Pandemia desnudó carencias y resacas que siempre son penosas

Pandemia desnudó carencias y resacas que siempre son penosas
El tema ecológico y el tema de género han sido excesivamente manoseados estos últimos años. En todo el mundo, sobre todo los sectores izquierdistas y/o radicales, han visto en estos temas, una trinchera de la cual prácticamente se han apropiado, como algunos de los últimos reductos para no perder vigencia. Dichos sectores políticos han copado en muchos países los asesoramientos sobre estos temas y en algunos casos los han tratado de promover con mayor o menor suerte. Pocas veces, aun en puestos claves como ministros o secretarios de Estado los abanderados de dichos temas han logrado generar políticas públicas al respecto.
En realidad, más que hacer avanzar la agenda, la han puesto en evidencia. De eso no hay ninguna duda y hay que reconocerlo. Ocurre que dichos cambios pertenecen a lo que se llama los movimientos lentos de la historia. No se adquiere conciencia sobre esos temas de un día al otro, y es aún más ingenuo creer que los cambios sobre esos temas se van a dar por decreto.
Es evidente que la pandemia es un momento muy especial para avanzar en que la población tome conciencia de estos temas, aunque en apariencia no parezcan urgentes. Lo paradójico es que en el caso de lo ecológico la conciencia avanzara por razones inesperadas que se han vuelto positivas.
El confinamiento y paro laboral por casi dos meses en muchos países ha disminuido en algo la emisión de gases de efecto invernadero que mucho tienen que ver con el cambio climático. Por allí entonces que la pandemia ha tenido un efecto positivo. Sobre el segundo tema, el de género (que trataré en un próximo artículo), las consecuencias han sido por el momento -yo diría- hasta negativas, pues todo indica que algo de lo avanzado sobre esta agenda se ha estancado o incluso ha retrocedido. Esperemos que esto sea solo algo pasajero o un error de óptica. Lo cierto es que las cifras preocupan un poco.
El desempleo, es evidente, ha tocado más a las mujeres que a los hombres, pues más mujeres trabajan en el área de servicios y estas áreas han sido muy afectadas. Cuando, como en el momento actual, se está produciendo un tímido reclutamiento para reiniciar labores, en muchos países ha sido a hombres a quienes de preferencia se ha contratado. Por otro lado en muchos casos al quedarse la mujer en casa, cuando hay una familia en casa, la situación ya usual de que las mujeres trabajen más que los hombres en las labores domésticas, lamentablemente se ha consolidado aun más.
En realidad a quien sí debemos reconocerle ser un apóstol sobre ambos temas, el ecológico y el de género y que con convicción y lucidez, y sobre todo por su manejo erudito de los mismos, es a Antonio Guterres, el actual Secretario General de las Naciones Unidas. Díficil escucharlo hablar sobre estos temas y no quedar convencido de la urgencia de los mismos. Lejos del tacto excesivamente diplomático, “politically correct”, de sus antecesores, este ingeniero de profesión y apasionado por la física es un hombre de una rara lucidez. El hecho de haber estado casado con una psicoanalista y tener una hermana psiquiatra, hace que Antonio Guterres, tenga también una visión clara, contundente y compasiva de los diversos e inevitables impactos que tendrá en la salud mental de los ciudadanos de todo el mundo, esta pandemia. Sobre todo a los sectores mas vulnerables como lo son los niños, adultos mayores, inmigrantes y refugiados. Es una suerte que en este momento crucial de la historia alguien como Guterres, esté a la cabeza de las Naciones Unidas, no solo a la cabeza sino en el cerebro de la misma.
I.-El tema ecológico
En lo ecológico, ya algunos años antes de la pandemia, hubo tímidos pero reales avances, en acuerdos escritos y en consensos a futuro. Por lo menos se ha logrado que China, Europa y muchos países del tercer mundo suscriban acuerdos que disminuirán, el uso de combustibles fósiles en los próximos años y optarán más por el uso de recursos renovables. La actual e irresponsable ceguera de los actuales presidentes de Estados Unidos y Brasil, de negar los impactos reales del cambio climático, es algo que los compromete a ellos como personas, que son aves de paso. Sin embargo sus países y sus respectivos pueblos, saben que el cambio climático es real, y los impactos en muchas partes del mundo son negativos. Si bien muchos no adoptan todavía medidas sobre el tema ecológico como una política de Estado, la conciencia de estos cambios es creciente en la población y eso es lo que importa.
La situación sigue siendo, sin embargo, en lo ecológico un poco anárquica, pues muchos países emergentes, en su necesidad de desarrollo- muchas veces confundida con simple crecimiento- han optado por regulaciones excesivas sobre el tema. El caso de países como Perú es evidente. Las regulaciones ambientales peruanas excesivas, rígidas y contradictorias, son más rigurosas que las de Suiza y por lo tanto dichas regulaciones se vuelven disuasivas, para quienes quieran invertir en minería en el país.
