Universidad Popular González Prada, semillero e historia
Universidad Popular González Prada, semillero e historia
El jueves 1 se publicó en las redes un aviso invitando a la inauguración de la Universidad Popular Javier Diez Canseco. La convocatoria lo hacía el movimiento “Nuevo Perú” y se presentaba con una exposición magistral.
Al margen de quiénes lo hacían y la presentación anunciada, vinieron a mi mente cuántos ataques y olvidos se hicieron por ser el fundador de la Universidad Popular ,Víctor Raúl Haya de la Torre, al comienzo de la tercera década del siglo pasado.
El odio y rencor de los extremos, nunca reconocieron el valor de tan importante obra que debió ser continuada por encima de pasiones políticas y sectarismos ideológicos, si se hubiese pensado y actuado como lo demandaba el sentido común y el progreso educativo del Perú.
Por el contrario, se persiguió y clausuró la Universidad Popular por la tiranía de aquel entonces, reduciéndose luego a efímero y sencillo paso por las aulas del partido aprista cuando vivía su creador y animador principal, el jefe del partido desnaturalizándose por completo bajo la égida del anti-Haya, García Pérez.
Empero, es necesario hacer algunos apuntes de carácter histórico a la vez que precisar ineludibles conceptos doctrinarios.
El acuerdo más importante del Primer Congreso Nacional de Estudiantes realizado en Cusco en marzo de 1920, fue el de la creación de la Universidad Popular como fruto de la reforma universitaria realizada el año anterior. Ya el contacto de Haya en Trujillo como en Lima con obreros anarco-sindicalistas, especialmente, y con las jornadas de las ocho horas, además de su estudio del pensamiento social de la época, destacando la influencia de González Prada, lo habían convencido de iniciar una docencia que tuviera la posibilidad de sumar a los conocimientos, la cultura y el alfabetismo para provocar el desarrollo de una conciencia de clase y espíritu revolucionario.
La obra rebasó las expectativas de sus principales animadores inclusive José Carlos Mariátegui subestimó la obra para luego ser uno de sus principales conferencistas*.
Leguía quiso sobornar a Víctor Raúl ofreciéndole financiamiento para la Universidad Popular y un buen sueldo a él y a los profesores si lo hacían aparecer como programa de su gobierno. Firmes en sus convicciones rechazaron de plano dichas ofertas y siguieron con el sostenimiento austero ya que los profesores no cobraban salario y los gremios obreros ayudaban, cuando era necesario, con entusiasmo.
Esta gallarda actitud definió la animadversión del gobierno que se concretó en una hostilización y persecución continua que empezó presionando al municipio de Lima para despojarlos del principal local, hasta cerrarla, poner en prisión y deportar a los principales profesores y dirigentes obreros. La dictadura no dio tregua y asfixió a la Universidad Popular, dejando de funcionar a principios de 1925 después de enfrentar muchas amenazas que incluían el asesinato de sus miembros.
Fue una acción jalonada por la lucha, la entrega y el sacrificio que formó una pléyade de obreros y estudiantes que más tarde se convirtieron en líderes forjados en su amor indiscutido por la justicia social, vale decir por los más pobres y marginados de este injusto y cruel sistema.
Fue, además, atisbo y reclamo por una nueva educación moderna y sin prejuicios escolásticos como tendría que ser la escuela única. Nadie discute que fue la pionera y mejor inquietud cristalizada de educación para adultos; la “Fiesta de la planta” me releva de mayor comentario.
El corolario de esta gesta fue la Alianza Obrero-Estudiantil que como muy bien registra Eugenio Chang Rodríguez, en su obra “Una vida agónica, Víctor Raúl Haya de la Torre”, es en esta experiencia (la universidad popular) que “……se gesta el APRA hasta convertirse en París, en 1926, en un frente de renovación latinoamericana”; refutando así la tesis de quienes afirman que este origen se encuentra en las haciendas azucareras del norte.
