
Informe
Señal de Alerta-Herbert Mujica Rojas
13-12-2025
¡Gatillo Locos cuidarán orden impunemente!
El converso presidente del Congreso, Fernando Rospigliosi, remitió para estudio, una ley que promueve que los miembros de la fuerza armada y de la policía que, en uso de sus armas de reglamento, disparen cuando repriman las protestas, no sean denunciados penalmente. Apenas pocos meses atrás, hizo lo propio, sin ley ni amparo, la administración de Boluarte con algo más de 50 muertos por bala injustificada.
Los circunloquios que el castellano permite en la formulación legislativa, pueden adornar el texto y premunirlo de mil o cien mil buenas intenciones. Lo que se requiere, se exige, es mano dura, palo y bala contra la ciudadanía que haga sentir su protesta.
La interpretación del uso reglamentario del arma de fuego y la acción consiguiente, causando muertes violentas, también es pasible de cientos de exégesis. ¿Y qué hacemos con esos elementos agazapados bajo el uniforme, angurrientos de “dar lecciones a los protestantes”?
Con una ley como la propuesta, lo más pérfido y corrupto y que anida en esos institutos, tal como comprueba la ciudadanía en todo el país con las denuncias a malos elementos policiales, sólo constituirá la creación de escuadrones de monos con metralleta.
Si el ciudadano protestante tiene rostro “agresivo” e hizo intentos de atacar, según el parte policial, la consecuente fulminación y fallecimiento, no será más que un guarismo estadístico y el causante, un “ejemplar” custodio del orden constitucional.
Como en Perú llueve para arriba y las principales leyes favorecen a minúsculos y deleznables grupos sociales, las grandes mayorías están ayunas de cualquier amparo político. Y, de aprobarse la ley Rospigliosi, también de cautela de sus derechos a vivir pacíficamente.
Al lado de las piruetas que en tándem hacen el Congreso y el gobierno, hay otra dinámica de la que se dice poco: el silencio torpe y cobarde de los políticos.
Los clowns que emiten sus encíclicas a diario vía los miedos de comunicación, rebalsan la cantidad de mentecatadas pero NO hablan de la violencia de que es víctima el habitante común y corriente. No solo los asaltos y asesinatos, sino las extorsiones que cuentan con mano uniformada, ordenada por juez aceitado y cautelares que obtienen los bancos y financieras para, a su vez, asaltar viviendas, desalojar propiedades y abusar a troche y moche contra gente como uno.
¿Por qué callan los clowns?
Han estado aquellos, muy ocupados en sus campañas internas para ver si pescan alguna curul o escaño en diputados y senadores. ¿Tanto atrae el sueldo en día fijo, la multitud de adulones llamados asesores y tropas de secretarias dispuestas a llamar doctor al parlamentario, mañana, tarde y noche?
¡Error! El sueldo, para estos comerciantes, es un pequeño tema del cual se olvidan. El asunto, la carnecita, es el tráfico de influencias en ministerios, alcaldías, gobiernos regionales y vía los ministerios en los grandes contratos de infraestructura y obras por hacer y de las que obtener la coimisión (peruanismo que junta los términos: coima y coimisión) para sus faltriqueras.
Nótese que darle metralletas a unos monos, sólo garantiza la “producción” de muertes violentas. Con una ley que los blinda, el mal servidor policial podrá confeccionar partes a la medida y legalmente concebidos para su acción letal. Nadie, eso sí, podrá resucitar a quienes cayeron por la violencia.
En Violencia, combustible, pretexto, del 14-12-2022, https://bit.ly/3Pp6p68 afirmamos la siguiente y ratificamos:
“Cuando un exaltado prende fuego a un vehículo de transporte público, destruye cimientos de un puente, pulveriza lunas de entidades públicas, no gana un punto para la opinión favorable de la gente en general que vive la zozobra y debilidad de un gobierno que en apenas 7 días ya cuenta en su haber negativo, siete fallecidos.
La violencia, así la etiqueten de revolucionaria, solo es combustible para las prisiones, enjuiciamientos muy arduos y que ningún abogado logrará poner en libertad al detenido si es flagrancia con huellas, fotos, testimonios y, sobre todo, daño constatable.
La pista estropeada o desmontada de sus cimientos, las puertas de seguridad o ventanas de alguna dependencia estatal ¡son del pueblo que las ha pagado con sus impuestos y que no deben sufrir la destrucción tal como se ha visto con vándalos desaforados so pretexto de estar en contra de una administración que no convence sino a medias!”
La condena a la violencia en cualquiera de sus formas es un ejercicio principista e inabdicable. Mal harían los criticones en pretender desacreditar estas razones.
El respaldo ciudadano al buen servidor policial y al integrante de la fuerza armada es perenne y respetuoso, siempre y cuando se ciñan a las más elementales normas de convivencia y respeto y que no sean abuso o disparo adrede en perjuicio del patriota al frente.
¿Es necesario regalar a los torcidos que ya caminan desde hace años por el charco de la corrupción, justamente, la ley que les permita designar como “enemigos” a cualquiera que no le caiga bien, no le guste su rostro o que “tengan” apariencia de “terroristas”?
El asunto es monstruoso, se inscribe en el servilismo de quien, de voltereta en voltereta no es ejemplo sino de oportunismo y ventajismo que de civismo ¡ni un ápice!
¡Ataquemos al poder, el gobierno lo tiene cualquiera! ¡Atentos a la historia, las tribunas aplauden lo que suena bien! ¡Rompamos el pacto infame y tácito de hablar a media voz!
