Política

Perú, sancochado desabrido

hcmujica@gmail.com
Perú, sancochado desabrido
Perú, sancochado desabrido
15 de marzo del 2023

Perú, sancochado desabrido

Suele ser el sancochado, plato peruano a base de carne, papas, choclo, un plato de polendas, reparador, simplemente delicioso.

Perú, hasta el 7 de diciembre del 2022 no era un lecho de rosas, un paraíso o cosa parecida. El presidente de entonces, Castillo, podía exhibir legitimidad aunque talento para conducir la pesada nave del Estado, es cierto que le faltó en gran cantidad.

A partir de esa fecha, la señalada, y con un Congreso cada vez más golpista y fautor de gastos impresionantemente ociosos, el rumbo errático del país ha sido de dimensiones más bien condenables y ridículas.

Las protestas, acalladas a sangre y fuego por el gobierno de doña Dina Boluarte, exhibieron un saldo de más de 60 muertos a balazos sin que portaran armas o instrumentos letales o nada que amenazara a los apertrechados hasta los dientes, policías y militares.

Un par de pobres diablos en el Parlamento, no hesitó en anunciar que propondría una ley de amnistía para blindar a quienes, hasta hoy, no han sido identificados, capturados y procesados por el crimen de civiles protestantes.

Como el lector apreciará el enrarecimiento del clima peruano es de una evidencia incontestable. Los únicos que no atinan a entender nada han sido los del gobierno y sus barras bravas que gritaban histéricamente contra “violentistas, senderistas, terroristas”.

Por lo menos 2 ó 3 diarios anunciaron, como si se tratase de un descubrimiento sociológico: “el retorno del terrorismo”. Y no pocos débiles mentales repitieron la salmodia de manera acrítica, boba, servil.

¿Es que una prensa mediocre puede servirse de consumidores descerebrados? La respuesta es sí.

El sancochado apenas empezaba a tener un sabor desabrido, malo para la ingesta.

Un cucufato que informó amar a la Virgen María y que se autocastigaba con cilicios cuando sentía la tentación del placer carnal, ya instalado en el sillón municipal de Lima y sin haber pagado ¡ni un centavo! de su deuda tributaria a la Sunat, comunicó que rezaría para que el ciclón Yaku no visitase Lima.

Cuando la Sunat detecta irregularidades el vendaval de sus medidas incluye hasta embargos y multas a granel. ¿Por causa de qué el señor Rafael López Aliaga que debe más de S/ 30 millones de soles en tributos no pagados ilegalmente, a Sunat, está feliz y contento como si no pasara nada?

Que hay sinverguenzas impávidos que se ríen de la ley, los hay en Perú. ¿Cómo se entiende a los numerosos ciudadanos que sabiendo de las fechorías de aquél individuo, sigan defendiéndolo con fanatismo despreciable?

A esos ignorantes hay que obsequiarles el desprecio más categórico.

En Sunedu, la ex encargada de la ex reforma universitaria, han puesto de jefe del departamento legal a quien litigaba contra esa entidad y pagado por los reaccionarios dueños de covachas que hacían pasar por casas de estudios superiores.

¿No es un sanchochado desabrido cuanto se ve y se observa en Perú?

¿Y cómo vamos por la política?

No hay partidos ni esperanza de resurrección milagrosa.

¿Imagina usted que los nazis hicieran un homenaje de reivindicación de los 6 millones de judíos que quemaron en los campos de concentración?

Pues bien, los alanistas, esa secta adoradora de un charlatán que apenas si concitó la adhesión de 5.6% de votantes en su última aspiración presidencial, pretenden reinscribir al Apra. ¿Los enterradores de rescatistas?

En los años 90, la influencia corruptora del fujimorismo arrasó con la, por así decirlo, institucionalidad en Torre Tagle y echó a la calle a decenas de diplomáticos. Las complicidades vergonzosas en ese ministerio, desde entonces, fueron pan de cada día.

Hoy, treinta años después, los modos hediondos de un fujimorismo irredento, ignorante, inculto, brutal, se vuelven a cernir sobre Torre Tagle y los atropellos están a la orden del día. El nepotismo, hijos, sobrinos, ahijados y protegidos, cobra vigencia ¡una vez más!

Los talentos viven cada quien para su parroquia pequeña y olvida el elemental deber de solidaridad y la misión de entrar en la refriega para demostrar esas dotes superiores.

Por absurdo que parezca, las lluvias intensas y sus emergencias contra la infraestructura especialmente en el norte, son un bálsamo para el gobierno de doña Dina.

No hay mal que dure 100 años. Ni cuerpo que lo resista.

Tomar a lo serio, cosas del Perú, repetía don Manuel.

