Cercado de Lima seguirá sin alcalde
Don Rafael Bernardo López Aliaga es el virtual ganador de las elecciones municipales de Lima Metropolitana. A partir de enero próximo, será el nuevo alcalde de toda la periferia de la ciudad. Será el burgomaestre de norte, de sur y de este de Lima. Será la autoridad edil de cerros, lomas y asentamientos humanos como bien lo dijo durante su campaña electoral.
Entonces, pronto lo veremos flotar por las pantallas, en Villa el Salvador. Lo escucharemos declarando en Ancón. Oiremos su voz con su acostumbrado estribillo de “ya” en San Juan de Lurigancho. Y, hasta en la Costa Verde emergerá su voluminosa figura. Pero, no lo veremos en el Cercado de Lima. Jamás se aparecerá por el Centro Histórico de la ciudad capital. Nunca se asomará por el distrito de Lima.
Pues, en los ciento cinco puntos de su Propuesta, no aparece ni siquiera una breve línea, referida sobre el Centro Histórico de la ciudad capital. En ciento treintaiún páginas de su Plan de gobierno municipal, tampoco existe ni una sola propuesta de mejora para el distrito de Cercado de Lima. Y, en ninguna de las tediosas exposiciones de planes de gobierno, ni en tantas entrevistas concedidas a los medios de información, se ha referido sobre el centro de Lima, el corazón de la metrópoli, a pesar de que la sede central del gobierno municipal está ubicada en este lugar.
De modo que, es muy probable que el señor López Aliaga no sea diferente de sus antecesores, y que resulte ser, minuciosamente semejante al extinto Castañeda Lossio, muy parecido a doña Susana Villarán, y rigurosamente igual al último fantasma electo y vacado, llamado Jorge Muñoz. Pues, todos ellos hicieron obras en la periferia, pero se olvidaron del centro de Lima.
Precisamente por eso, no es descabellado pensar que don Rafael quizá sea un diligente alcalde de todos los distritos periféricos de Lima, pero, no lo será del centro de la capital donde está ubicado el Palacio municipal. Pues, según su propuesta, instalará un caño por cada cuadra en los cerros, construirá piscinas y playas urbanas en asentamientos humanos, hasta se ocupará en hacer la casa de mascotas en esos lugares, pero al distrito de Lima, ni siquiera lo menciona. El centro de la capital de la República, no está en su propuesta, ni en su plan de gobierno, mucho menos, en su agenda.
Entonces, el nuevo alcalde de Lima, igual que sus tres predecesores, seguirá siendo un fantasma, cuya silueta sólo la veremos de cuando en cuando, por las pantallas de la televisión. Su presencia en el Cercado de Lima, será inexistente, su autoridad, imaginaria, y sus decisiones, ninguna.
Mientras tanto, el Centro Histórico de Lima, será cada vez más espantoso. Puesto que los jardines y los portones de edificios, seguirán siendo urinarios públicos. Las escasas áreas verdes continuarán siendo retrete de perros. Las esquinas cercanas a las bodegas y licorerías, seguirán siendo cantinas públicas. Las aceras y las puertas de algunos viejos edificios, seguirán tomadas por alcohólicos, toxicómanos y vagabundos. Las veredas y calles continuarán sirviendo de estacionamiento a los motociclistas. Los jirones y las avenidas seguirán invadidos por vendedores provistos de bocinas y altoparlantes.
Y como si todo eso fuera poco, el centro de la ciudad continuará soportando el incesante bocinazo de colectiveros informales con cuasi ciudadanos al volante. Hasta el otrora recuperado jirón De la Unión, seguirá tomado por charlatanes con bocinas, invidentes con altoparlantes y “esculturas” vivientes con altavoces.
El último alcalde que tuvo el Cercado de Lima, fue don Alberto Andrade. Un burgomaestre con claras nociones de ciudad. Una autoridad edil con cualidades ciudadanas. Un hombre con nítidos conceptos de urbanidad. Un verdadero servidor que limpió, arregló y ordenó la ciudad. Combatió la suciedad, batalló contra el desorden, luchó contra la inseguridad y recuperó algo de su belleza y armonía. Hizo todo lo que sus incompetentes sucesores han echado a perder.
Aunque claro está, don Alberto era un auténtico limeño, nacido en Barrios Altos.
Precisamente por eso, amaba a Lima y quería a su ciudad. No era advenedizo ni fue buscador de dineros sucios como sus sucesores. Y a pesar de que el cleptócrata de los años noventa había asaltado gran parte del presupuesto de la comuna, él se las ingenió no sólo para remozar el Centro Histórico, sino también para hacer muchas obras en la ciudad capital.
Y ahora, el virtual burgomaestre –que en su Plan de gobierno asegura ser provinciano y lambayecano, pero que en su hoja de vida declara haber nacido en Lima–, dice que quiere convertir a Lima en la mejor ciudad de Sudamérica, pero, resulta que no ha propuesto absolutamente nada sobre el centro de Lima, distrito que por lo visto, seguirá condenado a carecer de una autoridad edil.