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Señal de Alerta-Herbert Mujica Rojas
13-12-2025
¡Gatillo Locos cuidarán orden impunemente!
El converso presidente del Congreso, Fernando Rospigliosi, remitió para estudio, una ley que promueve que los miembros de la fuerza armada y de la policía que, en uso de sus armas de reglamento, disparen cuando repriman las protestas, no sean denunciados penalmente. Apenas pocos meses atrás, hizo lo propio, sin ley ni amparo, la administración de Boluarte con algo más de 50 muertos por bala injustificada.
Los circunloquios que el castellano permite en la formulación legislativa, pueden adornar el texto y premunirlo de mil o cien mil buenas intenciones. Lo que se requiere, se exige, es mano dura, palo y bala contra la ciudadanía que haga sentir su protesta.
La interpretación del uso reglamentario del arma de fuego y la acción consiguiente, causando muertes violentas, también es pasible de cientos de exégesis. ¿Y qué hacemos con esos elementos agazapados bajo el uniforme, angurrientos de “dar lecciones a los protestantes”?
Con una ley como la propuesta, lo más pérfido y corrupto y que anida en esos institutos, tal como comprueba la ciudadanía en todo el país con las denuncias a malos elementos policiales, sólo constituirá la creación de escuadrones de monos con metralleta.
Si el ciudadano protestante tiene rostro “agresivo” e hizo intentos de atacar, según el parte policial, la consecuente fulminación y fallecimiento, no será más que un guarismo estadístico y el causante, un “ejemplar” custodio del orden constitucional.
Como en Perú llueve para arriba y las principales leyes favorecen a minúsculos y deleznables grupos sociales, las grandes mayorías están ayunas de cualquier amparo político. Y, de aprobarse la ley Rospigliosi, también de cautela de sus derechos a vivir pacíficamente.
Al lado de las piruetas que en tándem hacen el Congreso y el gobierno, hay otra dinámica de la que se dice poco: el silencio torpe y cobarde de los políticos.
Los clowns que emiten sus encíclicas a diario vía los miedos de comunicación, rebalsan la cantidad de mentecatadas pero NO hablan de la violencia de que es víctima el habitante común y corriente. No solo los asaltos y asesinatos, sino las extorsiones que cuentan con mano uniformada, ordenada por juez aceitado y cautelares que obtienen los bancos y financieras para, a su vez, asaltar viviendas, desalojar propiedades y abusar a troche y moche contra gente como uno.
¿Por qué callan los clowns?
Han estado aquellos, muy ocupados en sus campañas internas para ver si pescan alguna curul o escaño en diputados y senadores. ¿Tanto atrae el sueldo en día fijo, la multitud de adulones llamados asesores y tropas de secretarias dispuestas a llamar doctor al parlamentario, mañana, tarde y noche?
¡Error! El sueldo, para estos comerciantes, es un pequeño tema del cual se olvidan. El asunto, la carnecita, es el tráfico de influencias en ministerios, alcaldías, gobiernos regionales y vía los ministerios en los grandes contratos de infraestructura y obras por hacer y de las que obtener la coimisión (peruanismo que junta los términos: coima y coimisión) para sus faltriqueras.
Nótese que darle metralletas a unos monos, sólo garantiza la “producción” de muertes violentas. Con una ley que los blinda, el mal servidor policial podrá confeccionar partes a la medida y legalmente concebidos para su acción letal. Nadie, eso sí, podrá resucitar a quienes cayeron por la violencia.
En Violencia, combustible, pretexto, del 14-12-2022, https://bit.ly/3Pp6p68 afirmamos la siguiente y ratificamos:
“Cuando un exaltado prende fuego a un vehículo de transporte público, destruye cimientos de un puente, pulveriza lunas de entidades públicas, no gana un punto para la opinión favorable de la gente en general que vive la zozobra y debilidad de un gobierno que en apenas 7 días ya cuenta en su haber negativo, siete fallecidos.
La violencia, así la etiqueten de revolucionaria, solo es combustible para las prisiones, enjuiciamientos muy arduos y que ningún abogado logrará poner en libertad al detenido si es flagrancia con huellas, fotos, testimonios y, sobre todo, daño constatable.
La pista estropeada o desmontada de sus cimientos, las puertas de seguridad o ventanas de alguna dependencia estatal ¡son del pueblo que las ha pagado con sus impuestos y que no deben sufrir la destrucción tal como se ha visto con vándalos desaforados so pretexto de estar en contra de una administración que no convence sino a medias!”
La condena a la violencia en cualquiera de sus formas es un ejercicio principista e inabdicable. Mal harían los criticones en pretender desacreditar estas razones.
El respaldo ciudadano al buen servidor policial y al integrante de la fuerza armada es perenne y respetuoso, siempre y cuando se ciñan a las más elementales normas de convivencia y respeto y que no sean abuso o disparo adrede en perjuicio del patriota al frente.
¿Es necesario regalar a los torcidos que ya caminan desde hace años por el charco de la corrupción, justamente, la ley que les permita designar como “enemigos” a cualquiera que no le caiga bien, no le guste su rostro o que “tengan” apariencia de “terroristas”?
El asunto es monstruoso, se inscribe en el servilismo de quien, de voltereta en voltereta no es ejemplo sino de oportunismo y ventajismo que de civismo ¡ni un ápice!
¡Ataquemos al poder, el gobierno lo tiene cualquiera! ¡Atentos a la historia, las tribunas aplauden lo que suena bien! ¡Rompamos el pacto infame y tácito de hablar a media voz!


