Política

¡Simplemente ucronías!

hcmujica@gmail.com
ucronía
10 de febrero del 2024

Informe
Señal de Alerta-Herbert Mujica Rojas
11-2-2024

¡Simplemente ucronías!

La definición de ucronía:

Construcción que especula sobre realidades alternativas, en las que los hechos de la vida real ocurrieron de manera diferente o simplemente no sucedieron en absoluto.

Los peruanos tienen una pródiga costumbre a referirse al pasado e inferir ¿qué hubiera acontecido si tal personaje o grupo de personas adoptaban tal o cual actitud. La realidad no es distinta pero la especulación, de por sí imaginativa, es feraz.

Gran parte del argumento político común y corriente, se basa en que ellos (y por eso piden el voto), no incurrirán en los errores que otros sí. No hay duda que la demagogia prima y una vez que salen electos, por lo general, se olvidan o cumplen a plazos.

¿Cómo se explica la reelección de ilustres tarados y mendaces? Aquellos tienen habilidad para mentir y lo hacen plenamente convictos que obtendrán respaldo. Y malos ejemplos hay varios y las canteras son multipartidarias.

Pero el declive nacional en torno a los antaño conocidos como partidos políticos, es estentóreo. En la última elección presidencial un postulante no-partido, Pedro Castillo, ganó pero el Congreso y las mafias le hicieron una guerra a muerte.

Como es de recordarse no fue el Congreso ni las mafias ambulantes las que tumbaron a Castillo: ¡fue él mismo con su autogolpe del 7 de diciembre, hecho abonado por corruptelas que han salido a la luz en los últimos meses!

Entonces es posible afirmar que gran parte del pensamiento común radica en la “esperanza” de que no debió haber acontecido.

Por ejemplo, en las elecciones presidenciales de 1945, triunfó -no podía ser de otro modo- el Frente Democrático Nacional que inexplicablemente tuvo como candidato al jurista José Luis Bustamante y Rivero. Su fracaso no pudo haber sido más trágico.

Este capítulo en torno al misterioso hecho que Víctor Raúl Haya de la Torre no fuera presidente como las masas aclamaban entonces, merece estudio y análisis. Haya era capitán de multitudes. Bustamante opaco y conservador.

Muchas veces he escuchado: “si Haya hubiera sido presidente”. A contracorriente habría también que recordar que los ánimos contenidos se desparramaron y convirtieron la primavera democrática 1945-48 en la debacle que irrumpió el 27 de octubre de 1948 con el golpe de Estado de Manuel Odría.

¿A qué conducen las ucronías? Sirven como plataforma imaginativa e ingeniosa y no pocas veces, a relatos literarios de alta calidad. Pero su abuso introduce al protagonista a la irrealidad.

En muchos militantes políticos la ucronía suplanta a la realidad facinerosa de hechos cuya comisión retrató al autor tal como era. Genio y figura hasta la sepultura.

¿Qué pasa cuando la ucronía se adopta como narrativa de una historia que nunca ocurrió? Nos mentimos a nosotros mismos.

Al crear, adoptando interpretaciones sobre irrealidades, navegamos en aguas peligrosas, porque la verdad manda al garete o al naufragio navíos enteros de mentiras.

En los días corrientes se ve el grotesco espectáculo que ex parlamentarios braman por la captura de magistrados a quienes sí que se tendrá que investigar exhaustivamente. Pero deducir que eso condujo al acto pusilánime del suicidio al ex presidente, sí que es una genuina imbecilidad.

Quien no fue capaz de afrontar las consecuencias y ruinas de sus acciones, buenas o malas y adoptó el facilismo huidizo, no es valiente ni admirable: es ruin y miedoso.

Lo desgraciado es que la narrativa engañosa afinca en mentes con incapacidad de exégesis ideológica o doctrinaria de la más mínima especie. Fueron educadas estas personas en la grita y en el ruido.

Por eso son numerosos los imitadores payasescos de gestos e inflexiones de voz que pretenden fungir como propios, los que dicen liderar esas colectividades políticas.

La mentira, farsa, teatro absurdo y engañifa no construyen fraternidades de acción o estudio dedicado a la búsqueda de soluciones para las mayorías. Pero sí embrutece a cófrades a los que se promete la recompensa de un sueldo o propina.

En tierra de ciegos, el tuerto es rey. Simpáticos débiles mentales inventan sus lemas y los rellenan de naderías que propagan en medios hablados, televisivos y radiales. No soportan preguntas de fondo, pura epidermis.

Por eso ¡ningún político! se atreve a dar su opinión sobre las grandes líneas de producción del país y su andadura para los próximos 70-100 años. Sí están desesperados por conseguir un sueldito del Estado, cámaras y micrófonos porque su vanidad grosera les dice que eso es lo correcto.

Y la soberanía nacional que NO existe sin soberanía popular, es materia de plena ignorancia. Como si no viviéramos cercados por las potencias mundiales.

