Nuestros políticos son narcisistas, paranoicos, obsesivos, fóbicos e histéricos
Nuestros políticos son narcisistas, paranoicos, obsesivos, fóbicos e histéricos
Para J.M. Satter, la salud mental es el “conjunto de actitudes para funcionar de modo armonioso, eficaz, agradable, cuando las circunstancias lo permitan, para afrontar con flexibilidad situaciones difíciles y para restablecer su equilibrio dinámico.”
Para Ginsburg, la salud mental es: “aptitud para ocupar un empleo, educar una familia, seguir las prescripciones de las leyes y tomar los placeres normalmente ofrecidos por la vida.”
¿Cómo no pedirle salud mental a nuestros mandatarios? ¿Cómo no exigirles armonía, flexibilidad, tolerancia, respeto, lealtad, moralidad, honestidad, capacidad de amar, de trabajar, dueño de proyectos, realización personal, capacidad de esperanza y de felicidad? ¿Cómo podemos elegir a hombres y mujeres que solicitan nuestra confianza, si sus vidas personales son un fracaso por falta de salud mental? ¿Cómo no podremos desear que nuestros políticos sean capaces, seguros y sanos?
Las patografías o los estudios psicopatológicos nos dan información sobre la historia de la humanidad y de sus pueblos, dependen mucho de la personalidad de sus líderes políticos.
Políticos con transtornos de la personalidad
El peor problema que puede tener un político es el de la anomia (estado de desorganización social o aislamiento del individuo como consecuencia de la falta o la incongruencia de las normas sociales), aquellos políticos que tienen transtorno de su personalidad. Personas con grandes problemas e irregularidades en su vida personal y moral, donde transgreden las normas.
Estas personas vienen de familias en que las figuras paternas estuvieron ausentes (física y psicológicamente), tienen problemas de conducta desde la niñez, adolescentes y en la adultez y encuentran en la política un filón para cultivar sus abusos y engañar a la gente con el objeto de obtener sus metas personales que son los únicos que los motivan también llamados psicópatas o transtorno antisocial de la personalidad.
Diferentes transtornos de la personalidad en los políticos:
Políticos psicópatas, narcisistas, paranoicos, obsesivos, fóbicos, histéricos, ansiosos, estresados, hipomaniacos-bipolares, alcohólicos.
Existen políticos que tienen el Síndrome de Hubris, son aquellos que tienen un (EGO) DESMEDIDO, con una sensación de poseer dones especiales capaz de enfrentar hasta los mismos dioses.
El neurólogo David Owen analiza la “locura” que provoca el poder, después de años de estudio del cerebro de los líderes políticos y concluye: “el poder intoxica tanto que termina afectando al juicio de los dirigentes.”
Existen en nuestro país políticos con desequilibrios mentales que a lo largo de nuestra historia han hecho daño al pueblo, por eso nos atrevemos a escribir este artículo desde nuestra vivencia y experiencia humanas.
No podríamos recoger el fruto de un servicio que pretendemos prestar a las personas e instituciones de nuestro país si tenemos políticos que carecen de sincera humildad para construir un Perú mejor.
“Cuando un político no disfruta de un estado de salud mental suficientemente idóneo, su conducta rezuma peligrosidad”. ¿Cuántos políticos llevados por su ego han cometido errores en sus gestiones?
*Psicoterapeuta
Consultas: (01)777-9857, 995 006 364, 944 433 166
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Nuestros políticos son narcisistas, paranoicos, obsesivos, fóbicos e histéricos
Nuestros políticos son narcisistas, paranoicos, obsesivos, fóbicos e histéricos
Para J.M. Satter, la salud mental es el “conjunto de actitudes para funcionar de modo armonioso, eficaz, agradable, cuando las circunstancias lo permitan, para afrontar con flexibilidad situaciones difíciles y para restablecer su equilibrio dinámico.”
Para Ginsburg, la salud mental es: “aptitud para ocupar un empleo, educar una familia, seguir las prescripciones de las leyes y tomar los placeres normalmente ofrecidos por la vida.”
¿Cómo no pedirle salud mental a nuestros mandatarios? ¿Cómo no exigirles armonía, flexibilidad, tolerancia, respeto, lealtad, moralidad, honestidad, capacidad de amar, de trabajar, dueño de proyectos, realización personal, capacidad de esperanza y de felicidad? ¿Cómo podemos elegir a hombres y mujeres que solicitan nuestra confianza, si sus vidas personales son un fracaso por falta de salud mental? ¿Cómo no podremos desear que nuestros políticos sean capaces, seguros y sanos?
Las patografías o los estudios psicopatológicos nos dan información sobre la historia de la humanidad y de sus pueblos, dependen mucho de la personalidad de sus líderes políticos.
Políticos con transtornos de la personalidad
El peor problema que puede tener un político es el de la anomia (estado de desorganización social o aislamiento del individuo como consecuencia de la falta o la incongruencia de las normas sociales), aquellos políticos que tienen transtorno de su personalidad. Personas con grandes problemas e irregularidades en su vida personal y moral, donde transgreden las normas.
Estas personas vienen de familias en que las figuras paternas estuvieron ausentes (física y psicológicamente), tienen problemas de conducta desde la niñez, adolescentes y en la adultez y encuentran en la política un filón para cultivar sus abusos y engañar a la gente con el objeto de obtener sus metas personales que son los únicos que los motivan también llamados psicópatas o transtorno antisocial de la personalidad.
Diferentes transtornos de la personalidad en los políticos:
Políticos psicópatas, narcisistas, paranoicos, obsesivos, fóbicos, histéricos, ansiosos, estresados, hipomaniacos-bipolares, alcohólicos.
Existen políticos que tienen el Síndrome de Hubris, son aquellos que tienen un (EGO) DESMEDIDO, con una sensación de poseer dones especiales capaz de enfrentar hasta los mismos dioses.
El neurólogo David Owen analiza la “locura” que provoca el poder, después de años de estudio del cerebro de los líderes políticos y concluye: “el poder intoxica tanto que termina afectando al juicio de los dirigentes.”
Existen en nuestro país políticos con desequilibrios mentales que a lo largo de nuestra historia han hecho daño al pueblo, por eso nos atrevemos a escribir este artículo desde nuestra vivencia y experiencia humanas.
No podríamos recoger el fruto de un servicio que pretendemos prestar a las personas e instituciones de nuestro país si tenemos políticos que carecen de sincera humildad para construir un Perú mejor.
“Cuando un político no disfruta de un estado de salud mental suficientemente idóneo, su conducta rezuma peligrosidad”. ¿Cuántos políticos llevados por su ego han cometido errores en sus gestiones?
*Psicoterapeuta
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