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Pandemia desnudó carencias y resacas que siempre son penosas

Pandemia desnudó carencias y resacas que siempre son penosas
El tema ecológico y el tema de género han sido excesivamente manoseados estos últimos años. En todo el mundo, sobre todo los sectores izquierdistas y/o radicales, han visto en estos temas, una trinchera de la cual prácticamente se han apropiado, como algunos de los últimos reductos para no perder vigencia. Dichos sectores políticos han copado en muchos países los asesoramientos sobre estos temas y en algunos casos los han tratado de promover con mayor o menor suerte. Pocas veces, aun en puestos claves como ministros o secretarios de Estado los abanderados de dichos temas han logrado generar políticas públicas al respecto.
En realidad, más que hacer avanzar la agenda, la han puesto en evidencia. De eso no hay ninguna duda y hay que reconocerlo. Ocurre que dichos cambios pertenecen a lo que se llama los movimientos lentos de la historia. No se adquiere conciencia sobre esos temas de un día al otro, y es aún más ingenuo creer que los cambios sobre esos temas se van a dar por decreto.
Es evidente que la pandemia es un momento muy especial para avanzar en que la población tome conciencia de estos temas, aunque en apariencia no parezcan urgentes. Lo paradójico es que en el caso de lo ecológico la conciencia avanzara por razones inesperadas que se han vuelto positivas.
El confinamiento y paro laboral por casi dos meses en muchos países ha disminuido en algo la emisión de gases de efecto invernadero que mucho tienen que ver con el cambio climático. Por allí entonces que la pandemia ha tenido un efecto positivo. Sobre el segundo tema, el de género (que trataré en un próximo artículo), las consecuencias han sido por el momento -yo diría- hasta negativas, pues todo indica que algo de lo avanzado sobre esta agenda se ha estancado o incluso ha retrocedido. Esperemos que esto sea solo algo pasajero o un error de óptica. Lo cierto es que las cifras preocupan un poco.
El desempleo, es evidente, ha tocado más a las mujeres que a los hombres, pues más mujeres trabajan en el área de servicios y estas áreas han sido muy afectadas. Cuando, como en el momento actual, se está produciendo un tímido reclutamiento para reiniciar labores, en muchos países ha sido a hombres a quienes de preferencia se ha contratado. Por otro lado en muchos casos al quedarse la mujer en casa, cuando hay una familia en casa, la situación ya usual de que las mujeres trabajen más que los hombres en las labores domésticas, lamentablemente se ha consolidado aun más.
En realidad a quien sí debemos reconocerle ser un apóstol sobre ambos temas, el ecológico y el de género y que con convicción y lucidez, y sobre todo por su manejo erudito de los mismos, es a Antonio Guterres, el actual Secretario General de las Naciones Unidas. Díficil escucharlo hablar sobre estos temas y no quedar convencido de la urgencia de los mismos. Lejos del tacto excesivamente diplomático, “politically correct”, de sus antecesores, este ingeniero de profesión y apasionado por la física es un hombre de una rara lucidez. El hecho de haber estado casado con una psicoanalista y tener una hermana psiquiatra, hace que Antonio Guterres, tenga también una visión clara, contundente y compasiva de los diversos e inevitables impactos que tendrá en la salud mental de los ciudadanos de todo el mundo, esta pandemia. Sobre todo a los sectores mas vulnerables como lo son los niños, adultos mayores, inmigrantes y refugiados. Es una suerte que en este momento crucial de la historia alguien como Guterres, esté a la cabeza de las Naciones Unidas, no solo a la cabeza sino en el cerebro de la misma.
I.-El tema ecológico
En lo ecológico, ya algunos años antes de la pandemia, hubo tímidos pero reales avances, en acuerdos escritos y en consensos a futuro. Por lo menos se ha logrado que China, Europa y muchos países del tercer mundo suscriban acuerdos que disminuirán, el uso de combustibles fósiles en los próximos años y optarán más por el uso de recursos renovables. La actual e irresponsable ceguera de los actuales presidentes de Estados Unidos y Brasil, de negar los impactos reales del cambio climático, es algo que los compromete a ellos como personas, que son aves de paso. Sin embargo sus países y sus respectivos pueblos, saben que el cambio climático es real, y los impactos en muchas partes del mundo son negativos. Si bien muchos no adoptan todavía medidas sobre el tema ecológico como una política de Estado, la conciencia de estos cambios es creciente en la población y eso es lo que importa.
La situación sigue siendo, sin embargo, en lo ecológico un poco anárquica, pues muchos países emergentes, en su necesidad de desarrollo- muchas veces confundida con simple crecimiento- han optado por regulaciones excesivas sobre el tema. El caso de países como Perú es evidente. Las regulaciones ambientales peruanas excesivas, rígidas y contradictorias, son más rigurosas que las de Suiza y por lo tanto dichas regulaciones se vuelven disuasivas, para quienes quieran invertir en minería en el país.