Informe
Señal de Alerta-Herbert Mujica Rojas
5-3-2024
Otárola: serlo y parecerlo
Han pasado muchas horas luego que se tomara conocimiento de los audios que involucran al presidente del Consejo de Ministros, Alberto Otárola y su ligazón con una señorita vía charla laboral y poco apropiada para alguien de su rango.
Que se sepa, estar fuera del país no impide que por vergüenza mínima, Otárola renuncie a su alto cargo. Aunque, es cierto, no parece esa virtud muy amiga de quien usa recursos del Estado para fines poco estatales.
A menos que el contrato de una persona, represente en esta nueva era del fujimorismo redivivo, novedad bajo el imperio incontrastable de la corrupción.
Por tanto, el salvavidas aparente del comunicado del gobierno, con la firma de doña Dina Boluarte que anuncia esperar que retorne Otárola al país para ajustarle las tuercas, deviene pretexto ocioso, ineficaz, sumamente sospechoso de querer ganar tiempo.
La pregunta es ¿tiene salvataje la hazaña del señor Otárola? A nadie puede yugularse su capacidad de diálogo. Pero en las alturas en que está aquél, torna sospechoso un trato que amerita la solicitud de la hoja de vida de la interlocutora.
¡A la verdad por los hechos! Todo indica que aquí hubo un toma y daca. El favor de chamba lo iba a acometer don Alberto Otárola, en pro de la señorita, nadie sabe con certeza, a cambio de qué. Tampoco es un dato relevante.
Ya no parece raro que este tráfico de influencias y mal uso de los recursos del Estado que son cuota contribuyente de los hombres y las mujeres que pagan impuestos, se use a diestra y siniestra. En ambos casos ¡es un robo al dinero del pueblo!
Aparentemente la señora Boluarte está desperdiciando una magnífica ocasión de, con una medida ejemplar, disponer la expulsión inmediata de Otárola de su puesto e investigación exhaustiva de éste y todos los casos incorrectos que hubiere, para dar prueba fehaciente que su gobierno combate la corrupción.
Aunque resulte difícil que se otorgue crédito a quien representa una administración con las manos manchadas en sangre por el asesinato de más de 60 peruanos a balazos y de manera viiolenta sin que ninguno de ellos fuera o criminal o sospechoso, era un momento estelar para su gobierno.
¿O qué otros compromisos impiden que la presidente Boluarte actúe de la única manera posible?: con firmeza y determinación. La mujer del César, no sólo debe serlo, sino parecerlo.
He leído pronunciamientos de inmorales y delincuentes que berrean por la renuncia de Otárola y con pretextos de toda índole. La vaca ya no se acuerda cuando fue ternera e iba a visitar a un empresario dominicano en su hotel para hablar de negocios, ocupando ¡el mismo cargo, años atrás!
La hipocresía marca buena parte de la vida republicana del Perú. Se dice una cosa, pero se hace otra. Se proclama la libertad pero la mano esclava sigue ganando poco e insuficiente y los poderosos se embolsican el sólido de las rentas del país.
Esta semana será una de esas inolvidables y tristemente célebres en la crónica parlamentaria. Todo hace pensar que el pleno del Congreso inhabilitará a los integrantes de la Junta Nacional de Justicia.
Para los iletrados y precarios de Plaza Bolívar que el Parlamento apenas si alcance 8 ó 9% de aprobación en las encuestas, es un asunto de menor monta, deleznable y olvidable.
La repetición de los años 90, tres decenios después, pone su impronta criminal porque luego seguirán otras instituciones con el avieso propósito de “garantizar” que sus amigotes se alcen con el triunfo el 2026.
El ladrón cree que todos son de su misma condición.
Decenas de parlamentarios requieren con urgencia fulminar a la JNJ y con eso aplacar las investigaciones que sobre sus actos dolosos hay en el ministerio público. La solidaridad de los delincuentes es conmovedora.
¿Será que doña Dina Boluarte y su ex abogado defensor Alberto Otárola, comparten detalles de tramas que no son materia de conocimiento público? ¿Y que eso amaine las condiciones de un despido terminante con puntapié en el lomo al equivocado titular –aún- del Consejo de Ministros?
La hipocresía y la falta de liderazgo nos convirtió en una república de juguete en que todo se toma a la broma y nadie decide nada porque “así son las cosas”.
Nota necesaria: Mano amiga me alcanzó una carta de 5 páginas que encontró en una vereda. La notarial, de ¡5 folios!, es de Cosco Shipping Puerto de Chancay y la responderé en los días siguientes. ¡Todo un honor saber que dedican tantas páginas a un modesto redactor!
¡Rompamos el pacto infame y tácito de hablar a media voz!
