Informe
Señal de Alerta-Herbert Mujica Rojas
25-10-2023
¡Lodos que nos preceden!
La corrupción en Perú es de bicentenaria data. No la inventaron Fujimori y sus amigos. Que entonces, durante sus años en Palacio, se haya llegado al paroxismo entreguista, la concesión aleve, la coima institucional, es un asunto vergonzoso sobre el que no hay excusa posible.
La precariedad constructora de la Nación es una etapa permanente de la cual no salimos sino para el ensayo y la intentona. El casi nos arrebata la presea del triunfo de lo logrado. Somos semiciudadanos que no atisbamos la vuelta completa porque más allá del barrunto adviene el ruido y la queja.
Lo asombroso es que todos percibimos las fallas, las sentimos y las sufrimos porque 90% del mundo noticioso peruano discurre por asesinatos, reyertas, ajustes de cuentas, caída de edificios, destrucción de todos los sistemas. Somos los reyes de la improvisación y los mejores fabricantes mundiales de excusas. A cual peor.
“Este despertar académico se producía en un torbellino de disputas que Heraclio Bonilla grafica así: entre 1821 y 1845, es decir en un período de 25 años, se sucedieron 53 gobiernos, se reunieron 10 congresos y se promulgaron 7 textos generales de ley”, p. 222, La República Inconclusa, Raúl Chanamé Orbe.
Es decir, nuestra devoción por el desorden, el caos, el marasmo impenetrable, la desidia hecha catecismo, nos viene desde la génesis de la Independencia. Son los ¡Lodos que nos preceden!
¿Tiene alguna importancia excursionar sobre el registro histórico? Salvo dictamen o mejor opinión en contrario, me atrevo a decir ¡sí o sí!
De cada diez peruanos, 9.5 desconoce, por completo, ¿qué ocurrió, dónde, cómo, por qué razones y las causas y motivos que procuren una explicación a este mundo de gentes confundidas que somos 33 millones de ciudadanos?
Los peruanos somos un pueblo que no aprendió de las lecciones de la historia. Hemos vuelto a repetir los yerros del pasado y las consecuencias se notan en la animalización literal en que vivimos.
Para muestra un botón: escuché ayer por la madrugada que a un joven le encajaron más de 20 balazos. El sangriento hecho tiene las características de un ajuste de cuentas. ¿No bastaba con un tiro para ultimarlo? El asesino tenía su cuota macabra pendiente y acometió el hecho.
La historia debe ser madre y maestra. Resulta inverosímil que nuestros compatriotas vivan en la Luna, conectados con los sitios más lejanos de la Tierra pero ignorantes de lo que acontece aquí mismo. La sensación de no pertenecer a un país, fleta los grandes crímenes de gobiernos y Estados que rematan al mejor postor las riquezas y se llenan los bolsillos.
En el capítulo 6, Cambio de paradigma político y constitucional (ob. cit), pp. 235-236, se dice: “Con el argumento de pagar una “deuda interna” a todos aquellos que fueron perjudicados –sin distinción de bando- por la guerra de independencia, la política de los “consolidados” fue creada en el primer gobierno de Ramón Castilla (1845-1851).”
“Lo que se ha intentado demostrar hasta ahora, con pruebas basadas en libros de contabilidad fiscal, es el hecho de que los vales de consolidación que se expidieron en el período 1850-1852 se fueron concentrando en pocas manos. Este proceso no culminó en 1853-1854, años en que se realizaba la conversión de la deuda interna a externa, sino que continúa después de 1855 y en adelante hasta que la deuda se cancela definitivamente hacia 1865”. La deuda defraudada, Alfonso Quiroz, p. 121.
“Todos los gastos que dieron a la causa de la patria: dinero, forraje, caballos, alimentos, cupos erogaciones para la causa de la independencia y también para la guerra y revueltas habidas a partir de 1821, se pagarían con cargo a las rentas del guano. No era necesario tener documentos, bastaba la declaración jurada de testigos……. De esta manera, resultaron beneficiados muchos jefes militares, advenedizos e inclusive algunos descendientes de los que tenazmente se opusieron a la gesta independentista”. (La República Inconclusa, p. 225).
“Castilla lo inició (calculando una deuda de 5 millones de pesos) y Echenique (reconoció más de 19 millones de pesos) lo llevó al éxtasis”, p. 236 ob cit.
Quiere decir que en los años tempraneros de la República, los pillos y sus secuaces, ya hacían acto de presencia. Los lodos que nos preceden siempre gozaron de la amable complicidad de los grupos alternos en el manubrio del país.
¿Cuántas fortunas se consolidaron entonces? Hasta hoy no existe una Enciclopedia de la Corrupción en el Perú. El esforzado trabajo de Alfonso Quiroz es un aporte valioso, su prematura partida dejó otras investigaciones inconclusas.
Aprender del pasado produce desafíos a cuya respuesta tenemos que concurrir los peruanos de hoy, los que están en la retaguardia, muchos anhelando el descanso del guerrero; y los que están en la vanguardia descubriendo la luz para forjar un Perú libre, justo, culto y digno.
