
Informe
Señal de Alerta-Herbert Mujica Rojas
6-11-2025
Prensa pacata y servil
Casi hasta el hartazgo se condena el fallido coup d’etat de Pedro Castillo. Curioso, los más fanáticos de la acción, para lavar sus propios pecados, son los integrantes de la manada congresal y golpista que año y medio trató de vacar al citado ex mandatario.
Respecto de su torpísima maniobra de señalar un fraude que jamás existió y que cacarearon a más no poder, no se dice gran cosa, en realidad nada. ¿Qué eran aquellos impresentables “representantes del pueblo”: ¡golpistas a secas!
Manido recurso llamar al gobierno de México de todas las formas posibles. Pero a diferencia de estos huérfanos de respaldo popular, la presidente Sheinbaum puede exhibir millones de entusiastas seguidores. ¿Es o no aplastante la diferencia?
Las grabadoras registran las expresiones que en blanco y negro se imprimen en los diarios y se ven, casi siempre en vivo y en directo en las televisoras, cuando los políticos o funcionarios pronuncian no pocas irresponsabilidades estúpidas y, a veces, aciertos.
¿Qué puede estar ocurriendo con los medios de comunicación peruanos que aparte de acríticos, anodinos, complacientes con el diseño que el poder imparte desde altas esferas, se deja enmendar la plana por quienes dicen que no dijeron lo que millones sí escucharon, vieron o leyeron?
En buen romance ¿cabe la posibilidad que en los miedos de comunicación habiten tarados y débiles mentales que no saben lo que transmiten, graban o registran? Y, para colmo de males, los medios no dicen absolutamente nada sino que parecieran refocilarse en la comprobación que se les trata como fronterizos irredentos.
Si el Congreso es odiado por ineficiente, compadrero, irresponsable, ajeno a la realidad de su origen popular que ha perdido, deslegitimándose paulatinamente, no es menos cierto que los medios de comunicación también incurren en calamitosos yerros que les hacen poco confiables.
Son privilegiadores del escándalo que vende pero que no educa con la información sino que envilece la acción ciudadana que subvierte valores morales en el supuesto que el ladrón o el pillo que hace trampa, sí es un ciudadano con futuro y que los honestos, los que aún creen en la forja paciente y sacrificada de un Perú libre, justo y culto, son idiotas atrasados, anti-históricos, bobos sin remedio, tontos que no saben para quién trabajan.
Los medios maquillan los problemas, los acomodan en su exposición según el cristal de quien impulse o sea mayor accionista influyente en sus nóminas empresariales.
Por tanto, los periodistas son apenas trebejos a quienes hay que aplicar el foete si se les ocurre salirse de los cánones estrechos que imperan en los medios.
Así, ningún problema álgido que involucre nombres “notables” de familias y cogollos tradicionales o de nuevos ricos agrupados, será ventilado públicamente, porque la ley no escrita de la complicidad, eso que llaman “espíritu de cuerpo”, los junta y arrebaña en silencios mortales o, contrario sensu, escándalos muy bien enderezados casi siempre contra los más débiles.
Hay, entre los periodistas, quienes viven de rodillas por vocación borreguil y acrítica. También, una minoría ilustrada como selecta y bien rentada, proclive a alquilar sus servicios, siempre y cuando se respete su escalafón de años al servicio de los patrones y falta de vergüenza pública para atacar lo que ayer defendían y mostrar amor por lo que antes blasfemaron.
Unos y otros son los “referentes”, los “formadores de opinión”, los que se entrevistan y elogian entre sí y el resto no existe, no puede tener la oportunidad de mostrar en público su parecer, porque eso significa inmediato y peligroso peligro.
Se ha fabricado la asociación fujimorismo-prensa chicha como equivalente de suciedad malsana, pestilencia intolerable, inmoralidad infinita. Sin embargo muchos de sus fautores están donde antes estuvieron y hasta son hoy reputados como “líderes de opinión”.
Los gatos están de despenseros. ¿Y podría decir algo sobre el particular una prensa tan acrítica y complaciente como la actual?
Grave, muy grave, es la responsabilidad de los miedos y de sus autores en estos últimos cinco años. Y es una historia que no puede ni debe ser ocultada.
Prensa y Congreso están entre las instituciones más abominadas del peruano común y corriente. Unos y otros engañan con cinismo y calculada malevolencia. Un pueblo ignorante o mal informado, es presa fácil de las grandes componendas de los grupos de poder.
La teoría, estructuras ideológicas, referentes morales cuando no pueden frenar el avance del lodazal delictivo, quedan en simple morisqueta, llanto insuficiente, gesto inútil.
Hacer y organizar, cláusulas fundamentales e inseparables de toda acción social. Esas son las tareas imprescindibles.
Prédica que cae en saco roto es simple desgaste de tiempo y es arar en el mar.
¡Atentos a la historia; las tribunas aplauden lo que suena bien!
¡Ataquemos al poder; el gobierno lo tiene cualquiera!
¡Rompamos el pacto infame y tácito de hablar a media voz!