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Señal de Alerta-Herbert Mujica Rojas
5-3-2024
Otárola: serlo y parecerlo
Han pasado muchas horas luego que se tomara conocimiento de los audios que involucran al presidente del Consejo de Ministros, Alberto Otárola y su ligazón con una señorita vía charla laboral y poco apropiada para alguien de su rango.
Que se sepa, estar fuera del país no impide que por vergüenza mínima, Otárola renuncie a su alto cargo. Aunque, es cierto, no parece esa virtud muy amiga de quien usa recursos del Estado para fines poco estatales.
A menos que el contrato de una persona, represente en esta nueva era del fujimorismo redivivo, novedad bajo el imperio incontrastable de la corrupción.
Por tanto, el salvavidas aparente del comunicado del gobierno, con la firma de doña Dina Boluarte que anuncia esperar que retorne Otárola al país para ajustarle las tuercas, deviene pretexto ocioso, ineficaz, sumamente sospechoso de querer ganar tiempo.
La pregunta es ¿tiene salvataje la hazaña del señor Otárola? A nadie puede yugularse su capacidad de diálogo. Pero en las alturas en que está aquél, torna sospechoso un trato que amerita la solicitud de la hoja de vida de la interlocutora.
¡A la verdad por los hechos! Todo indica que aquí hubo un toma y daca. El favor de chamba lo iba a acometer don Alberto Otárola, en pro de la señorita, nadie sabe con certeza, a cambio de qué. Tampoco es un dato relevante.
Ya no parece raro que este tráfico de influencias y mal uso de los recursos del Estado que son cuota contribuyente de los hombres y las mujeres que pagan impuestos, se use a diestra y siniestra. En ambos casos ¡es un robo al dinero del pueblo!
Aparentemente la señora Boluarte está desperdiciando una magnífica ocasión de, con una medida ejemplar, disponer la expulsión inmediata de Otárola de su puesto e investigación exhaustiva de éste y todos los casos incorrectos que hubiere, para dar prueba fehaciente que su gobierno combate la corrupción.
Aunque resulte difícil que se otorgue crédito a quien representa una administración con las manos manchadas en sangre por el asesinato de más de 60 peruanos a balazos y de manera viiolenta sin que ninguno de ellos fuera o criminal o sospechoso, era un momento estelar para su gobierno.
¿O qué otros compromisos impiden que la presidente Boluarte actúe de la única manera posible?: con firmeza y determinación. La mujer del César, no sólo debe serlo, sino parecerlo.
He leído pronunciamientos de inmorales y delincuentes que berrean por la renuncia de Otárola y con pretextos de toda índole. La vaca ya no se acuerda cuando fue ternera e iba a visitar a un empresario dominicano en su hotel para hablar de negocios, ocupando ¡el mismo cargo, años atrás!
La hipocresía marca buena parte de la vida republicana del Perú. Se dice una cosa, pero se hace otra. Se proclama la libertad pero la mano esclava sigue ganando poco e insuficiente y los poderosos se embolsican el sólido de las rentas del país.
Esta semana será una de esas inolvidables y tristemente célebres en la crónica parlamentaria. Todo hace pensar que el pleno del Congreso inhabilitará a los integrantes de la Junta Nacional de Justicia.
Para los iletrados y precarios de Plaza Bolívar que el Parlamento apenas si alcance 8 ó 9% de aprobación en las encuestas, es un asunto de menor monta, deleznable y olvidable.
La repetición de los años 90, tres decenios después, pone su impronta criminal porque luego seguirán otras instituciones con el avieso propósito de “garantizar” que sus amigotes se alcen con el triunfo el 2026.
El ladrón cree que todos son de su misma condición.
Decenas de parlamentarios requieren con urgencia fulminar a la JNJ y con eso aplacar las investigaciones que sobre sus actos dolosos hay en el ministerio público. La solidaridad de los delincuentes es conmovedora.
¿Será que doña Dina Boluarte y su ex abogado defensor Alberto Otárola, comparten detalles de tramas que no son materia de conocimiento público? ¿Y que eso amaine las condiciones de un despido terminante con puntapié en el lomo al equivocado titular –aún- del Consejo de Ministros?
La hipocresía y la falta de liderazgo nos convirtió en una república de juguete en que todo se toma a la broma y nadie decide nada porque “así son las cosas”.
Nota necesaria: Mano amiga me alcanzó una carta de 5 páginas que encontró en una vereda. La notarial, de ¡5 folios!, es de Cosco Shipping Puerto de Chancay y la responderé en los días siguientes. ¡Todo un honor saber que dedican tantas páginas a un modesto redactor!
¡Rompamos el pacto infame y tácito de hablar a media voz!