Informe
Señal de Alerta-Herbert Mujica Rojas
29-3-2024
¡Política, para robar y enriquecerse!
A Semana Santa se la reputa como de reflexión y recogimiento. Eso mismo hay que demandar a quienes profesan la política como modo de robar y enriquecerse. Los que están arriba hacen sus fortunas sobre los que están más abajo.
A propósito de una entrevista al ex parlamentario, siempre señor honesto y digno, Héctor Vargas Haya, encontré valiosas sugerencias de cómo hacer una exhaustiva indagación sobre los que han hecho todo lo contrario a la vida modesta que exhibe a sus 95 años, el longevo aprista Vargas Haya.
En efecto, ¿cómo hacen para poseer no pocos políticos, funcionarios públicos en las municipalidades, grandes empresas del Estado, burócratas y vacas sagradas, residencias por encima de los US$ 400 mil? Lo que ganan no da para tanto, por tanto ese desequilibrio es muy sospechoso.
Las explicaciones que son inversiones de las herencias que les dejaron sus abuelitas o lo que les pagaron por haber sido víctimas del holocausto, amén que ridículas, son insuficientes porque es matemática simple: gana tanto y no puede gastar más que eso.
¿Es la política el vil negociado culpable que denunciara desde la isla de San Lorenzo el 3 de octubre de 1923, Víctor Raúl Haya de la Torre, antes de ser deportado por el gobierno del oncenio-Augusto B. Leguía?
Tal parece que toda nuestra vida republicana está salpicada de escándalos, negociados, conchabos miserables contra el Perú y la constante de NO ENCONTRAR CULPABLES también es otra tradición que tiene que ver con la suciedad en los poderes públicos.
¿Cómo medimos cuando los políticos y burócratas le roban la fe al pueblo con mentiras, embustes, estratagemas para dilatar o no hacer llegar nunca a soluciones? El embrollador vive de la prolongación de los líos.
En los últimos 40 años, las organizaciones de nuevos gángsteres siempre hicieron más largos los problemas e intríngulis. Si solucionaban las broncas ¡se acababan los fondos que no pagan impuestos y están exentos de fiscalización!
Para una deleznable mayoría de políticos y vividores del Estado, su razón de ser consiste en expoliar a la Nación, aprovechar los contratos con dedicatoria de nombre y apellido y “asegurar” el futuro de los suyos que, sabiduría del oficio, ponen a nombre de segundos, terceros o cuartos, testaferrato vulgar.
La construcción del país, la organización de su economía o lucha por el progreso interrumpe sus visiones inmediatistas y aprovechadoras. Que eso signifique la hambruna de millones, el no acceso a la educación y la fuga del país de cientos de miles, no representa ¡absolutamente nada!
La “conclusión” es que si se “aspira” a ser “exitoso” hay que dedicarse a la política, ser parlamentario, alcalde, gobernador o presidente (da lo mismo) y eso permitirá dejar a la cansada ubre del Estado en artículo mortis.
Pero, el infaltable pero, los suyos habrán asegurado colegios caros, universidades de paga, títulos y honores y herencias opíparas. El egoísmo, base fundamental del accionar delictivo destruye o impide, como es el caso del Perú, edificar un conjunto humano libre, culto, justo y digno.
Algunas veces las penas punitivas muy bien descritas en los códigos, no alcanzan a la “altitud” de encopetados que compran jueces y tribunales enteros al precio de mercado y tejen redes de toma y daca que resultan en sentencias favorables. Una justicia que admite su precio, es cualquier cosa, menos justicia.
¿Practicarán los rateros que se roban al Perú desde hace más de 200 años, las virtudes de fe? Eso de darse de golpes en el pecho para el lunes a primera hora, continuar con sus asaltos, define la pobreza espiritual de un país sin ejemplos.
Multitud de ex presidentes son sospechosos de robo. Uno de esos se metió un tiro y huyó cobardemente de sus responsabilidades y en el colmo de la abyección hay quienes urgen de la fabricación de un mártir que limpie sus faltas terrenales.
Para ser político no se necesita ser ladrón. Para trabajar, desde la burocracia, a favor del Perú, no hay que tener vocación de langosta y arrasar con lo que se tenga a la vista. Algo tan simple debe enseñarse desde la infancia.
Visitar las casas de políticos y grandes gerentes del Estado sí puede ser interesantísimo porque hay quienes viven en domicilios alquilados, caminan tranquilos por las calles y gozan del saludo de los ciudadanos que los aprecian y admiran.
En cambio ¿será fácil para los conocidos hampones, librarse de la condena cívica que sabe que sus riquezas surgieron de fondos deshonestos y que por eso requieren “seguir” en la movida de farsa y sainete que son sus miserables existencias?
¿Política para robar y enriquecerse? ¡Pamplinas!
