Política

Perú, insignificancia geopolítica

hcmujica@gmail.com
PerúMundo
7 de septiembre del 2023

Informe
Señal de Alerta-Herbert Mujica Rojas
8-9-2023

Perú, insignificancia geopolítica

Nuestro país ocupa un área de 1’285,000 km2., con 33’726,000 ciudadanos.

Latinoamérica, todo lo que está al sur de Río Bravo o Grande, en México, posee una extensión de 20 millones de km2. En que habitan 667 millones de personas, casi en 95% castellano parlantes.

Asia tiene una extensión de 44 millones de km2.

Africa, 30.37 millones de km2.

Oceanía, 8’542,499 km².

Estados Unidos, posee un área de 9’834,000 km2.

Rusia, 17.8 millones de km2.

En buen castellano, la liza geopolítica se decide entre pueblos-continente, la afortunada expresión que acuñara Antenor Orrego en el libro del mismo nombre, lustros atrás.

Por tanto, la voz singular, soberana y potente del Perú, en el concierto y ajedrez del mundo contemporáneo, es poco significativa y hasta minúscula.

La prédica unionista continental, después de los años 50 llamada integración, fue bandera irrenunciable de un peruano cuya vigencia de pensamiento permanece incólume: Víctor Raúl Haya de la Torre.

Sostuvo Haya que sin la federación de los Estados Desunidos del Sur en un potente haz de naciones con el mismo idioma, sin problemas raciales o tribales importantes, con una historia que reconoce acápites comunes en el gigantesco espacio-tiempo indoamericano, era una obligación impostergable.

Los guarismos no mienten y nos dan la magnitud de cómo se juegan las piezas en el mundo.

La pugna entre Estados Unidos hoy a la zaga del ímpetu chino, también tiene ocurrencia en Latinoamérica. Es más, en Perú hay un enclave privado, Puerto de Chancay, al cual se reputa con exageración propagandística como el gran hub marítimo. Lo que no se dice es que sin carreteras, puertos secos, carga masiva que salga de Chancay al mundo, todo no pasa de difusión y técnicas de mercado ante la opinión pública.

Los precios de las exportaciones peruanas, piedras y algunos pocas no tradicionales y algo de valor agregado, dependen del vaivén del mercado internacional. Si no se cumple con las exigencias y requerimientos de esos clientes, como en cualquier parte, se van a pique tales operaciones.

¿Determina Perú, con soberanía popular y nacional, qué comercio o industria promover o más bien se nos dicta qué y sobre qué pavimentar nuestro desarrollo exportable?

Un país con escasa población, tamaño enorme y biodiversidad riquísima pero con descerebrados antipatriotas al mando, no tiene claro qué desea y ¡mucho menos! cómo conseguirlo.

He allí un tema de ignorancia geopolítica: ¿ha seguido los debates sobre el litio, los minerales, el daño al medio ambiente, el gas y la petroquímica, la proyección atlántica hacia el Pacífico que tiene obligación Perú de impulsar o el trabajo científico en la Antártida? Estoy seguro que NO. Por la simple razón que son inexistentes.

¿Hay investigación sobre la enajenación de los cielos peruanos en favor de una aerolínea sureña?

Nuestros políticos son de juguete. No entienden el teorema que plantea un mundo de grandes bloques, pueblos-continente y menos que como país central, nos vamos convirtiendo en ring de box de, por lo menos, dos potencias mundiales.

¿Por qué alguno o varios de nuestros políticos no plantean que si hay intención directa e irrecusable de eliminar el narcotráfico, alguien debiera comprar la cosecha completa de hoja de coca, por 100 años? ¡Y que los campesinos trabajen en otros cultivos, con precios interesantes y rentabilidad asegurada!

¿O hay interés de los grandes trusts de mantener el narcotráfico y a esa inmensa masa de millones de viciosos que son los clientes y los fenicios a cargo? ¿Se dan cuenta cómo se requiere de una política de Estado, sin policías o militares corruptos, huérfanos de civiles desalmados a quienes no importa sacrificar a balazos a su juventud?

Carreteras, puertos secos, depósitos modernos con cámaras de refrigeración conservadoras del buen estado de las exportaciones, hoteles y personal especializado en la atención a los turistas, políglotas calificados, requisitos indispensables todos para servicio al cliente.

Otear en grande no es una ilusión. Es un deber irrecusable.

Es hora de volver a pensar y hacerlo con un gran plan nacional, por encima de banderías caníbales o políticos delincuentes.

