
Informe
Señal de Alerta-Herbert Mujica Rojas
9-5-2025
¡A su casa, mediocres!
Pocas veces la historia del Perú ha sido tan vilipendiada y estafada con la presencia inútil de hombres y mujeres bulto que no de Estado. La mediocridad, a todo nivel campea y las matanzas son fiel reflejo que aquí nadie cree en nada.
De cumplirse los cronogramas (nada más inseguro en Perú), en el 2026 tendremos elecciones generales. Podremos enviar a su casa a los ilustres mediocres que habitan el Congreso y, a su vez, elegir un nuevo titular de Palacio.
¿Será verdad tanta belleza? Perú país de poemas y no de realidades, somos capaces de imaginar idílicos episodios cuando tenemos muestras oprobiosas de ser apenas una república bananera.
Preguntar quién o quiénes conducen alternativas, deviene sencillo: a excepción de los mafiosos que han diseñado bien su apoyo, psicosociales y cómo manejar que todo cambie para que todo siga igual: ¡nadie!
Los clubes electorales, alias partidos políticos, viven con la sola ambición de llegar a algún puesto, el que sea, parlamentario, ministro o asesor en el Congreso, portapliegos de algún legiferante, ¡lo que sirva para saciar la ambición del sueldo mensual y el consabido y rentable tráfico de influencias!
Lo irreal es que los integrantes de dichas patotas no aciertan a entender que vivimos a balazo limpio y las justas se dirimen entre las pandillas que tienen ya capturado instituciones del Estado y emergentes que aspiran a lo mismo pero idénticas angurrias depredadoras.
Las pintas gigantescas en las carreteras y en paredes vistosas, son jalones del pasado sin ninguna influencia en la voluntad decisiva del votante hoy.
El afán de hacer presencia no está en sintonía con la aspiración de la sociedad que clama por justicia social, pan y libertad.
¿Qué partido o colectividad puede movilizar a la sola convocatoria, a decenas de miles de personas?
La falta de unidad es consecuencia de no tener líderes con inteligente visión política. Hay que confeccionar un plan mínimo de pelea en todas las tarimas y persuadir al hombre y mujer corriente que la alternativa no pasa por los delincuentes de siempre.
El drama peruano es que vivimos, más o menos, más de 200 años en estos vaivenes destructivos que se reflejan en las decenas de miles de jóvenes que se van del país a buscar futuros ignotos.
Mientras que dure la presente administración de Dina Boluarte, el diseño impopular proseguirá su obsequiosa política de regalar o rematar los bienes y patrimonio del pueblo.
El deleznable pronorteamericanismo del canciller Schialer y el entreguismo sin rubores practica en Puerto Chancay sin estudio severo de las condiciones geopolíticas y variables del mundo actual, nos empiezan a pasar la factura que es muy cara.
¿Y qué hacen los clubes electorales? Nada. Muy poco. Los que ya fueron parlamentarios y saben del tráfico de influencias se manejan como peces en el agua y se infiltran o quieren hacerlo por el estipendio y el dinero negro.
La ciudadanía carece de mensajes o ideas fuerza que le instruyan sobre la lucha política. ¿Creerán los intonsos que los privilegiados se van a ir así porque sí de donde están? Grueso error: ¡por plata matan!
Una renovación radical, el licenciamiento vitalicio de no pocas momias o sospechosos de haberse enriquecido desde el Estado, se aguarda en las agrupaciones políticas.
En 1945, para vencer la candidatura oficialista de Eloy Ureta, el pueblo se organizó en el Frente Democrático Nacional, cuyo candidato fue José Luis Bustamante y Rivero, jurista que sacó el doble de votos que su contendor.
El misterio de la no candidatura de Víctor Raúl Haya de la Torre, ese año y en esa ocasión, aún permanece en algún arcano no encontrado hasta hoy.
Pero he allí que era fundamental unir esfuerzos y si bien la columna vertebral del FDN, era el Apra de esa época, también concursaron otras fuerzas políticas minoritarias.
La unión hace la fuerza. En lugar de perder el tiempo en bagatelas, ambiciones de parroquias y naderías improductivas, bien harían los grupos políticos en pensar en serio cómo ganar todas las competiciones.
Pecar de divisionismo es volver a regalar a la antipatria, el manubrio de la nación y esto sí garantiza que el país inunde sus confines de más violencia, desigualdad y perdición de las oportunidades del mundo contemporáneo.
¡A su casa, mediocres!

