OSITRAN: presidencia y mesa servida para Verónica Zambrano
OSITRAN: presidencia y mesa servida para Verónica Zambrano
Bajo la presidencia de Verónica Zambrano OSITRAN ha retrocedido la gestión hasta épocas oscuras, cuando se dejaban de lado las opiniones técnicas, por beneficios personales o intereses políticos.
OSITRAN, desde que se iniciaron los concursos para elegir a su titular, siempre ha sido objeto de manipulaciones: se redujeron los requisitos, en una tercera convocatoria, para permitir que la favorita del régimen de turno accediera al cargo, con su magra hoja de vida. Y, de otro lado, otro presidente terminó preso acusado de enriquecimiento indebido.
Ahora, a la señora Zambrano se le han dado todas las facilidades para que repita el plato por cinco años más. Ya veremos a cambio de qué.
En la primera convocatoria no aprobó la prueba escrita –Zambrano-, y a pesar que fueron cuatro los finalistas que pasaron a la etapa de la entrevista personal, ¡oh casualidad!, ninguno estuvo a la altura de las circunstancias y se declaró Desierto ese concurso.
Antes de efectuar la segunda convocatoria, y como había que asegurar la presencia de Zambrano en la entidad, se le amplió el mandato ilegalmente hasta el presente mes de julio. Según la normativa, en abril debió retirarse y asumir el vicepresidente. El argumento empleado -que al quedar el CD (Consejo Directivo) incompleto, se impedía el funcionamiento del regulador- resulta falaz, pues ya antes estuvo en esa situación y las decisiones se seguían tomando, con cargo a dar cuenta al CD en cuanto tuviera quórum.
Efectuada la segunda convocatoria se le preguntó al propio OSITRAN, más de 10 días antes, cuál consideraba un tema adecuado para el ensayo a presentar. Es decir, la señora Zambrano tuvo todo ese tiempo para asesorarse y contratar, si fuere el caso, especialistas en el tema que ella misma eligió. Mientras todos los demás, tuvieron poco más de 24 horas. ¿Cómo saber si no tuvo el cuestionario antes, también?
Verónica Zambrano espera desde el 24 de junio que tanto el primer ministro como el presidente de la República, suscriban la resolución con su nombramiento.
A punto está de reclamar “sus derechos”, pues ella cumplió su parte: permitir la opción a LAP (Lima Airport Partners), concesionario del Aeropuerto Internacional Jorge Chávez, de pasar de construir un único y moderno terminal de pasajeros con capacidad para 37 millones de personas, a hacer un segundo terminal (manteniendo el obsoleto actual) con capacidad para apenas 23 millones de pasajeros.
Para esto ha tenido que dejar de lado cuatro informes de sus áreas técnicas y dos opiniones legales externas, y pasar a formular su propia versión de informe técnico legal.
Y claro, pasearse por varios medios de comunicación proclamando un cúmulo de mentiras, que no fue advertido por los despistados entrevistadores, como que “no están obligados a emitir opinión” en caso de plantearse una adenda en alguno de los contratos a su cargo.
Así, antes del pronunciamiento técnico de la DGAC, el MTC suscribió un acta -no una adenda- con LAP, aceptando la propuesta de dos terminales de pasajeros. Intención que fue dejada temporalmente de lado, dado el escándalo mediático generado.
Este repliegue no duró mucho. Pues apenas el 6 pasado, LAP volvió a la carga al remitir una carta al MTC expresando que piensan hacer lo suscrito en la irregular acta mencionada. No señalan cuándo ni qué mecanismos emplearán. Quizás estén a espera de un nuevo régimen o volver a doblarle la mano al actual. Total tienen tiempo de sobra: recordemos que su contrato se amplió hasta el 2041, sin beneficio para el país.
En todo esto la influencia de Ernesto López Mareovich (ex director de OSITRAN y ex director en la DGAC y actual asesor de Verónica Zambrano es posible señalarla como proclive a la concesionaria LAP en el Jorge Chávez.
En suma, en breve tendremos una nueva pista de aterrizaje y una nueva torre de control, y un terminal de pasajeros fantasmas. Con lo cual, la infraestructura mencionada no tendrá menor valor.
Mucho de esto es responsabilidad de Verónica Zambrano Copello, Alex Díaz Guevara y Julio Vidal Villanueva, actuales integrantes del consejo directivo del OSITRAN, quienes, si existe algo de justicia, debieran terminar como su antecesor que purgó carcelería.