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Informe
Señal de Alerta-Herbert Mujica Rojas
25-10-2023
¡Lodos que nos preceden!
La corrupción en Perú es de bicentenaria data. No la inventaron Fujimori y sus amigos. Que entonces, durante sus años en Palacio, se haya llegado al paroxismo entreguista, la concesión aleve, la coima institucional, es un asunto vergonzoso sobre el que no hay excusa posible.
La precariedad constructora de la Nación es una etapa permanente de la cual no salimos sino para el ensayo y la intentona. El casi nos arrebata la presea del triunfo de lo logrado. Somos semiciudadanos que no atisbamos la vuelta completa porque más allá del barrunto adviene el ruido y la queja.
Lo asombroso es que todos percibimos las fallas, las sentimos y las sufrimos porque 90% del mundo noticioso peruano discurre por asesinatos, reyertas, ajustes de cuentas, caída de edificios, destrucción de todos los sistemas. Somos los reyes de la improvisación y los mejores fabricantes mundiales de excusas. A cual peor.
“Este despertar académico se producía en un torbellino de disputas que Heraclio Bonilla grafica así: entre 1821 y 1845, es decir en un período de 25 años, se sucedieron 53 gobiernos, se reunieron 10 congresos y se promulgaron 7 textos generales de ley”, p. 222, La República Inconclusa, Raúl Chanamé Orbe.
Es decir, nuestra devoción por el desorden, el caos, el marasmo impenetrable, la desidia hecha catecismo, nos viene desde la génesis de la Independencia. Son los ¡Lodos que nos preceden!
¿Tiene alguna importancia excursionar sobre el registro histórico? Salvo dictamen o mejor opinión en contrario, me atrevo a decir ¡sí o sí!
De cada diez peruanos, 9.5 desconoce, por completo, ¿qué ocurrió, dónde, cómo, por qué razones y las causas y motivos que procuren una explicación a este mundo de gentes confundidas que somos 33 millones de ciudadanos?
Los peruanos somos un pueblo que no aprendió de las lecciones de la historia. Hemos vuelto a repetir los yerros del pasado y las consecuencias se notan en la animalización literal en que vivimos.
Para muestra un botón: escuché ayer por la madrugada que a un joven le encajaron más de 20 balazos. El sangriento hecho tiene las características de un ajuste de cuentas. ¿No bastaba con un tiro para ultimarlo? El asesino tenía su cuota macabra pendiente y acometió el hecho.
La historia debe ser madre y maestra. Resulta inverosímil que nuestros compatriotas vivan en la Luna, conectados con los sitios más lejanos de la Tierra pero ignorantes de lo que acontece aquí mismo. La sensación de no pertenecer a un país, fleta los grandes crímenes de gobiernos y Estados que rematan al mejor postor las riquezas y se llenan los bolsillos.
En el capítulo 6, Cambio de paradigma político y constitucional (ob. cit), pp. 235-236, se dice: “Con el argumento de pagar una “deuda interna” a todos aquellos que fueron perjudicados –sin distinción de bando- por la guerra de independencia, la política de los “consolidados” fue creada en el primer gobierno de Ramón Castilla (1845-1851).”
“Lo que se ha intentado demostrar hasta ahora, con pruebas basadas en libros de contabilidad fiscal, es el hecho de que los vales de consolidación que se expidieron en el período 1850-1852 se fueron concentrando en pocas manos. Este proceso no culminó en 1853-1854, años en que se realizaba la conversión de la deuda interna a externa, sino que continúa después de 1855 y en adelante hasta que la deuda se cancela definitivamente hacia 1865”. La deuda defraudada, Alfonso Quiroz, p. 121.
“Todos los gastos que dieron a la causa de la patria: dinero, forraje, caballos, alimentos, cupos erogaciones para la causa de la independencia y también para la guerra y revueltas habidas a partir de 1821, se pagarían con cargo a las rentas del guano. No era necesario tener documentos, bastaba la declaración jurada de testigos……. De esta manera, resultaron beneficiados muchos jefes militares, advenedizos e inclusive algunos descendientes de los que tenazmente se opusieron a la gesta independentista”. (La República Inconclusa, p. 225).
“Castilla lo inició (calculando una deuda de 5 millones de pesos) y Echenique (reconoció más de 19 millones de pesos) lo llevó al éxtasis”, p. 236 ob cit.
Quiere decir que en los años tempraneros de la República, los pillos y sus secuaces, ya hacían acto de presencia. Los lodos que nos preceden siempre gozaron de la amable complicidad de los grupos alternos en el manubrio del país.
¿Cuántas fortunas se consolidaron entonces? Hasta hoy no existe una Enciclopedia de la Corrupción en el Perú. El esforzado trabajo de Alfonso Quiroz es un aporte valioso, su prematura partida dejó otras investigaciones inconclusas.
Aprender del pasado produce desafíos a cuya respuesta tenemos que concurrir los peruanos de hoy, los que están en la retaguardia, muchos anhelando el descanso del guerrero; y los que están en la vanguardia descubriendo la luz para forjar un Perú libre, justo, culto y digno.