectura, de enriquecimiento intelectual y la clamorosa ausencia de entrenamiento para la crítica.

En cambio producimos anuentes, insospechables de cualquier construcción lógica e ignorantes vocingleros que confunden el Tratado de Ancón, 1883; con el de Lima del 3 de junio de 1929, ambos con el ríspido telón de fondo de la infausta guerra que nos planteó Chile en 1879.

Y así en diversos escenarios. El peruano ignora en grado sumo su historia. No conoce a valores que desde sus ubicaciones sociales, contribuyeron de manera valiosa con la Patria. Rinde loas a delincuentes construidos por los miedos de comunicación y el dinero de sus clientes y oblitera el mérito genuino de miles de patriotas.

Internet no suple la lectura. La brinda de otro modo, muy cerca del yerro y la equivocación muchas veces involuntaria de “escritores” aficionados. Pero el acriticismo (falta de criterio y respuesta) promueve que la media ciencia se apodere de mentes primarias.

La lectura es una herramienta indispensable, por eso también debe exigirse a los medios de comunicación mesura en los textos, apego a la verdad y exactitud en las informaciones. No sólo en Perú hay cientos de miles de “lectores” cuya fuente es la portada o el resumen noticioso por radio o televisión.

Una última palabra: cuando los ciudadanos retornen a la misión de la lectura desde edad temprana, se atreverán a cruzar el Rubicón que necesita Perú para hacer un monumento formidable contra la ignorancia. Es más, generarán con chispazos resplandecientes, un abrazo generacional que tanta falta hace.

 

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