Política

Sin bajas que lamentar, pero……

hcmujica@gmail.com
Sin bajas que lamentar, pero
Sin bajas que lamentar, pero……
7 de enero del 2023

Sin bajas que lamentar, pero…

Al momento de cerrar este informe no se reportaron bajas en las jornadas de protesta en diversas partes del país. Una pregunta que debiéramos hacernos con severidad: ¿y por qué fueron 29 ó 30 los muertos, días atrás?

¿Es que las órdenes anteriores fueron dadas para “escarmentar” a los ciudadanos en protesta o hay gente que interpretó que esto es una guerra: “o ellos o nosotros”?

Lo trágico, triste, deplorable ha sido que tres decenas de peruanos, casi todos muchachos, ninguno encontrado en posesión de armas o signos de haber disparado contra las fuerzas del orden, los que nunca podrán reclamar porque su proyecto de vida fue segado por balas militares.

La expresión pública de la presidente Boluarte fue terminante para no usar ni siquiera perdigones. Pero la realidad demostró que la directiva no encontró mayor eco, fue desoída o entró por una oreja y salió por la otra.

Los miedos de comunicación de la prensa concentrada en radio, diarios y canales televisivos pueden decir cualquier cosa. La uniformidad del discurso no sorprende porque todos disimulan, eluden indagar por explicaciones y entrevistan a oficiosos y entusiastas aprovechadores de su cuarto de hora. No sabemos si de modo gratuito.

Ahora la consigna oficial es cargar las tintas a supuestos agentes extranjeros, secesionistas e intrusos. Si los hay que se queden en sus países que esto es asunto de los peruanos. Los bobos que andan con la cantinela de formar “otro país”, deben notar que hay otro que gustoso aprovecharía de las riquezas mineras por su conocida angurria geopolítica demostrada hasta en dos oportunidades: 1836-39; 1879-1883.

Cuando se trata de temas geopolíticos, las lecciones de Clío no sobran, son estricamente imprescindibles. Pero claro, el agitador desbocado no ve más allá de una piedra o una llanta quemada; luce miopía porque tampoco ambiciona llegar a acuerdos mínimos que eviten el desangre.

Dramático es insistir en un dato que no pasa desapercibido: ¿quién o quiénes tienen el uso de la fuerza, el armamento letal y el disuasivo y primero dispara y después pregunta?

El analista, estratega, líder o conductor, tiene la obligación de considerar severamente las circunstancias.

Las lamentaciones de la jefe de Estado, Boluarte, en torno a los 29-30 fallecidos, no son suficientes. Debió ella anunciar una investigación sumaria, directa y ejemplar en la búsqueda de saber a qué locos se les ocurrió cambiar su orden. Porque así fue y las bajas son el saldo atroz. He allí una clave sobre la que doña Dina ha dicho muy poco y más bien de modo tímido.

Los vientos de fronda en el país, lejos de amainar, crecen y el disgusto ciudadano también. Si a ello agregamos las consecuencias de la interrupción de carreteras, transportes, falta de seguridad ciudadana, un Congreso que produce disparates un día, y al día siguiente también, el desaguisado hiede y advierte.

Sin bajas que lamentar, pero……..

El imperio del desorden campea en todo el ámbito nacional. Podríamos repetir con plena vigencia, la admonición de Manuel González Prada: Perú es un organismo enfermo, donde se aplica el dedo, brota el pus.

El discurso de lamento es típico del alma peruana. Es la reacción “natural” de abulia mental, ocio intelectual y falta de vigor para proponerse un acuerdo mínimo y con anuencia creadora. Recordemos la fabla popular: a río revuelto, ganancia de pescadores.

Las felicitaciones de otros países con inusitado entusiasmo no reemplazan el trabajo social y de construcción que tienen que hacer los peruanos. ¡Nadie va a hacerlo por nosotros!

Crear fantasmas violentistas, terroristas, extranjeros con narrativas divisionistas, son añagazas que tienen poca savia pero recurso manido para los epígonos del régimen que ha demostrado que tiene algún planeamiento estratégico de control de daños.

Nada se resuelve de la noche a la mañana y menos en un país secularmente aficionado al atolondramiento, al reino de los embusteros y a la glorificación de demagogos que son los causantes de las grandes fracturas de la sociedad peruana.

El periodismo, la labor de informar con apego a la verdad y a los principios de justicia social, son fundamentales. No hacerlo es ser cómplice y rábula de quienes en lugar de ser una solución, pueden convertirse, en estrellas fugaces y de triste recordación.

