Política

¡Puertas abiertas de par en par!

hcmujica@gmail.com
fueradelincuentes
30 de octubre del 2024

Informe
Señal de Alerta-Herbert Mujica Rojas
31-10-2024

¡Puertas abiertas de par en par!

Casi no hay duda que el Congreso autorizará el ingreso con equipo militar, vehículos y toda clase de utilería de tropas estadounidenses para actividades antes, durante y después de la reunión de APEC a mediados de noviembre. Los conceptos de soberanía, dignidad, pizca de vergüenza, brillan por su ausencia entre los legiferantes.

Si los chinos, cuyos intereses redoblados y más recientes, multimillonarios y con una pica en Chancay, ya son de por sí redoblados, piden lo mismo, tropas y armamento en esos mismos días ¿hará lo propio el gobierno de Dina Boluarte?

Por equidad, con desverguenza impúdica, el Congreso autorizando la petición de Palacio, no podría hacer otra cosa que abrir las puertas de par en par.

Entonces decenas o centenas de militares, con sus banderitas, carros y tanques, serán vistos por las calles de Lima. Una manera muy ingeniosa de turismo con uniforme. ¿También pedirán aquiescencia los australianos y las demás naciones?

Entendí que APEC era una cita básicamente económica y que como tal, contempla intereses que Perú debe desarrollar a la altura, con el loable fin de una generación grande de industria, comercio y finanzas y sus actividades conexas.

De repente, en este imperio del silencio y el secretismo, no se ha informado a la ciudadanía en torno a jornadas militares de prácticas que incluyen a efectivos de varias nacionalidades. ¡Qué interesante, debe ser por eso que el primer ministro ruega porque la ciudadanía no haga marchas!

El vocero presidencial y para justificar su puesto, ya mencionó que quienes participen en marchas esos días, son traidores a los intereses del Perú. La licencia que se toma el caballero es excesiva. Mantener a un rompehuelga en Interior, descuidando criminalmente la seguridad ciudadana y con cancha libre para el hampa, sí es acción proditora y apóstata de cualquier decencia.

El momento es excepcional. Pero la exigencia urgente de talentos es imprescindible. Los termocéfalos que abundan en el Parlamento y gabinete de ministros, sobran y requiérese que doña Dina busque soluciones que sean compartidas por todos.

El esquirol de ministro cuya única tarea ha sido blindar a doña Dina, debe irse a su casa a esperar las denuncias en curso y las que vienen en contra de su pésima gestión. Mejor dicho a este caballero debía dársele las gracias y ¡echarlo de una buena vez!

Tildar de traidores a quienes ejercen el reclamo, desde mucho antes que APEC, y por la torpe y mala gestión del gobierno, cuyo desmadre incluye asesinatos y una violencia desaforada, resulta una torpeza que trasunta nerviosismo a ultranza.

¿No es la ocasión de ensayar medidas de acuerdo para las partes? Esto implica que todos estén dispuestos a ceder algo de sus pretensiones? Si el gobierno bota al rompehuelgas, abre una mesa de diálogo amplia.

Los protestantes que exigen seguridad a su trabajo, podrían comprender que la demostración gubernamental, previo desafuero del esquirol, es cabal. Esto implica la dación de medidas concretas y vigorosas contra el hampa y el crimen.

Si hay acuerdos antes de APEC ¿qué sentido tendrían paros cuyos propósitos ya fueron resueltos? Hablamos en términos hipotéticos y deseables. A veces se enuncia como el mejor de los escenarios.

Vayamos a la antípoda. El gobierno de doña Dina, abre las puertas de par en par del país, cientos de militares de diferentes nacionalidades haciendo turismo y comprando recuerdos, selfies y souvenirs incluidos para sus familias.

Por otro lado, los dueños de casa, la ciudadanía que hace caso omiso a dicterios exaltados de empleados del gobierno, marcha clamando por soluciones que la administración está en la obligación ineludible de proveer al pueblo: seguridad y confianza para trabajar, producir y circular la economía.

El ámbito que describimos camina por los ríspidos derroteros de una posible confrontación. Los acólitos de doña Dina creen que Perú debe ser una vitrina en los días de APEC. La gente asevera que está en su derecho inalienable de exigir al gobierno que garantice la paz en las calles.

¿Ordenarán doña Dina y sus asesores de seguridad que echen gas lacrimógeno, palazos al por mayor y que encierren a los protestantes esos días? Tal como enunció el trovador de Palacio, no sería raro que se acuse de “traición” a los detenidos.

Como es de verse, el entendimiento es premioso. Atrincherarse cada quien en su lugar sin capacidad de renuncia o sacrificio, sí es una desverguenza censurable.

¿Incurrirán los inquilinos precarios de Plaza Bolívar en el ominoso pecado de abrir las puertas de par en par del Perú, a soldados foráneos? Sin guerra declarada, una invasión de facto ante la ineptitud de Palacio de dar seguridad y paz urbi et orbi.

