Impunidades criminales del burócrata y del político
Impunidades criminales del burócrata y del político
Burócratas que desde el Estado pueden hacer papilla presupuestos, partidas, desperdiciando los bienes que paga el contribuyente, a lo más reciben sanciones administrativas, se cubren un tiempo y retornan con fuerza renovada, insolente y, sobre todo, impune, a puestos de la misma o mayor responsabilidad. Se confina su yerro a papeleo, al olvido y a la complicidad de quienes conocen el baile exaccionador.
Con el político –o al animal que por costumbre, se llama así en Perú- sucede algo peor. Claros epígonos de grandes empresas o portaestandartes de grupos de interés fabrican leyes y dispositivos que velan por sus pagantes. Ciertamente no se olvidan de cubrir bien sus credenciales y para ello cuentan con prensa adicta –y pagada- para el disimulo de sus contrabandos y fechorías.
¿Es ilegítimo ser testimonio de parte y parcializado? NO, no lo es, sí es desverguenza ocultar semejante filiación.
El politólogo, a las derechas y de controvertidas tesis, chileno, Axel Kaiser, formuló una sentencia muy interesante:
“Y es que en el mercado el coste de las malas decisiones lo asume la persona que tomó la decisión, mientras que en el Estado lo asume el contribuyente, es decir, otras personas, a las cuales el burócrata o político no responde”.
El burócrata responde y tiene obligaciones morales y administrativas con el buen e impecable manejo de los recursos que proviene de los contribuyentes. Es decir, no está exento, en modo alguno al escrutinio y examen riguroso del control ciudadano. ¿Existe ese control ciudadano?
¿Puede el político musitar cuanto se le venga en gana, mentir a raudales, estafar la fe de los peruanos, procurar el empeño de grandes porciones del Perú y de sus recursos renovables, sin tener el castigo adecuado a su felonía intragable? Dirán que todo depende del cristal con se evalúe a estos personajes.
¡No hay que ser un mago para señalar con nombre y apellido a los políticos que negocian en grandes contratos con nombre y apellido al país desde hace 200 años! De bisabuelos, tatarabuenos hay nietos, nietos de nietos, generaciones que han hecho de sus vidas verguenzas impunes porque NO han tenido una pizca de amor por el país, su gente y desarrollo inclusivo con justicia social y pan con libertad!
Burócrata que mal negocie o favorezca que leyes se tuerzan en pro de minúsculas minorías deberá ser denunciado, separado y expulsado, vitaliciamente, de la función pública. Sus bienes directos y en manos de tesfarros, confiscados y puestos sus nombres con foto y descripción en todas partes. Cuando un burócrata falla, le ROBA al Perú.
El político que a título de supuestos desarrollos que no son tales, obsequia a cambio de pingues coimas, al Perú, traiciona a la Patria y merece su fulminación integral para seguir medrando de lo que paga el Estado.
¿Es necesario un examen especial para identificar a los criminales? Me temo que rondan desde hace casi 200 años alrededor de la función pública y han hecho de su supervivencia un vergonzoso ejercicio que anemiza los dineros del pueblo.
¿Un próximo Congreso elevará las penas a los infractores? ¡Pamplinas, dirán los réprobos porque ellos son los que cortan el jamón aquí!
Cuando aprendamos a castigar a los rateros, no pasaremos por la vergüenza de tener 4 ó 5 ex presidentes juzgados por ladrones. Y el que cobardemente se suicidó para huir de lo que se le venía, no es ejemplo de nada ni mártir como huachafemente exclaman los integrantes de su jauría supérstite.
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Impunidades criminales del burócrata y del político
Burócratas que desde el Estado pueden hacer papilla presupuestos, partidas, desperdiciando los bienes que paga el contribuyente, a lo más reciben sanciones administrativas, se cubren un tiempo y retornan con fuerza renovada, insolente y, sobre todo, impune, a puestos de la misma o mayor responsabilidad. Se confina su yerro a papeleo, al olvido y a la complicidad de quienes conocen el baile exaccionador.
Con el político –o al animal que por costumbre, se llama así en Perú- sucede algo peor. Claros epígonos de grandes empresas o portaestandartes de grupos de interés fabrican leyes y dispositivos que velan por sus pagantes. Ciertamente no se olvidan de cubrir bien sus credenciales y para ello cuentan con prensa adicta –y pagada- para el disimulo de sus contrabandos y fechorías.
¿Es ilegítimo ser testimonio de parte y parcializado? NO, no lo es, sí es desverguenza ocultar semejante filiación.
El politólogo, a las derechas y de controvertidas tesis, chileno, Axel Kaiser, formuló una sentencia muy interesante:
“Y es que en el mercado el coste de las malas decisiones lo asume la persona que tomó la decisión, mientras que en el Estado lo asume el contribuyente, es decir, otras personas, a las cuales el burócrata o político no responde”.
El burócrata responde y tiene obligaciones morales y administrativas con el buen e impecable manejo de los recursos que proviene de los contribuyentes. Es decir, no está exento, en modo alguno al escrutinio y examen riguroso del control ciudadano. ¿Existe ese control ciudadano?
¿Puede el político musitar cuanto se le venga en gana, mentir a raudales, estafar la fe de los peruanos, procurar el empeño de grandes porciones del Perú y de sus recursos renovables, sin tener el castigo adecuado a su felonía intragable? Dirán que todo depende del cristal con se evalúe a estos personajes.
¡No hay que ser un mago para señalar con nombre y apellido a los políticos que negocian en grandes contratos con nombre y apellido al país desde hace 200 años! De bisabuelos, tatarabuenos hay nietos, nietos de nietos, generaciones que han hecho de sus vidas verguenzas impunes porque NO han tenido una pizca de amor por el país, su gente y desarrollo inclusivo con justicia social y pan con libertad!
Burócrata que mal negocie o favorezca que leyes se tuerzan en pro de minúsculas minorías deberá ser denunciado, separado y expulsado, vitaliciamente, de la función pública. Sus bienes directos y en manos de tesfarros, confiscados y puestos sus nombres con foto y descripción en todas partes. Cuando un burócrata falla, le ROBA al Perú.
El político que a título de supuestos desarrollos que no son tales, obsequia a cambio de pingues coimas, al Perú, traiciona a la Patria y merece su fulminación integral para seguir medrando de lo que paga el Estado.
¿Es necesario un examen especial para identificar a los criminales? Me temo que rondan desde hace casi 200 años alrededor de la función pública y han hecho de su supervivencia un vergonzoso ejercicio que anemiza los dineros del pueblo.
¿Un próximo Congreso elevará las penas a los infractores? ¡Pamplinas, dirán los réprobos porque ellos son los que cortan el jamón aquí!
Cuando aprendamos a castigar a los rateros, no pasaremos por la vergüenza de tener 4 ó 5 ex presidentes juzgados por ladrones. Y el que cobardemente se suicidó para huir de lo que se le venía, no es ejemplo de nada ni mártir como huachafemente exclaman los integrantes de su jauría supérstite.