Sin bajas que lamentar, pero……..

 

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Al momento de cerrar este informe no se reportaron bajas en las jornadas de protesta en diversas partes del país. Una pregunta que debiéramos hacernos con severidad: ¿y por qué fueron 29 ó 30 los muertos, días atrás?

¿Es que las órdenes anteriores fueron dadas para “escarmentar” a los ciudadanos en protesta o hay gente que interpretó que esto es una guerra: “o ellos o nosotros”?

Lo trágico, triste, deplorable ha sido que tres decenas de peruanos, casi todos muchachos, ninguno encontrado en posesión de armas o signos de haber disparado contra las fuerzas del orden, los que nunca podrán reclamar porque su proyecto de vida fue segado por balas militares.

La expresión pública de la presidente Boluarte fue terminante para no usar ni siquiera perdigones. Pero la realidad demostró que la directiva no encontró mayor eco, fue desoída o entró por una oreja y salió por la otra.

Los miedos de comunicación de la prensa concentrada en radio, diarios y canales televisivos pueden decir cualquier cosa. La uniformidad del discurso no sorprende porque todos disimulan, eluden indagar por explicaciones y entrevistan a oficiosos y entusiastas aprovechadores de su cuarto de hora. No sabemos si de modo gratuito.

Ahora la consigna oficial es cargar las tintas a supuestos agentes extranjeros, secesionistas e intrusos. Si los hay que se queden en sus países que esto es asunto de los peruanos. Los bobos que andan con la cantinela de formar “otro país”, deben notar que hay otro que gustoso aprovecharía de las riquezas mineras por su conocida angurria geopolítica demostrada hasta en dos oportunidades: 1836-39; 1879-1883.

Cuando se trata de temas geopolíticos, las lecciones de Clío no sobran, son estricamente imprescindibles. Pero claro, el agitador desbocado no ve más allá de una piedra o una llanta quemada; luce miopía porque tampoco ambiciona llegar a acuerdos mínimos que eviten el desangre.

Dramático es insistir en un dato que no pasa desapercibido: ¿quién o quiénes tienen el uso de la fuerza, el armamento letal y el disuasivo y primero dispara y después pregunta?

El analista, estratega, líder o conductor, tiene la obligación de considerar severamente las circunstancias.

Las lamentaciones de la jefe de Estado, Boluarte, en torno a los 29-30 fallecidos, no son suficientes. Debió ella anunciar una investigación sumaria, directa y ejemplar en la búsqueda de saber a qué locos se les ocurrió cambiar su orden. Porque así fue y las bajas son el saldo atroz. He allí una clave sobre la que doña Dina ha dicho muy poco y más bien de modo tímido.

Los vientos de fronda en el país, lejos de amainar, crecen y el disgusto ciudadano también. Si a ello agregamos las consecuencias de la interrupción de carreteras, transportes, falta de seguridad ciudadana, un Congreso que produce disparates un día, y al día siguiente también, el desaguisado hiede y advierte.

Sin bajas que lamentar, pero……..

El imperio del desorden campea en todo el ámbito nacional. Podríamos repetir con plena vigencia, la admonición de Manuel González Prada: Perú es un organismo enfermo, donde se aplica el dedo, brota el pus.

El discurso de lamento es típico del alma peruana. Es la reacción “natural” de abulia mental, ocio intelectual y falta de vigor para proponerse un acuerdo mínimo y con anuencia creadora. Recordemos la fabla popular: a río revuelto, ganancia de pescadores.

Las felicitaciones de otros países con inusitado entusiasmo no reemplazan el trabajo social y de construcción que tienen que hacer los peruanos. ¡Nadie va a hacerlo por nosotros!

Crear fantasmas violentistas, terroristas, extranjeros con narrativas divisionistas, son añagazas que tienen poca savia pero recurso manido para los epígonos del régimen que ha demostrado que tiene algún planeamiento estratégico de control de daños.

Nada se resuelve de la noche a la mañana y menos en un país secularmente aficionado al atolondramiento, al reino de los embusteros y a la glorificación de demagogos que son los causantes de las grandes fracturas de la sociedad peruana.

El periodismo, la labor de informar con apego a la verdad y a los principios de justicia social, son fundamentales. No hacerlo es ser cómplice y rábula de quienes en lugar de ser una solución, pueden convertirse, en estrellas fugaces y de triste recordación.

Sin bajas que lamentar, pero……..

 

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