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Bajo la presidencia de Verónica Zambrano OSITRAN ha retrocedido la gestión hasta épocas oscuras, cuando se dejaban de lado las opiniones técnicas, por beneficios personales o intereses políticos.
OSITRAN, desde que se iniciaron los concursos para elegir a su titular, siempre ha sido objeto de manipulaciones: se redujeron los requisitos, en una tercera convocatoria, para permitir que la favorita del régimen de turno accediera al cargo, con su magra hoja de vida. Y, de otro lado, otro presidente terminó preso acusado de enriquecimiento indebido.
Ahora, a la señora Zambrano se le han dado todas las facilidades para que repita el plato por cinco años más. Ya veremos a cambio de qué.
En la primera convocatoria no aprobó la prueba escrita –Zambrano-, y a pesar que fueron cuatro los finalistas que pasaron a la etapa de la entrevista personal, ¡oh casualidad!, ninguno estuvo a la altura de las circunstancias y se declaró Desierto ese concurso.
Antes de efectuar la segunda convocatoria, y como había que asegurar la presencia de Zambrano en la entidad, se le amplió el mandato ilegalmente hasta el presente mes de julio. Según la normativa, en abril debió retirarse y asumir el vicepresidente. El argumento empleado -que al quedar el CD (Consejo Directivo) incompleto, se impedía el funcionamiento del regulador- resulta falaz, pues ya antes estuvo en esa situación y las decisiones se seguían tomando, con cargo a dar cuenta al CD en cuanto tuviera quórum.
Efectuada la segunda convocatoria se le preguntó al propio OSITRAN, más de 10 días antes, cuál consideraba un tema adecuado para el ensayo a presentar. Es decir, la señora Zambrano tuvo todo ese tiempo para asesorarse y contratar, si fuere el caso, especialistas en el tema que ella misma eligió. Mientras todos los demás, tuvieron poco más de 24 horas. ¿Cómo saber si no tuvo el cuestionario antes, también?
Verónica Zambrano espera desde el 24 de junio que tanto el primer ministro como el presidente de la República, suscriban la resolución con su nombramiento.
A punto está de reclamar “sus derechos”, pues ella cumplió su parte: permitir la opción a LAP (Lima Airport Partners), concesionario del Aeropuerto Internacional Jorge Chávez, de pasar de construir un único y moderno terminal de pasajeros con capacidad para 37 millones de personas, a hacer un segundo terminal (manteniendo el obsoleto actual) con capacidad para apenas 23 millones de pasajeros.
Para esto ha tenido que dejar de lado cuatro informes de sus áreas técnicas y dos opiniones legales externas, y pasar a formular su propia versión de informe técnico legal.
Y claro, pasearse por varios medios de comunicación proclamando un cúmulo de mentiras, que no fue advertido por los despistados entrevistadores, como que “no están obligados a emitir opinión” en caso de plantearse una adenda en alguno de los contratos a su cargo.
Así, antes del pronunciamiento técnico de la DGAC, el MTC suscribió un acta -no una adenda- con LAP, aceptando la propuesta de dos terminales de pasajeros. Intención que fue dejada temporalmente de lado, dado el escándalo mediático generado.
Este repliegue no duró mucho. Pues apenas el 6 pasado, LAP volvió a la carga al remitir una carta al MTC expresando que piensan hacer lo suscrito en la irregular acta mencionada. No señalan cuándo ni qué mecanismos emplearán. Quizás estén a espera de un nuevo régimen o volver a doblarle la mano al actual. Total tienen tiempo de sobra: recordemos que su contrato se amplió hasta el 2041, sin beneficio para el país.
En todo esto la influencia de Ernesto López Mareovich (ex director de OSITRAN y ex director en la DGAC y actual asesor de Verónica Zambrano es posible señalarla como proclive a la concesionaria LAP en el Jorge Chávez.
En suma, en breve tendremos una nueva pista de aterrizaje y una nueva torre de control, y un terminal de pasajeros fantasmas. Con lo cual, la infraestructura mencionada no tendrá menor valor.
Mucho de esto es responsabilidad de Verónica Zambrano Copello, Alex Díaz Guevara y Julio Vidal Villanueva, actuales integrantes del consejo directivo del OSITRAN, quienes, si existe algo de justicia, debieran terminar como su antecesor que purgó carcelería.