Se dictaban tres clases por turno durante tres noches en Lima y cuatro clases por noche durante dos jornadas en Vitarte. Las conferencias se dictaban cada 15 días. Se impartían clases de Matemática: Aritmética y Geometría, de Ciencias: Química, Física y Biología General y especial, Fisiología e Higiene, Geografía científica y social; de Historia de la Civilización e Historia de las Ideas sociales, de Psicología, Economía Política e Historia de la Crisis Mundial y en provincias se consideraban los talleres con especialidades técnicas que requerían su entorno económico y social; y por último todas las universidades tenían un plan de alfabetización. Esta información y más se encuentra en la “Crónica del Movimiento Estudiantil Peruano, Perú: 1919-1920-1923” escrito por Enrique Cornejo Koster (profesor fundador de la Universidad Popular) y publicado en el Tomo II de “La Reforma Universitaria” de Gabriel del Mazo.
No puedo dejar de acotar el impacto que tuvo este hecho histórico en muchos países por los cuales peregrinó el joven Haya de la Torre y fueron semilleros de los partidos más progresistas que se crearon después en Indoamérica. Al tiempo, que en la Primera Convención Americana de Maestros realizada en Buenos Aires entre los días 7-17 en enero de 1928, recoge en sus conclusiones en el Tema IX (Alianza de los trabajadores manuales e intelectuales para los fines de la cultura y la justicia social) lo siguiente: “Aconsejar la formación de universidades populares con la colaboración conjunta de maestros universitarios, intelectuales y obreros, aprovechando la experiencia de las Universidades Populares González Prada del Perú”, y en el Tema XI (El Problema del Analfabetismo): “Recomienda la organización de universidades populares, siguiendo el ejemplo de las universidades populares González Prada del Perú”. Esta información, está felizmente registrada, en detalle, en la misma obra de Gabriel del Mazo.
Haya solía repetir: “La herejía de ayer es el credo de hoy”, parece que con la Universidad Popular González Prada, pasa lo mismo. No creo que lo entiendan los alanistas, tan necios como los que nunca quisieron reconocer los enemigos del APRA.
*Estudiantes y obreros con José Carlos Mariátegui luego que Víctor Raúl Haya de la Torre fuera deportado en octubre de 1923, Fiesta de la Planta,Vitarte, otra iniciativa que con la UPGP juntó a estos dos grandes líderes.
Tags relacionados
Universidad Popular González Prada, semillero e historia
Universidad Popular González Prada, semillero e historia
El jueves 1 se publicó en las redes un aviso invitando a la inauguración de la Universidad Popular Javier Diez Canseco. La convocatoria lo hacía el movimiento “Nuevo Perú” y se presentaba con una exposición magistral.
Al margen de quiénes lo hacían y la presentación anunciada, vinieron a mi mente cuántos ataques y olvidos se hicieron por ser el fundador de la Universidad Popular ,Víctor Raúl Haya de la Torre, al comienzo de la tercera década del siglo pasado.
El odio y rencor de los extremos, nunca reconocieron el valor de tan importante obra que debió ser continuada por encima de pasiones políticas y sectarismos ideológicos, si se hubiese pensado y actuado como lo demandaba el sentido común y el progreso educativo del Perú.
Por el contrario, se persiguió y clausuró la Universidad Popular por la tiranía de aquel entonces, reduciéndose luego a efímero y sencillo paso por las aulas del partido aprista cuando vivía su creador y animador principal, el jefe del partido desnaturalizándose por completo bajo la égida del anti-Haya, García Pérez.
Empero, es necesario hacer algunos apuntes de carácter histórico a la vez que precisar ineludibles conceptos doctrinarios.
El acuerdo más importante del Primer Congreso Nacional de Estudiantes realizado en Cusco en marzo de 1920, fue el de la creación de la Universidad Popular como fruto de la reforma universitaria realizada el año anterior. Ya el contacto de Haya en Trujillo como en Lima con obreros anarco-sindicalistas, especialmente, y con las jornadas de las ocho horas, además de su estudio del pensamiento social de la época, destacando la influencia de González Prada, lo habían convencido de iniciar una docencia que tuviera la posibilidad de sumar a los conocimientos, la cultura y el alfabetismo para provocar el desarrollo de una conciencia de clase y espíritu revolucionario.
La obra rebasó las expectativas de sus principales animadores inclusive José Carlos Mariátegui subestimó la obra para luego ser uno de sus principales conferencistas*.