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Señal de Alerta-Herbert Mujica Rojas
9-5-2025
¡A su casa, mediocres!
Pocas veces la historia del Perú ha sido tan vilipendiada y estafada con la presencia inútil de hombres y mujeres bulto que no de Estado. La mediocridad, a todo nivel campea y las matanzas son fiel reflejo que aquí nadie cree en nada.
De cumplirse los cronogramas (nada más inseguro en Perú), en el 2026 tendremos elecciones generales. Podremos enviar a su casa a los ilustres mediocres que habitan el Congreso y, a su vez, elegir un nuevo titular de Palacio.
¿Será verdad tanta belleza? Perú país de poemas y no de realidades, somos capaces de imaginar idílicos episodios cuando tenemos muestras oprobiosas de ser apenas una república bananera.
Preguntar quién o quiénes conducen alternativas, deviene sencillo: a excepción de los mafiosos que han diseñado bien su apoyo, psicosociales y cómo manejar que todo cambie para que todo siga igual: ¡nadie!
Los clubes electorales, alias partidos políticos, viven con la sola ambición de llegar a algún puesto, el que sea, parlamentario, ministro o asesor en el Congreso, portapliegos de algún legiferante, ¡lo que sirva para saciar la ambición del sueldo mensual y el consabido y rentable tráfico de influencias!
Lo irreal es que los integrantes de dichas patotas no aciertan a entender que vivimos a balazo limpio y las justas se dirimen entre las pandillas que tienen ya capturado instituciones del Estado y emergentes que aspiran a lo mismo pero idénticas angurrias depredadoras.
Las pintas gigantescas en las carreteras y en paredes vistosas, son jalones del pasado sin ninguna influencia en la voluntad decisiva del votante hoy.
El afán de hacer presencia no está en sintonía con la aspiración de la sociedad que clama por justicia social, pan y libertad.
¿Qué partido o colectividad puede movilizar a la sola convocatoria, a decenas de miles de personas?
La falta de unidad es consecuencia de no tener líderes con inteligente visión política. Hay que confeccionar un plan mínimo de pelea en todas las tarimas y persuadir al hombre y mujer corriente que la alternativa no pasa por los delincuentes de siempre.
El drama peruano es que vivimos, más o menos, más de 200 años en estos vaivenes destructivos que se reflejan en las decenas de miles de jóvenes que se van del país a buscar futuros ignotos.
Mientras que dure la presente administración de Dina Boluarte, el diseño impopular proseguirá su obsequiosa política de regalar o rematar los bienes y patrimonio del pueblo.
El deleznable pronorteamericanismo del canciller Schialer y el entreguismo sin rubores practica en Puerto Chancay sin estudio severo de las condiciones geopolíticas y variables del mundo actual, nos empiezan a pasar la factura que es muy cara.
¿Y qué hacen los clubes electorales? Nada. Muy poco. Los que ya fueron parlamentarios y saben del tráfico de influencias se manejan como peces en el agua y se infiltran o quieren hacerlo por el estipendio y el dinero negro.
La ciudadanía carece de mensajes o ideas fuerza que le instruyan sobre la lucha política. ¿Creerán los intonsos que los privilegiados se van a ir así porque sí de donde están? Grueso error: ¡por plata matan!
Una renovación radical, el licenciamiento vitalicio de no pocas momias o sospechosos de haberse enriquecido desde el Estado, se aguarda en las agrupaciones políticas.
En 1945, para vencer la candidatura oficialista de Eloy Ureta, el pueblo se organizó en el Frente Democrático Nacional, cuyo candidato fue José Luis Bustamante y Rivero, jurista que sacó el doble de votos que su contendor.
El misterio de la no candidatura de Víctor Raúl Haya de la Torre, ese año y en esa ocasión, aún permanece en algún arcano no encontrado hasta hoy.
Pero he allí que era fundamental unir esfuerzos y si bien la columna vertebral del FDN, era el Apra de esa época, también concursaron otras fuerzas políticas minoritarias.
La unión hace la fuerza. En lugar de perder el tiempo en bagatelas, ambiciones de parroquias y naderías improductivas, bien harían los grupos políticos en pensar en serio cómo ganar todas las competiciones.
Pecar de divisionismo es volver a regalar a la antipatria, el manubrio de la nación y esto sí garantiza que el país inunde sus confines de más violencia, desigualdad y perdición de las oportunidades del mundo contemporáneo.
¡A su casa, mediocres!