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7 de septiembre del 2023

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Señal de Alerta-Herbert Mujica Rojas
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Perú, insignificancia geopolítica

Nuestro país ocupa un área de 1’285,000 km2., con 33’726,000 ciudadanos.

Latinoamérica, todo lo que está al sur de Río Bravo o Grande, en México, posee una extensión de 20 millones de km2. En que habitan 667 millones de personas, casi en 95% castellano parlantes.

Asia tiene una extensión de 44 millones de km2.

Africa, 30.37 millones de km2.

Oceanía, 8’542,499 km².

Estados Unidos, posee un área de 9’834,000 km2.

Rusia, 17.8 millones de km2.

En buen castellano, la liza geopolítica se decide entre pueblos-continente, la afortunada expresión que acuñara Antenor Orrego en el libro del mismo nombre, lustros atrás.

Por tanto, la voz singular, soberana y potente del Perú, en el concierto y ajedrez del mundo contemporáneo, es poco significativa y hasta minúscula.

La prédica unionista continental, después de los años 50 llamada integración, fue bandera irrenunciable de un peruano cuya vigencia de pensamiento permanece incólume: Víctor Raúl Haya de la Torre.

Sostuvo Haya que sin la federación de los Estados Desunidos del Sur en un potente haz de naciones con el mismo idioma, sin problemas raciales o tribales importantes, con una historia que reconoce acápites comunes en el gigantesco espacio-tiempo indoamericano, era una obligación impostergable.

Los guarismos no mienten y nos dan la magnitud de cómo se juegan las piezas en el mundo.

La pugna entre Estados Unidos hoy a la zaga del ímpetu chino, también tiene ocurrencia en Latinoamérica. Es más, en Perú hay un enclave privado, Puerto de Chancay, al cual se reputa con exageración propagandística como el gran hub marítimo. Lo que no se dice es que sin carreteras, puertos secos, carga masiva que salga de Chancay al mundo, todo no pasa de difusión y técnicas de mercado ante la opinión pública.

Los precios de las exportaciones peruanas, piedras y algunos pocas no tradicionales y algo de valor agregado, dependen del vaivén del mercado internacional. Si no se cumple con las exigencias y requerimientos de esos clientes, como en cualquier parte, se van a pique tales operaciones.

¿Determina Perú, con soberanía popular y nacional, qué comercio o industria promover o más bien se nos dicta qué y sobre qué pavimentar nuestro desarrollo exportable?

Un país con escasa población, tamaño enorme y biodiversidad riquísima pero con descerebrados antipatriotas al mando, no tiene claro qué desea y ¡mucho menos! cómo conseguirlo.

He allí un tema de ignorancia geopolítica: ¿ha seguido los debates sobre el litio, los minerales, el daño al medio ambiente, el gas y la petroquímica, la proyección atlántica hacia el Pacífico que tiene obligación Perú de impulsar o el trabajo científico en la Antártida? Estoy seguro que NO. Por la simple razón que son inexistentes.

¿Hay investigación sobre la enajenación de los cielos peruanos en favor de una aerolínea sureña?

Nuestros políticos son de juguete. No entienden el teorema que plantea un mundo de grandes bloques, pueblos-continente y menos que como país central, nos vamos convirtiendo en ring de box de, por lo menos, dos potencias mundiales.

¿Por qué alguno o varios de nuestros políticos no plantean que si hay intención directa e irrecusable de eliminar el narcotráfico, alguien debiera comprar la cosecha completa de hoja de coca, por 100 años? ¡Y que los campesinos trabajen en otros cultivos, con precios interesantes y rentabilidad asegurada!

¿O hay interés de los grandes trusts de mantener el narcotráfico y a esa inmensa masa de millones de viciosos que son los clientes y los fenicios a cargo? ¿Se dan cuenta cómo se requiere de una política de Estado, sin policías o militares corruptos, huérfanos de civiles desalmados a quienes no importa sacrificar a balazos a su juventud?

Carreteras, puertos secos, depósitos modernos con cámaras de refrigeración conservadoras del buen estado de las exportaciones, hoteles y personal especializado en la atención a los turistas, políglotas calificados, requisitos indispensables todos para servicio al cliente.

Otear en grande no es una ilusión. Es un deber irrecusable.

Es hora de volver a pensar y hacerlo con un gran plan nacional, por encima de banderías caníbales o políticos delincuentes.

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