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Cercado de Lima seguirá sin alcalde
Don Rafael Bernardo López Aliaga es el virtual ganador de las elecciones municipales de Lima Metropolitana. A partir de enero próximo, será el nuevo alcalde de toda la periferia de la ciudad. Será el burgomaestre de norte, de sur y de este de Lima. Será la autoridad edil de cerros, lomas y asentamientos humanos como bien lo dijo durante su campaña electoral.
Entonces, pronto lo veremos flotar por las pantallas, en Villa el Salvador. Lo escucharemos declarando en Ancón. Oiremos su voz con su acostumbrado estribillo de “ya” en San Juan de Lurigancho. Y, hasta en la Costa Verde emergerá su voluminosa figura. Pero, no lo veremos en el Cercado de Lima. Jamás se aparecerá por el Centro Histórico de la ciudad capital. Nunca se asomará por el distrito de Lima.
Pues, en los ciento cinco puntos de su Propuesta, no aparece ni siquiera una breve línea, referida sobre el Centro Histórico de la ciudad capital. En ciento treintaiún páginas de su Plan de gobierno municipal, tampoco existe ni una sola propuesta de mejora para el distrito de Cercado de Lima. Y, en ninguna de las tediosas exposiciones de planes de gobierno, ni en tantas entrevistas concedidas a los medios de información, se ha referido sobre el centro de Lima, el corazón de la metrópoli, a pesar de que la sede central del gobierno municipal está ubicada en este lugar.
De modo que, es muy probable que el señor López Aliaga no sea diferente de sus antecesores, y que resulte ser, minuciosamente semejante al extinto Castañeda Lossio, muy parecido a doña Susana Villarán, y rigurosamente igual al último fantasma electo y vacado, llamado Jorge Muñoz. Pues, todos ellos hicieron obras en la periferia, pero se olvidaron del centro de Lima.
Precisamente por eso, no es descabellado pensar que don Rafael quizá sea un diligente alcalde de todos los distritos periféricos de Lima, pero, no lo será del centro de la capital donde está ubicado el Palacio municipal. Pues, según su propuesta, instalará un caño por cada cuadra en los cerros, construirá piscinas y playas urbanas en asentamientos humanos, hasta se ocupará en hacer la casa de mascotas en esos lugares, pero al distrito de Lima, ni siquiera lo menciona. El centro de la capital de la República, no está en su propuesta, ni en su plan de gobierno, mucho menos, en su agenda.
Entonces, el nuevo alcalde de Lima, igual que sus tres predecesores, seguirá siendo un fantasma, cuya silueta sólo la veremos de cuando en cuando, por las pantallas de la televisión. Su presencia en el Cercado de Lima, será inexistente, su autoridad, imaginaria, y sus decisiones, ninguna.
Mientras tanto, el Centro Histórico de Lima, será cada vez más espantoso. Puesto que los jardines y los portones de edificios, seguirán siendo urinarios públicos. Las escasas áreas verdes continuarán siendo retrete de perros. Las esquinas cercanas a las bodegas y licorerías, seguirán siendo cantinas públicas. Las aceras y las puertas de algunos viejos edificios, seguirán tomadas por alcohólicos, toxicómanos y vagabundos. Las veredas y calles continuarán sirviendo de estacionamiento a los motociclistas. Los jirones y las avenidas seguirán invadidos por vendedores provistos de bocinas y altoparlantes.
Y como si todo eso fuera poco, el centro de la ciudad continuará soportando el incesante bocinazo de colectiveros informales con cuasi ciudadanos al volante. Hasta el otrora recuperado jirón De la Unión, seguirá tomado por charlatanes con bocinas, invidentes con altoparlantes y “esculturas” vivientes con altavoces.
El último alcalde que tuvo el Cercado de Lima, fue don Alberto Andrade. Un burgomaestre con claras nociones de ciudad. Una autoridad edil con cualidades ciudadanas. Un hombre con nítidos conceptos de urbanidad. Un verdadero servidor que limpió, arregló y ordenó la ciudad. Combatió la suciedad, batalló contra el desorden, luchó contra la inseguridad y recuperó algo de su belleza y armonía. Hizo todo lo que sus incompetentes sucesores han echado a perder.
Aunque claro está, don Alberto era un auténtico limeño, nacido en Barrios Altos.
Precisamente por eso, amaba a Lima y quería a su ciudad. No era advenedizo ni fue buscador de dineros sucios como sus sucesores. Y a pesar de que el cleptócrata de los años noventa había asaltado gran parte del presupuesto de la comuna, él se las ingenió no sólo para remozar el Centro Histórico, sino también para hacer muchas obras en la ciudad capital.
Y ahora, el virtual burgomaestre –que en su Plan de gobierno asegura ser provinciano y lambayecano, pero que en su hoja de vida declara haber nacido en Lima–, dice que quiere convertir a Lima en la mejor ciudad de Sudamérica, pero, resulta que no ha propuesto absolutamente nada sobre el centro de Lima, distrito que por lo visto, seguirá condenado a carecer de una autoridad edil.