¿Cuánto en “coimisiones” de esos US$ 3.9 mil millones?
Informe
Señal de Alerta-Herbert Mujica Rojas
20-2-2024
¿Cuánto en “coimisiones” de esos US$ 3.9 mil millones?
El término “coimisión” es un peruanismo que junta dos palabras: coima y comisión. Ambas referidas a un mismo hecho delictivo que es un simple robo dentro de una operación comercial.
El vendedor de cualquier producto gana un porcentaje (la comisión) sobre el precio de venta y obtiene, no pocas veces, una ayuda fundamental a su economía.
La mañosería reposa en la concertación en quién compra y quién vende y en base a la información sobre los costos, valores de venta y precios finales. Para arriba o abajo y de acuerdo a los apetitos, hay millones que se obtienen ilícitamente.
Uno de los objetivos principales son los contratos con los gobiernos. En Perú a partir del 2016 se han concretado algo más de US$ 3.9 mil millones de dólares en negocios provenientes de China.
Como es de verse el monto no parece pequeño.
En Perú hasta la transacción más diminuta se la reputa chueca o que tiene “coimisión”. Y esta forma de ver el manejo económico no es una casualidad.
En la burocracia estatal que es muy mediocre, inmoral, despreciativa del patrimonio propio y desvinculada de un sentimiento de protección nacional, hay altos gerentes y funcionarios que tienen un conocimiento especial de los entresijos de las negociaciones.
Los especialistas en el trato con las empresas o estados internacionales tienen mucho oficio y experiencia. No pocas veces lubricados por el estímulo paralelo, por fuera y clandestino de los aspirantes que también conocen la degradación aberrante de estos malos empleados del Estado.
Repitamos el monto: US$ 3.9 mil millones invertidos en contratos y negocios por China cuyo designio geopolítico es inocultable. En la Patagonia, Argentina, hay una estación especializada en investigaciones a la que no pueden acceder los argentinos. Sólo entran chinos.
¿A qué otro pueblo continente tiene Latinoamérica más allá del Río Grande? ¿No es acaso a los Estados Unidos? Parece innecesario demostrar que al medio, como en un emparedado, entre la fuerza asiática y sus locales en la América Morena y la del Norte, están los indoamericanos.
No parece factible ni económico el uso de espacios latinos como bases militares de los chinos, la distancia y economía hacen poco menos que imposible tal cometido. Pero hay riquezas naturales interesantes, litio por ejemplo.
¿Cuál ha sido la respuesta del gobierno peruano, aparte de haber abierto las puertas de par en par a los chinos? ¡Ninguna!
Que en todo el mundo la corrupción destroce democracias, las hunda en el caos, no significa que en Perú también debamos permitir semejante demolición.
Cosco Shipping tiene a ex altos almirantes de la MGP como funcionarios de alto nivel en Puerto Chancay. Y hacen cuanto les es necesario para ampliar las obras en esa zona al norte chico de Lima. Poco o nada importa el sentir ciudadano, las patotas de matones desalojan a la fuerza a los vecinos.
Pero como ocurre en algunos otros negocios, la estrategia de control de daños, ahoga mediante la publicidad, cualquier protesta o denuncia porque la inacción de un Congreso absolutamente inútil y un gobierno desconectado del pueblo, así lo permiten.
El caso recientísimo del suministro de energía eléctrica comprado al 100% en Lima y 65% en el resto del país por empresas monopólicas chinas así lo demuestra. Las escasas voces protestantes no han obtenido el eco que debieran ni pareciera causar la más mínima irritación este delicado asunto.
¿Cuánto en “coimisiones” de esos US$ 3.9 mil millones? Hay derecho a preguntarse en voz alta si alguno de esos altos ejecutivos cambiaron, de la noche a la mañana, sus estilos de vida.
El delincuente de alto nivel suele disimular sus fechorías. Pero a veces al mejor cazador se le va la paloma. Viajes al por mayor, dentro y fuera del Perú. Autos nuevos y de marcas costosas. Patrimonio inmobiliario en la ciudad, playa y campo. Afiliación a clubes cuyas inscripciones llegan casi a US$ 100 mil dólares, son signos exteriores de riqueza que auditar.
A los altos funcionarios, sin excepción, debíase someter a exámenes exhaustivos para ver si incurrieron en testaferratos o transferencias para cubrirse. ¡De seguro que no serán pocas las sorpresas!
Además, no debería permitirse el abandono del país en por lo menos 3 años a quienes den motivo público para las sospechas.
El juicio de residencia merecería una edición remozada y detallista.
¡Eso es parte de una genuina lucha contra la corrupción! Y los que no robaron no tienen nada que temer. En cambio, los sinvergüenzas, saben bien que metieron las cuatro y que eso tiene castigo administrativo y penal contundentes.
