
¡Golpistas a las derechas!
En los próximos días grupos diestros, muy a las derechas, so pretexto de combatir la corrupción que atenaza al gobierno del presidente Castillo, saldrán a la calle a su “batalla definitiva” de liquidación política del actual régimen.
¿Por qué resulta difícil creer que los que han vivido siempre de la corrupción y sus anexos en el aparato del Estado y todas sus reparticiones durante casi 200 años, puedan exhibir galardones en la lucha contra la pobredumbre?
Los llamados grupos políticos en el Congreso básicamente han empleado el tiempo y el dinero que les provee el pueblo peruano vía sus impuestos, para un solo propósito: ¡tumbar a Castillo!
Hace días que pujan por completar las firmas que dicen requerir y aún no lo logran. Los legisladores que tienen tan solo el nombre de tales, saben perfectamente que es cuesta abajo la rodada y que la rabia popular no les dejará seguir sentados en sus muelles curules que les quedan muy grande para su ignorancia y palurdo continente.
¿Y qué de los apéndices partidarios puestos a disposición como turba urbana para alimentar la algarada? Consternación y lástima produce ver a grupos cuyo origen fue la izquierda democrática, subirse a un carro alquilado, defensor de todos los sistemas de privilegio habidos y por haber en el Perú.
Antaño partido de multitudes, el Apra, de la mano cuestionada de mariscales derrotados en el campo de batalla, llaman a sus huestes a apoyar a entusiastas diestros muy a las derechas. ¡Qué aberración!
Dijo Andrés Townsend Ezcurra que a la derecha sólo se la respeta cuando se conduce un auto. Y también se preguntó socarronamente: ¿qué conserva un conservador en el Perú?
No deja de ser divertido que unos anticarismáticos sean voceados como imanes o “figuras” atractivas en la propaganda. Uno visitaba a un empresario dominicano siendo primer ministro; la otra despreció el sillón edil al que el voto popular no le ungió; el otro es notable por su estatura que poca inteligencia tiene y una señorita encargada de decir un disparate mejor que el anterior. ¡Inteligencia: cuántos crímenes se cometen en tu nombre!
Quien siembra vientos, cosecha tempestades. Cuando se cierran las puertas de la legalidad, se abren las de la violencia.
Estamos avisados.

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¡Golpistas a las derechas!
En los próximos días grupos diestros, muy a las derechas, so pretexto de combatir la corrupción que atenaza al gobierno del presidente Castillo, saldrán a la calle a su “batalla definitiva” de liquidación política del actual régimen.
¿Por qué resulta difícil creer que los que han vivido siempre de la corrupción y sus anexos en el aparato del Estado y todas sus reparticiones durante casi 200 años, puedan exhibir galardones en la lucha contra la pobredumbre?
Los llamados grupos políticos en el Congreso básicamente han empleado el tiempo y el dinero que les provee el pueblo peruano vía sus impuestos, para un solo propósito: ¡tumbar a Castillo!
Hace días que pujan por completar las firmas que dicen requerir y aún no lo logran. Los legisladores que tienen tan solo el nombre de tales, saben perfectamente que es cuesta abajo la rodada y que la rabia popular no les dejará seguir sentados en sus muelles curules que les quedan muy grande para su ignorancia y palurdo continente.
¿Y qué de los apéndices partidarios puestos a disposición como turba urbana para alimentar la algarada? Consternación y lástima produce ver a grupos cuyo origen fue la izquierda democrática, subirse a un carro alquilado, defensor de todos los sistemas de privilegio habidos y por haber en el Perú.
Antaño partido de multitudes, el Apra, de la mano cuestionada de mariscales derrotados en el campo de batalla, llaman a sus huestes a apoyar a entusiastas diestros muy a las derechas. ¡Qué aberración!
Dijo Andrés Townsend Ezcurra que a la derecha sólo se la respeta cuando se conduce un auto. Y también se preguntó socarronamente: ¿qué conserva un conservador en el Perú?
No deja de ser divertido que unos anticarismáticos sean voceados como imanes o “figuras” atractivas en la propaganda. Uno visitaba a un empresario dominicano siendo primer ministro; la otra despreció el sillón edil al que el voto popular no le ungió; el otro es notable por su estatura que poca inteligencia tiene y una señorita encargada de decir un disparate mejor que el anterior. ¡Inteligencia: cuántos crímenes se cometen en tu nombre!
Quien siembra vientos, cosecha tempestades. Cuando se cierran las puertas de la legalidad, se abren las de la violencia.
Estamos avisados.
