¡Políticos miopes y estrábicos!
La gente común y corriente se pregunta, al borde de la desesperación, de por causa de qué, los políticos peruanos son incapaces de construir salidas atinadas y eficaces contra el caos que ya amenaza ser permanente.
Es cierto que el 95% (caso de los legisladores) llegó al Congreso y encontró un mundo nuevo, jalonado de prácticas y procesos difíciles de asumir con rapidez. A su natural miopía y estrábica visión del mundo, tuvo que agregar el ámbito parlamentario.
Para cobrar cada fin de mes, dar instrucciones a los pelotones de secretarias y tropel de asesores, amén que instruir sobre los destinos a los choferes asignados, no hay que hacer mucho esfuerzo. El “doctoreo” con que gratifica el protocolo, les cae de perillas.
Los miedos de comunicación tienen su parte en esta mazamorra indigesta. Engríen a quienes no ahorran esfuerzos en hablar de todo, casi siempre sabiendo absolutamente nada, y que protagonicen ridículos cotidianos, no interesa. Importa sí consignar lo que dice el legislador. Le llaman “presencia”.
Lo antedicho ¿garantiza un Poder Legislativo feraz en la producción de leyes en beneficio de las mayorías siempre olvidadas? La respuesta obvia es ¡de ninguna maner!
¿Cuál ha sido la razón de existir del actual Congreso? Durante 15 meses empleó todos sus fuegos en producir la vacancia de Pedro Castillo. ¡Ni siquiera pudo lograrlo porque el ex mandatario se disparó a los pies el 7-12-2022!
¿Y qué ocurre hoy? No pueden ponerse de acuerdo para definir la fecha y realización de las elecciones generales impugnadas por los termocéfalos que alegan haber sido electos hasta el 2026.
Cuando la materia gris escasea y no se la posee ¡ni de adorno! deviene imposible pedirle peras al olmo. Reza el dicho: ¡Lo que Dios no da, Salamanca no lo presta! Entonces esa Babel que es el Parlamento es el espectáculo que todo el Perú y el mundo contempla con desaprobación.
¡Honor al mérito! Nuestros políticos destacan por su profunda miopía e incontinencia cuando de dar “opiniones” se trata. Hablan porque tienen lengua y la hemorragia produce esperpentos a cual peor que, como no podía ser de otro modo, los brutos reputan como “análisis” y cierta prensa, igual de adocenada y cuasi ciega, celebra con alborozo estrambótico.
El grave problema de nuestros políticos desde hace más de cuatro décadas es que son ineptos para proyectar un país vivible por los próximos 50 ó 70 años. Son lenguaraces y producen indigestiones cerebrales capaces de enredar una telaraña. Ciertamente tampoco son muy entendidos en el análisis de los grandes temas de la agenda nacional.
Un tema urticante pero que poco o nada concita atención.
¿Cuántos políticos se preocupan por la soberanía de los cielos peruanos hoy cuasi obsequiados por el gobierno de Alan García (2011) a Latam (antes Lan Chile)? Ni siquiera pueden definir lo que son quintas libertades y los segmentos concedidos en absoluta desigualdad a la aerolínea foránea.
¿Conocen Perú nuestros políticos? Más allá de uno que otro barrio y metropolitano, la mayor cantidad de personajes que se hacen llamar políticos, son ineptos para entender que Perú no sólo tiene Costa, Sierra y Montaña sino que debiera considerar los cielos y el Mar de Grau como 4ta y 5ta región a defender y honrar. Además de la proyección hacia el Amazonas-Atlántico y a la Antártida.
¡Por si acaso, señores, no son marcas de helados!
¿Qué, sí saben? Es cierto que no todos, pero un 95% sí practica la estafa de la fe del pueblo; tráfico de influencias; mal uso de la información del Estado y hoy pueden ser parlamentarios y mañana pelearán desde la gerencia de alguna multinacional, la famosa puerta giratoria. Y todo sin pizca de rubor o vergüenza mínima.
Resulta explicable el porqué los partidos políticos carecen de respaldo ciudadano al modo de antes. No hay vítores, tampoco victorias en las calles ni protesta firme, hay connivencia salvaje y entre todos se culpan. Los que se van, entrenan a los que llegan en el finísimo arte de callarse la boca para seguir mamando de la cansada ubre del Estado y la corrupción campea destruyendo todo a su paso.
Más que un país, somos una caricatura informe, desproporcionada, inmóvil al cambio pero proclive a elegir rateros y pícaros en los puestos más importantes. ¿Cómo puede entenderse que todos los ex presidentes tengan cuentas por saldar con la justicia? Uno de ellos se metió un tiro porque barruntaba que los grilletes se le acercaban peligrosamente.