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¿Cuánto en “coimisiones” de esos US$ 3.9 mil millones?
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Señal de Alerta-Herbert Mujica Rojas
20-2-2024
¿Cuánto en “coimisiones” de esos US$ 3.9 mil millones?
El término “coimisión” es un peruanismo que junta dos palabras: coima y comisión. Ambas referidas a un mismo hecho delictivo que es un simple robo dentro de una operación comercial.
El vendedor de cualquier producto gana un porcentaje (la comisión) sobre el precio de venta y obtiene, no pocas veces, una ayuda fundamental a su economía.
La mañosería reposa en la concertación en quién compra y quién vende y en base a la información sobre los costos, valores de venta y precios finales. Para arriba o abajo y de acuerdo a los apetitos, hay millones que se obtienen ilícitamente.
Uno de los objetivos principales son los contratos con los gobiernos. En Perú a partir del 2016 se han concretado algo más de US$ 3.9 mil millones de dólares en negocios provenientes de China.
Como es de verse el monto no parece pequeño.
En Perú hasta la transacción más diminuta se la reputa chueca o que tiene “coimisión”. Y esta forma de ver el manejo económico no es una casualidad.
En la burocracia estatal que es muy mediocre, inmoral, despreciativa del patrimonio propio y desvinculada de un sentimiento de protección nacional, hay altos gerentes y funcionarios que tienen un conocimiento especial de los entresijos de las negociaciones.
Los especialistas en el trato con las empresas o estados internacionales tienen mucho oficio y experiencia. No pocas veces lubricados por el estímulo paralelo, por fuera y clandestino de los aspirantes que también conocen la degradación aberrante de estos malos empleados del Estado.
Repitamos el monto: US$ 3.9 mil millones invertidos en contratos y negocios por China cuyo designio geopolítico es inocultable. En la Patagonia, Argentina, hay una estación especializada en investigaciones a la que no pueden acceder los argentinos. Sólo entran chinos.
¿A qué otro pueblo continente tiene Latinoamérica más allá del Río Grande? ¿No es acaso a los Estados Unidos? Parece innecesario demostrar que al medio, como en un emparedado, entre la fuerza asiática y sus locales en la América Morena y la del Norte, están los indoamericanos.
No parece factible ni económico el uso de espacios latinos como bases militares de los chinos, la distancia y economía hacen poco menos que imposible tal cometido. Pero hay riquezas naturales interesantes, litio por ejemplo.
¿Cuál ha sido la respuesta del gobierno peruano, aparte de haber abierto las puertas de par en par a los chinos? ¡Ninguna!
Que en todo el mundo la corrupción destroce democracias, las hunda en el caos, no significa que en Perú también debamos permitir semejante demolición.
Cosco Shipping tiene a ex altos almirantes de la MGP como funcionarios de alto nivel en Puerto Chancay. Y hacen cuanto les es necesario para ampliar las obras en esa zona al norte chico de Lima. Poco o nada importa el sentir ciudadano, las patotas de matones desalojan a la fuerza a los vecinos.
Pero como ocurre en algunos otros negocios, la estrategia de control de daños, ahoga mediante la publicidad, cualquier protesta o denuncia porque la inacción de un Congreso absolutamente inútil y un gobierno desconectado del pueblo, así lo permiten.
El caso recientísimo del suministro de energía eléctrica comprado al 100% en Lima y 65% en el resto del país por empresas monopólicas chinas así lo demuestra. Las escasas voces protestantes no han obtenido el eco que debieran ni pareciera causar la más mínima irritación este delicado asunto.
¿Cuánto en “coimisiones” de esos US$ 3.9 mil millones? Hay derecho a preguntarse en voz alta si alguno de esos altos ejecutivos cambiaron, de la noche a la mañana, sus estilos de vida.
El delincuente de alto nivel suele disimular sus fechorías. Pero a veces al mejor cazador se le va la paloma. Viajes al por mayor, dentro y fuera del Perú. Autos nuevos y de marcas costosas. Patrimonio inmobiliario en la ciudad, playa y campo. Afiliación a clubes cuyas inscripciones llegan casi a US$ 100 mil dólares, son signos exteriores de riqueza que auditar.
A los altos funcionarios, sin excepción, debíase someter a exámenes exhaustivos para ver si incurrieron en testaferratos o transferencias para cubrirse. ¡De seguro que no serán pocas las sorpresas!
Además, no debería permitirse el abandono del país en por lo menos 3 años a quienes den motivo público para las sospechas.
El juicio de residencia merecería una edición remozada y detallista.
¡Eso es parte de una genuina lucha contra la corrupción! Y los que no robaron no tienen nada que temer. En cambio, los sinvergüenzas, saben bien que metieron las cuatro y que eso tiene castigo administrativo y penal contundentes.