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Señal de Alerta-Herbert Mujica Rojas
29-3-2024
¡Política, para robar y enriquecerse!
A Semana Santa se la reputa como de reflexión y recogimiento. Eso mismo hay que demandar a quienes profesan la política como modo de robar y enriquecerse. Los que están arriba hacen sus fortunas sobre los que están más abajo.
A propósito de una entrevista al ex parlamentario, siempre señor honesto y digno, Héctor Vargas Haya, encontré valiosas sugerencias de cómo hacer una exhaustiva indagación sobre los que han hecho todo lo contrario a la vida modesta que exhibe a sus 95 años, el longevo aprista Vargas Haya.
En efecto, ¿cómo hacen para poseer no pocos políticos, funcionarios públicos en las municipalidades, grandes empresas del Estado, burócratas y vacas sagradas, residencias por encima de los US$ 400 mil? Lo que ganan no da para tanto, por tanto ese desequilibrio es muy sospechoso.
Las explicaciones que son inversiones de las herencias que les dejaron sus abuelitas o lo que les pagaron por haber sido víctimas del holocausto, amén que ridículas, son insuficientes porque es matemática simple: gana tanto y no puede gastar más que eso.
¿Es la política el vil negociado culpable que denunciara desde la isla de San Lorenzo el 3 de octubre de 1923, Víctor Raúl Haya de la Torre, antes de ser deportado por el gobierno del oncenio-Augusto B. Leguía?
Tal parece que toda nuestra vida republicana está salpicada de escándalos, negociados, conchabos miserables contra el Perú y la constante de NO ENCONTRAR CULPABLES también es otra tradición que tiene que ver con la suciedad en los poderes públicos.
¿Cómo medimos cuando los políticos y burócratas le roban la fe al pueblo con mentiras, embustes, estratagemas para dilatar o no hacer llegar nunca a soluciones? El embrollador vive de la prolongación de los líos.
En los últimos 40 años, las organizaciones de nuevos gángsteres siempre hicieron más largos los problemas e intríngulis. Si solucionaban las broncas ¡se acababan los fondos que no pagan impuestos y están exentos de fiscalización!
Para una deleznable mayoría de políticos y vividores del Estado, su razón de ser consiste en expoliar a la Nación, aprovechar los contratos con dedicatoria de nombre y apellido y “asegurar” el futuro de los suyos que, sabiduría del oficio, ponen a nombre de segundos, terceros o cuartos, testaferrato vulgar.
La construcción del país, la organización de su economía o lucha por el progreso interrumpe sus visiones inmediatistas y aprovechadoras. Que eso signifique la hambruna de millones, el no acceso a la educación y la fuga del país de cientos de miles, no representa ¡absolutamente nada!
La “conclusión” es que si se “aspira” a ser “exitoso” hay que dedicarse a la política, ser parlamentario, alcalde, gobernador o presidente (da lo mismo) y eso permitirá dejar a la cansada ubre del Estado en artículo mortis.
Pero, el infaltable pero, los suyos habrán asegurado colegios caros, universidades de paga, títulos y honores y herencias opíparas. El egoísmo, base fundamental del accionar delictivo destruye o impide, como es el caso del Perú, edificar un conjunto humano libre, culto, justo y digno.
Algunas veces las penas punitivas muy bien descritas en los códigos, no alcanzan a la “altitud” de encopetados que compran jueces y tribunales enteros al precio de mercado y tejen redes de toma y daca que resultan en sentencias favorables. Una justicia que admite su precio, es cualquier cosa, menos justicia.
¿Practicarán los rateros que se roban al Perú desde hace más de 200 años, las virtudes de fe? Eso de darse de golpes en el pecho para el lunes a primera hora, continuar con sus asaltos, define la pobreza espiritual de un país sin ejemplos.
Multitud de ex presidentes son sospechosos de robo. Uno de esos se metió un tiro y huyó cobardemente de sus responsabilidades y en el colmo de la abyección hay quienes urgen de la fabricación de un mártir que limpie sus faltas terrenales.
Para ser político no se necesita ser ladrón. Para trabajar, desde la burocracia, a favor del Perú, no hay que tener vocación de langosta y arrasar con lo que se tenga a la vista. Algo tan simple debe enseñarse desde la infancia.
Visitar las casas de políticos y grandes gerentes del Estado sí puede ser interesantísimo porque hay quienes viven en domicilios alquilados, caminan tranquilos por las calles y gozan del saludo de los ciudadanos que los aprecian y admiran.
En cambio ¿será fácil para los conocidos hampones, librarse de la condena cívica que sabe que sus riquezas surgieron de fondos deshonestos y que por eso requieren “seguir” en la movida de farsa y sainete que son sus miserables existencias?
¿Política para robar y enriquecerse? ¡Pamplinas!