Tomar a lo serio cosas del Perú. Esto no es república, sino mojiganga. (Manuel González Prada).

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¡Puertas abiertas de par en par!

Casi no hay duda que el Congreso autorizará el ingreso con equipo militar, vehículos y toda clase de utilería de tropas estadounidenses para actividades antes, durante y después de la reunión de APEC a mediados de noviembre. Los conceptos de soberanía, dignidad, pizca de vergüenza, brillan por su ausencia entre los legiferantes.

Si los chinos, cuyos intereses redoblados y más recientes, multimillonarios y con una pica en Chancay, ya son de por sí redoblados, piden lo mismo, tropas y armamento en esos mismos días ¿hará lo propio el gobierno de Dina Boluarte?

Por equidad, con desverguenza impúdica, el Congreso autorizando la petición de Palacio, no podría hacer otra cosa que abrir las puertas de par en par.

Entonces decenas o centenas de militares, con sus banderitas, carros y tanques, serán vistos por las calles de Lima. Una manera muy ingeniosa de turismo con uniforme. ¿También pedirán aquiescencia los australianos y las demás naciones?

Entendí que APEC era una cita básicamente económica y que como tal, contempla intereses que Perú debe desarrollar a la altura, con el loable fin de una generación grande de industria, comercio y finanzas y sus actividades conexas.

De repente, en este imperio del silencio y el secretismo, no se ha informado a la ciudadanía en torno a jornadas militares de prácticas que incluyen a efectivos de varias nacionalidades. ¡Qué interesante, debe ser por eso que el primer ministro ruega porque la ciudadanía no haga marchas!

El vocero presidencial y para justificar su puesto, ya mencionó que quienes participen en marchas esos días, son traidores a los intereses del Perú. La licencia que se toma el caballero es excesiva. Mantener a un rompehuelga en Interior, descuidando criminalmente la seguridad ciudadana y con cancha libre para el hampa, sí es acción proditora y apóstata de cualquier decencia.

El momento es excepcional. Pero la exigencia urgente de talentos es imprescindible. Los termocéfalos que abundan en el Parlamento y gabinete de ministros, sobran y requiérese que doña Dina busque soluciones que sean compartidas por todos.

El esquirol de ministro cuya única tarea ha sido blindar a doña Dina, debe irse a su casa a esperar las denuncias en curso y las que vienen en contra de su pésima gestión. Mejor dicho a este caballero debía dársele las gracias y ¡echarlo de una buena vez!

Tildar de traidores a quienes ejercen el reclamo, desde mucho antes que APEC, y por la torpe y mala gestión del gobierno, cuyo desmadre incluye asesinatos y una violencia desaforada, resulta una torpeza que trasunta nerviosismo a ultranza.

¿No es la ocasión de ensayar medidas de acuerdo para las partes? Esto implica que todos estén dispuestos a ceder algo de sus pretensiones? Si el gobierno bota al rompehuelgas, abre una mesa de diálogo amplia.

Los protestantes que exigen seguridad a su trabajo, podrían comprender que la demostración gubernamental, previo desafuero del esquirol, es cabal. Esto implica la dación de medidas concretas y vigorosas contra el hampa y el crimen.

Si hay acuerdos antes de APEC ¿qué sentido tendrían paros cuyos propósitos ya fueron resueltos? Hablamos en términos hipotéticos y deseables. A veces se enuncia como el mejor de los escenarios.

Vayamos a la antípoda. El gobierno de doña Dina, abre las puertas de par en par del país, cientos de militares de diferentes nacionalidades haciendo turismo y comprando recuerdos, selfies y souvenirs incluidos para sus familias.

Por otro lado, los dueños de casa, la ciudadanía que hace caso omiso a dicterios exaltados de empleados del gobierno, marcha clamando por soluciones que la administración está en la obligación ineludible de proveer al pueblo: seguridad y confianza para trabajar, producir y circular la economía.

El ámbito que describimos camina por los ríspidos derroteros de una posible confrontación. Los acólitos de doña Dina creen que Perú debe ser una vitrina en los días de APEC. La gente asevera que está en su derecho inalienable de exigir al gobierno que garantice la paz en las calles.

¿Ordenarán doña Dina y sus asesores de seguridad que echen gas lacrimógeno, palazos al por mayor y que encierren a los protestantes esos días? Tal como enunció el trovador de Palacio, no sería raro que se acuse de “traición” a los detenidos.

Como es de verse, el entendimiento es premioso. Atrincherarse cada quien en su lugar sin capacidad de renuncia o sacrificio, sí es una desverguenza censurable.

¿Incurrirán los inquilinos precarios de Plaza Bolívar en el ominoso pecado de abrir las puertas de par en par del Perú, a soldados foráneos? Sin guerra declarada, una invasión de facto ante la ineptitud de Palacio de dar seguridad y paz urbi et orbi.

Tomar a lo serio cosas del Perú. Esto no es república, sino mojiganga. (Manuel González Prada).

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