Leguía quiso sobornar a Víctor Raúl ofreciéndole financiamiento para la Universidad Popular y un buen sueldo a él y a los profesores si lo hacían aparecer como programa de su gobierno. Firmes en sus convicciones rechazaron de plano dichas ofertas y siguieron con el sostenimiento austero ya que los profesores no cobraban salario y los gremios obreros ayudaban, cuando era necesario, con entusiasmo.
Esta gallarda actitud definió la animadversión del gobierno que se concretó en una hostilización y persecución continua que empezó presionando al municipio de Lima para despojarlos del principal local, hasta cerrarla, poner en prisión y deportar a los principales profesores y dirigentes obreros. La dictadura no dio tregua y asfixió a la Universidad Popular, dejando de funcionar a principios de 1925 después de enfrentar muchas amenazas que incluían el asesinato de sus miembros.
Fue una acción jalonada por la lucha, la entrega y el sacrificio que formó una pléyade de obreros y estudiantes que más tarde se convirtieron en líderes forjados en su amor indiscutido por la justicia social, vale decir por los más pobres y marginados de este injusto y cruel sistema.
Fue, además, atisbo y reclamo por una nueva educación moderna y sin prejuicios escolásticos como tendría que ser la escuela única. Nadie discute que fue la pionera y mejor inquietud cristalizada de educación para adultos; la “Fiesta de la planta” me releva de mayor comentario.
El corolario de esta gesta fue la Alianza Obrero-Estudiantil que como muy bien registra Eugenio Chang Rodríguez, en su obra “Una vida agónica, Víctor Raúl Haya de la Torre”, es en esta experiencia (la universidad popular) que “……se gesta el APRA hasta convertirse en París, en 1926, en un frente de renovación latinoamericana”; refutando así la tesis de quienes afirman que este origen se encuentra en las haciendas azucareras del norte.
Se dictaban tres clases por turno durante tres noches en Lima y cuatro clases por noche durante dos jornadas en Vitarte. Las conferencias se dictaban cada 15 días. Se impartían clases de Matemática: Aritmética y Geometría, de Ciencias: Química, Física y Biología General y especial, Fisiología e Higiene, Geografía científica y social; de Historia de la Civilización e Historia de las Ideas sociales, de Psicología, Economía Política e Historia de la Crisis Mundial y en provincias se consideraban los talleres con especialidades técnicas que requerían su entorno económico y social; y por último todas las universidades tenían un plan de alfabetización. Esta información y más se encuentra en la “Crónica del Movimiento Estudiantil Peruano, Perú: 1919-1920-1923” escrito por Enrique Cornejo Koster (profesor fundador de la Universidad Popular) y publicado en el Tomo II de “La Reforma Universitaria” de Gabriel del Mazo.
No puedo dejar de acotar el impacto que tuvo este hecho histórico en muchos países por los cuales peregrinó el joven Haya de la Torre y fueron semilleros de los partidos más progresistas que se crearon después en Indoamérica. Al tiempo, que en la Primera Convención Americana de Maestros realizada en Buenos Aires entre los días 7-17 en enero de 1928, recoge en sus conclusiones en el Tema IX (Alianza de los trabajadores manuales e intelectuales para los fines de la cultura y la justicia social) lo siguiente: “Aconsejar la formación de universidades populares con la colaboración conjunta de maestros universitarios, intelectuales y obreros, aprovechando la experiencia de las Universidades Populares González Prada del Perú”, y en el Tema XI (El Problema del Analfabetismo): “Recomienda la organización de universidades populares, siguiendo el ejemplo de las universidades populares González Prada del Perú”. Esta información, está felizmente registrada, en detalle, en la misma obra de Gabriel del Mazo.
Haya solía repetir: “La herejía de ayer es el credo de hoy”, parece que con la Universidad Popular González Prada, pasa lo mismo. No creo que lo entiendan los alanistas, tan necios como los que nunca quisieron reconocer los enemigos del APRA.
*Estudiantes y obreros con José Carlos Mariátegui luego que Víctor Raúl Haya de la Torre fuera deportado en octubre de 1923, Fiesta de la Planta,Vitarte, otra iniciativa que con la UPGP juntó a estos dos grandes líderes.