El lector apreciará que los que no tienen los pies sobre la tierra, son vulgares y nefastos embajadores de la nada.

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11-2-2024

¡Simplemente ucronías!

La definición de ucronía:

Construcción que especula sobre realidades alternativas, en las que los hechos de la vida real ocurrieron de manera diferente o simplemente no sucedieron en absoluto.

Los peruanos tienen una pródiga costumbre a referirse al pasado e inferir ¿qué hubiera acontecido si tal personaje o grupo de personas adoptaban tal o cual actitud. La realidad no es distinta pero la especulación, de por sí imaginativa, es feraz.

Gran parte del argumento político común y corriente, se basa en que ellos (y por eso piden el voto), no incurrirán en los errores que otros sí. No hay duda que la demagogia prima y una vez que salen electos, por lo general, se olvidan o cumplen a plazos.

¿Cómo se explica la reelección de ilustres tarados y mendaces? Aquellos tienen habilidad para mentir y lo hacen plenamente convictos que obtendrán respaldo. Y malos ejemplos hay varios y las canteras son multipartidarias.

Pero el declive nacional en torno a los antaño conocidos como partidos políticos, es estentóreo. En la última elección presidencial un postulante no-partido, Pedro Castillo, ganó pero el Congreso y las mafias le hicieron una guerra a muerte.

Como es de recordarse no fue el Congreso ni las mafias ambulantes las que tumbaron a Castillo: ¡fue él mismo con su autogolpe del 7 de diciembre, hecho abonado por corruptelas que han salido a la luz en los últimos meses!

Entonces es posible afirmar que gran parte del pensamiento común radica en la “esperanza” de que no debió haber acontecido.

Por ejemplo, en las elecciones presidenciales de 1945, triunfó -no podía ser de otro modo- el Frente Democrático Nacional que inexplicablemente tuvo como candidato al jurista José Luis Bustamante y Rivero. Su fracaso no pudo haber sido más trágico.

Este capítulo en torno al misterioso hecho que Víctor Raúl Haya de la Torre no fuera presidente como las masas aclamaban entonces, merece estudio y análisis. Haya era capitán de multitudes. Bustamante opaco y conservador.

Muchas veces he escuchado: “si Haya hubiera sido presidente”. A contracorriente habría también que recordar que los ánimos contenidos se desparramaron y convirtieron la primavera democrática 1945-48 en la debacle que irrumpió el 27 de octubre de 1948 con el golpe de Estado de Manuel Odría.

¿A qué conducen las ucronías? Sirven como plataforma imaginativa e ingeniosa y no pocas veces, a relatos literarios de alta calidad. Pero su abuso introduce al protagonista a la irrealidad.

En muchos militantes políticos la ucronía suplanta a la realidad facinerosa de hechos cuya comisión retrató al autor tal como era. Genio y figura hasta la sepultura.

¿Qué pasa cuando la ucronía se adopta como narrativa de una historia que nunca ocurrió? Nos mentimos a nosotros mismos.

Al crear, adoptando interpretaciones sobre irrealidades, navegamos en aguas peligrosas, porque la verdad manda al garete o al naufragio navíos enteros de mentiras.

En los días corrientes se ve el grotesco espectáculo que ex parlamentarios braman por la captura de magistrados a quienes sí que se tendrá que investigar exhaustivamente. Pero deducir que eso condujo al acto pusilánime del suicidio al ex presidente, sí que es una genuina imbecilidad.

Quien no fue capaz de afrontar las consecuencias y ruinas de sus acciones, buenas o malas y adoptó el facilismo huidizo, no es valiente ni admirable: es ruin y miedoso.

Lo desgraciado es que la narrativa engañosa afinca en mentes con incapacidad de exégesis ideológica o doctrinaria de la más mínima especie. Fueron educadas estas personas en la grita y en el ruido.

Por eso son numerosos los imitadores payasescos de gestos e inflexiones de voz que pretenden fungir como propios, los que dicen liderar esas colectividades políticas.

La mentira, farsa, teatro absurdo y engañifa no construyen fraternidades de acción o estudio dedicado a la búsqueda de soluciones para las mayorías. Pero sí embrutece a cófrades a los que se promete la recompensa de un sueldo o propina.

En tierra de ciegos, el tuerto es rey. Simpáticos débiles mentales inventan sus lemas y los rellenan de naderías que propagan en medios hablados, televisivos y radiales. No soportan preguntas de fondo, pura epidermis.

Por eso ¡ningún político! se atreve a dar su opinión sobre las grandes líneas de producción del país y su andadura para los próximos 70-100 años. Sí están desesperados por conseguir un sueldito del Estado, cámaras y micrófonos porque su vanidad grosera les dice que eso es lo correcto.

Y la soberanía nacional que NO existe sin soberanía popular, es materia de plena ignorancia. Como si no viviéramos cercados por las potencias mundiales.

El lector apreciará que los que no tienen los pies sobre la tierra, son vulgares y nefastos embajadores de la nada.

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