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Señal de Alerta-Herbert Mujica Rojas
6-11-2025
Prensa pacata y servil
Casi hasta el hartazgo se condena el fallido coup d’etat de Pedro Castillo. Curioso, los más fanáticos de la acción, para lavar sus propios pecados, son los integrantes de la manada congresal y golpista que año y medio trató de vacar al citado ex mandatario.
Respecto de su torpísima maniobra de señalar un fraude que jamás existió y que cacarearon a más no poder, no se dice gran cosa, en realidad nada. ¿Qué eran aquellos impresentables “representantes del pueblo”: ¡golpistas a secas!
Manido recurso llamar al gobierno de México de todas las formas posibles. Pero a diferencia de estos huérfanos de respaldo popular, la presidente Sheinbaum puede exhibir millones de entusiastas seguidores. ¿Es o no aplastante la diferencia?
Las grabadoras registran las expresiones que en blanco y negro se imprimen en los diarios y se ven, casi siempre en vivo y en directo en las televisoras, cuando los políticos o funcionarios pronuncian no pocas irresponsabilidades estúpidas y, a veces, aciertos.
¿Qué puede estar ocurriendo con los medios de comunicación peruanos que aparte de acríticos, anodinos, complacientes con el diseño que el poder imparte desde altas esferas, se deja enmendar la plana por quienes dicen que no dijeron lo que millones sí escucharon, vieron o leyeron?
En buen romance ¿cabe la posibilidad que en los miedos de comunicación habiten tarados y débiles mentales que no saben lo que transmiten, graban o registran? Y, para colmo de males, los medios no dicen absolutamente nada sino que parecieran refocilarse en la comprobación que se les trata como fronterizos irredentos.
Si el Congreso es odiado por ineficiente, compadrero, irresponsable, ajeno a la realidad de su origen popular que ha perdido, deslegitimándose paulatinamente, no es menos cierto que los medios de comunicación también incurren en calamitosos yerros que les hacen poco confiables.
Son privilegiadores del escándalo que vende pero que no educa con la información sino que envilece la acción ciudadana que subvierte valores morales en el supuesto que el ladrón o el pillo que hace trampa, sí es un ciudadano con futuro y que los honestos, los que aún creen en la forja paciente y sacrificada de un Perú libre, justo y culto, son idiotas atrasados, anti-históricos, bobos sin remedio, tontos que no saben para quién trabajan.
Los medios maquillan los problemas, los acomodan en su exposición según el cristal de quien impulse o sea mayor accionista influyente en sus nóminas empresariales.
Por tanto, los periodistas son apenas trebejos a quienes hay que aplicar el foete si se les ocurre salirse de los cánones estrechos que imperan en los medios.
Así, ningún problema álgido que involucre nombres “notables” de familias y cogollos tradicionales o de nuevos ricos agrupados, será ventilado públicamente, porque la ley no escrita de la complicidad, eso que llaman “espíritu de cuerpo”, los junta y arrebaña en silencios mortales o, contrario sensu, escándalos muy bien enderezados casi siempre contra los más débiles.
Hay, entre los periodistas, quienes viven de rodillas por vocación borreguil y acrítica. También, una minoría ilustrada como selecta y bien rentada, proclive a alquilar sus servicios, siempre y cuando se respete su escalafón de años al servicio de los patrones y falta de vergüenza pública para atacar lo que ayer defendían y mostrar amor por lo que antes blasfemaron.
Unos y otros son los “referentes”, los “formadores de opinión”, los que se entrevistan y elogian entre sí y el resto no existe, no puede tener la oportunidad de mostrar en público su parecer, porque eso significa inmediato y peligroso peligro.
Se ha fabricado la asociación fujimorismo-prensa chicha como equivalente de suciedad malsana, pestilencia intolerable, inmoralidad infinita. Sin embargo muchos de sus fautores están donde antes estuvieron y hasta son hoy reputados como “líderes de opinión”.
Los gatos están de despenseros. ¿Y podría decir algo sobre el particular una prensa tan acrítica y complaciente como la actual?
Grave, muy grave, es la responsabilidad de los miedos y de sus autores en estos últimos cinco años. Y es una historia que no puede ni debe ser ocultada.
Prensa y Congreso están entre las instituciones más abominadas del peruano común y corriente. Unos y otros engañan con cinismo y calculada malevolencia. Un pueblo ignorante o mal informado, es presa fácil de las grandes componendas de los grupos de poder.
La teoría, estructuras ideológicas, referentes morales cuando no pueden frenar el avance del lodazal delictivo, quedan en simple morisqueta, llanto insuficiente, gesto inútil.
Hacer y organizar, cláusulas fundamentales e inseparables de toda acción social. Esas son las tareas imprescindibles.
Prédica que cae en saco roto es simple desgaste de tiempo y es arar en el mar.
¡Atentos a la historia; las tribunas aplauden lo que suena bien!
¡Ataquemos al poder; el gobierno lo tiene cualquiera!
¡Rompamos el pacto infame y tácito de hablar a media voz!