El sancochado no está desabrido en la vida cotidiana nacional, ¡está podrido!

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Suele ser el sancochado, plato peruano a base de carne, papas, choclo, un plato de polendas, reparador, simplemente delicioso.

Perú, hasta el 7 de diciembre del 2022 no era un lecho de rosas, un paraíso o cosa parecida. El presidente de entonces, Castillo, podía exhibir legitimidad aunque talento para conducir la pesada nave del Estado, es cierto que le faltó en gran cantidad.

A partir de esa fecha, la señalada, y con un Congreso cada vez más golpista y fautor de gastos impresionantemente ociosos, el rumbo errático del país ha sido de dimensiones más bien condenables y ridículas.

Las protestas, acalladas a sangre y fuego por el gobierno de doña Dina Boluarte, exhibieron un saldo de más de 60 muertos a balazos sin que portaran armas o instrumentos letales o nada que amenazara a los apertrechados hasta los dientes, policías y militares.

Un par de pobres diablos en el Parlamento, no hesitó en anunciar que propondría una ley de amnistía para blindar a quienes, hasta hoy, no han sido identificados, capturados y procesados por el crimen de civiles protestantes.

Como el lector apreciará el enrarecimiento del clima peruano es de una evidencia incontestable. Los únicos que no atinan a entender nada han sido los del gobierno y sus barras bravas que gritaban histéricamente contra “violentistas, senderistas, terroristas”.

Por lo menos 2 ó 3 diarios anunciaron, como si se tratase de un descubrimiento sociológico: “el retorno del terrorismo”. Y no pocos débiles mentales repitieron la salmodia de manera acrítica, boba, servil.

¿Es que una prensa mediocre puede servirse de consumidores descerebrados? La respuesta es sí.

El sancochado apenas empezaba a tener un sabor desabrido, malo para la ingesta.

Un cucufato que informó amar a la Virgen María y que se autocastigaba con cilicios cuando sentía la tentación del placer carnal, ya instalado en el sillón municipal de Lima y sin haber pagado ¡ni un centavo! de su deuda tributaria a la Sunat, comunicó que rezaría para que el ciclón Yaku no visitase Lima.

Cuando la Sunat detecta irregularidades el vendaval de sus medidas incluye hasta embargos y multas a granel. ¿Por causa de qué el señor Rafael López Aliaga que debe más de S/ 30 millones de soles en tributos no pagados ilegalmente, a Sunat, está feliz y contento como si no pasara nada?

Que hay sinverguenzas impávidos que se ríen de la ley, los hay en Perú. ¿Cómo se entiende a los numerosos ciudadanos que sabiendo de las fechorías de aquél individuo, sigan defendiéndolo con fanatismo despreciable?

A esos ignorantes hay que obsequiarles el desprecio más categórico.

En Sunedu, la ex encargada de la ex reforma universitaria, han puesto de jefe del departamento legal a quien litigaba contra esa entidad y pagado por los reaccionarios dueños de covachas que hacían pasar por casas de estudios superiores.

¿No es un sanchochado desabrido cuanto se ve y se observa en Perú?

¿Y cómo vamos por la política?

No hay partidos ni esperanza de resurrección milagrosa.

¿Imagina usted que los nazis hicieran un homenaje de reivindicación de los 6 millones de judíos que quemaron en los campos de concentración?

Pues bien, los alanistas, esa secta adoradora de un charlatán que apenas si concitó la adhesión de 5.6% de votantes en su última aspiración presidencial, pretenden reinscribir al Apra. ¿Los enterradores de rescatistas?

En los años 90, la influencia corruptora del fujimorismo arrasó con la, por así decirlo, institucionalidad en Torre Tagle y echó a la calle a decenas de diplomáticos. Las complicidades vergonzosas en ese ministerio, desde entonces, fueron pan de cada día.

Hoy, treinta años después, los modos hediondos de un fujimorismo irredento, ignorante, inculto, brutal, se vuelven a cernir sobre Torre Tagle y los atropellos están a la orden del día. El nepotismo, hijos, sobrinos, ahijados y protegidos, cobra vigencia ¡una vez más!

Los talentos viven cada quien para su parroquia pequeña y olvida el elemental deber de solidaridad y la misión de entrar en la refriega para demostrar esas dotes superiores.

Por absurdo que parezca, las lluvias intensas y sus emergencias contra la infraestructura especialmente en el norte, son un bálsamo para el gobierno de doña Dina.

No hay mal que dure 100 años. Ni cuerpo que lo resista.

Tomar a lo serio, cosas del Perú, repetía don Manuel.

El sancochado no está desabrido en la vida cotidiana nacional, ¡está podrido!

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