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¡Políticos miopes y estrábicos!
La gente común y corriente se pregunta, al borde de la desesperación, de por causa de qué, los políticos peruanos son incapaces de construir salidas atinadas y eficaces contra el caos que ya amenaza ser permanente.
Es cierto que el 95% (caso de los legisladores) llegó al Congreso y encontró un mundo nuevo, jalonado de prácticas y procesos difíciles de asumir con rapidez. A su natural miopía y estrábica visión del mundo, tuvo que agregar el ámbito parlamentario.
Para cobrar cada fin de mes, dar instrucciones a los pelotones de secretarias y tropel de asesores, amén que instruir sobre los destinos a los choferes asignados, no hay que hacer mucho esfuerzo. El “doctoreo” con que gratifica el protocolo, les cae de perillas.
Los miedos de comunicación tienen su parte en esta mazamorra indigesta. Engríen a quienes no ahorran esfuerzos en hablar de todo, casi siempre sabiendo absolutamente nada, y que protagonicen ridículos cotidianos, no interesa. Importa sí consignar lo que dice el legislador. Le llaman “presencia”.
Lo antedicho ¿garantiza un Poder Legislativo feraz en la producción de leyes en beneficio de las mayorías siempre olvidadas? La respuesta obvia es ¡de ninguna maner!
¿Cuál ha sido la razón de existir del actual Congreso? Durante 15 meses empleó todos sus fuegos en producir la vacancia de Pedro Castillo. ¡Ni siquiera pudo lograrlo porque el ex mandatario se disparó a los pies el 7-12-2022!
¿Y qué ocurre hoy? No pueden ponerse de acuerdo para definir la fecha y realización de las elecciones generales impugnadas por los termocéfalos que alegan haber sido electos hasta el 2026.
Cuando la materia gris escasea y no se la posee ¡ni de adorno! deviene imposible pedirle peras al olmo. Reza el dicho: ¡Lo que Dios no da, Salamanca no lo presta! Entonces esa Babel que es el Parlamento es el espectáculo que todo el Perú y el mundo contempla con desaprobación.
¡Honor al mérito! Nuestros políticos destacan por su profunda miopía e incontinencia cuando de dar “opiniones” se trata. Hablan porque tienen lengua y la hemorragia produce esperpentos a cual peor que, como no podía ser de otro modo, los brutos reputan como “análisis” y cierta prensa, igual de adocenada y cuasi ciega, celebra con alborozo estrambótico.
El grave problema de nuestros políticos desde hace más de cuatro décadas es que son ineptos para proyectar un país vivible por los próximos 50 ó 70 años. Son lenguaraces y producen indigestiones cerebrales capaces de enredar una telaraña. Ciertamente tampoco son muy entendidos en el análisis de los grandes temas de la agenda nacional.
Un tema urticante pero que poco o nada concita atención.
¿Cuántos políticos se preocupan por la soberanía de los cielos peruanos hoy cuasi obsequiados por el gobierno de Alan García (2011) a Latam (antes Lan Chile)? Ni siquiera pueden definir lo que son quintas libertades y los segmentos concedidos en absoluta desigualdad a la aerolínea foránea.
¿Conocen Perú nuestros políticos? Más allá de uno que otro barrio y metropolitano, la mayor cantidad de personajes que se hacen llamar políticos, son ineptos para entender que Perú no sólo tiene Costa, Sierra y Montaña sino que debiera considerar los cielos y el Mar de Grau como 4ta y 5ta región a defender y honrar. Además de la proyección hacia el Amazonas-Atlántico y a la Antártida.
¡Por si acaso, señores, no son marcas de helados!
¿Qué, sí saben? Es cierto que no todos, pero un 95% sí practica la estafa de la fe del pueblo; tráfico de influencias; mal uso de la información del Estado y hoy pueden ser parlamentarios y mañana pelearán desde la gerencia de alguna multinacional, la famosa puerta giratoria. Y todo sin pizca de rubor o vergüenza mínima.
Resulta explicable el porqué los partidos políticos carecen de respaldo ciudadano al modo de antes. No hay vítores, tampoco victorias en las calles ni protesta firme, hay connivencia salvaje y entre todos se culpan. Los que se van, entrenan a los que llegan en el finísimo arte de callarse la boca para seguir mamando de la cansada ubre del Estado y la corrupción campea destruyendo todo a su paso.
Más que un país, somos una caricatura informe, desproporcionada, inmóvil al cambio pero proclive a elegir rateros y pícaros en los puestos más importantes. ¿Cómo puede entenderse que todos los ex presidentes tengan cuentas por saldar con la justicia? Uno de ellos se metió un tiro porque barruntaba que los grilletes se le acercaban peligrosamente.