Política

¡Urgente, urgente, hombres y mujeres de Estado!

hcmujica@gmail.com
hombresmujeresEstado
14 de octubre del 2025

Informe
Señal de Alerta-Herbert Mujica Rojas
15-10-2025

¡Urgente, urgente, hombres y mujeres de Estado!

Los pueblos también votan con los pies marchando por las calles y haciendo expresión civilizada de su protesta de manera pacífica y civilizada. Los provocadores, exaltados e individuos sin oficio conocido son los que atizan mañosamente el fuego.

Por tanto, y los ejemplos se cuentan por cientos, las marchas se han sucedido en todo el mundo. En circunstancias de un desorden caótico que lleva ya décadas, en Perú todo está por reclamarse. Distinto y criminal que manos negras busquen caídos por el insensato fuego militar vedado.

Con acento cínico, se insiste en que el señor Jerí, encargado del gobierno transitorio, carece de formulación ministerial para presentarla al país. ¿Se está armando un rompecabezas de esos que hacen las delicias de los niñitos o se procura un cuadro de cuadros para encargarse de la difícil cosa pública del Perú?

La premiosidad vigente demanda hombres y mujeres de Estado que entiendan el servicio al Estado como un renglón obligatorio si se es convocado y hay que aportar. Al país no lo comandan facciones cada cual para su lado. ¡Es la inmensa nave Perú la que está de tumbo en tumbo, rumbo directo al naufragio!

Con frecuencia atroz se dice y repite bobamente en los miedos de comunicación, tanto orales, visuales y escritos, que “la clase política” dice esto o lo otro.

¿Clase política, cuál clase?

Si una clase social se define por el papel que ocupa en la producción de cualquier sistema, habría que convenir que los políticos tan feraces en la emisión de naderías y ridículos, no pueden ser catalogados como clase, porque simple y llanamente no producen absolutamente nada.

Javier Valle Riestra precisó años atrás una definición más exacta:

“Es que la casta política no tiene más visión ni más meta que el reparto de escaños, de fajines ministeriales y de embajadas. Ellos aspiran a ser los príncipes de una monarquía siútica (cursi), hortera (de mal gusto), huachafa, que dura cinco años. Entre ellos se aplauden; entre ellos se festejan, entre ellos se encuestan. Lógicamente que están totalmente engañados.

El país real marcha por otro riel, por otro lado, tal como lo anunciara hace 25 años Matos Mar. Por un lado el Perú de la bancocracia y de la Iglesia, el Perú de la burocracia costeña, y por otro lado el Perú informal, el del trueque, de adoración a santos no canonizados, que es el que va a terminar deglutiéndose al primero.

Ya lo he dicho varias veces: en este banquete no ven lo que dice el firmamento, como en Babilonia: mane thecel fares (tus días están contados).”

Me permitiría aventurar que el 95% de nuestros políticos está huérfano de horizonte histórico. Pretende dar leyes a través de morisquetas de mal gusto o maromas con dedicatoria. O simplemente empujan la vacancia o anarquía disparatada y su onanismo es notorio.

Manuel Seoane hablaba de planes nacionales pero no para lustros o quinquenios cómplices sino para décadas y que en estos debía estar el prisma político en su conjunto.

Obviamente la escuela política brilla por su ausencia porque los partidos han abdicado de su tarea educadora de líderes integrales y enterizos. Perú se caracteriza, desde hace casi 35 años, en la lucha tribal y canibalesca de grupúsculos que inventan cómo sobrevivir a través de ONGs capta-dólares o contratos de asesoría o licitación con nombre propio con el Estado.

Hombres y mujeres de Estado con sus talentos y con fecha establecida: las elecciones del 2026 y la férrea, enérgica e inequívoca lucha y exterminio de la violencia delictiva en calles y plazas de todo el Perú.

¿No resulta interesante tener a todos los signatarios de un pacto temporal en el ojo público? Si yerran, habrá que censurarlos, si delinquen, la cárcel será su destino, previa denuncia pública y proceso penal enérgico y paradigmático.

El topo trabaja en los subterráneos de la política. Sabotea y urde componendas siniestras cuyo propósito sólo favorece a minorías que cautelan sus leyes, estabilidades tributarias y privilegios obtenidos de mala manera.

¡No solo eso! Al poner en el tabladillo, al aire libre, al delincuente, sabemos qué puede hacer o intentar porque sus mañas son añejas, entonces habrá que ser muy cuidadosos con estos pájaros fruteros.

El momento, pasada la tregua, de ajustar las clavijas a los rateros llegará irremisiblemente. De eso no hay duda, pero TODOS saben de qué se habla y en qué medida aplicar la capacidad punitiva de los castigos penales. ¡La democratización del trabajo en la cosa pública, merece el integral respaldo ciudadano!

Por ejemplo, los integrantes del gabinete de transición deberán formular una declaración jurada que no tiene que variar cuando se vayan del trabajo ministerial. Míseros pata al suelo arribaron al sillón del portafolio y lo abandonaron con millones ante la vista y paciencia de todo el mundo.

¿No ganaría respetabilidad, la recuperación de la fe en el servidor burocrático, la casta política que bien la necesita en todos los momentos?

El que más grita, sólo ensordece. No es que tenga razón porque además tira la piedra y esconde la mano. La calle no es equivalente a la marcha estudiantil de propósitos puntuales y más limitados. Aquí se protesta por la mediocridad de líneas de gobierno antipopulares y absurdas.

Como en el Buenos Aires de 1810 “El pueblo quiere saber de qué se trata”.

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hcmujica@gmail.com
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14 de octubre del 2025

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Señal de Alerta-Herbert Mujica Rojas
15-10-2025

¡Urgente, urgente, hombres y mujeres de Estado!

Los pueblos también votan con los pies marchando por las calles y haciendo expresión civilizada de su protesta de manera pacífica y civilizada. Los provocadores, exaltados e individuos sin oficio conocido son los que atizan mañosamente el fuego.

Por tanto, y los ejemplos se cuentan por cientos, las marchas se han sucedido en todo el mundo. En circunstancias de un desorden caótico que lleva ya décadas, en Perú todo está por reclamarse. Distinto y criminal que manos negras busquen caídos por el insensato fuego militar vedado.

Con acento cínico, se insiste en que el señor Jerí, encargado del gobierno transitorio, carece de formulación ministerial para presentarla al país. ¿Se está armando un rompecabezas de esos que hacen las delicias de los niñitos o se procura un cuadro de cuadros para encargarse de la difícil cosa pública del Perú?

La premiosidad vigente demanda hombres y mujeres de Estado que entiendan el servicio al Estado como un renglón obligatorio si se es convocado y hay que aportar. Al país no lo comandan facciones cada cual para su lado. ¡Es la inmensa nave Perú la que está de tumbo en tumbo, rumbo directo al naufragio!

Con frecuencia atroz se dice y repite bobamente en los miedos de comunicación, tanto orales, visuales y escritos, que “la clase política” dice esto o lo otro.

¿Clase política, cuál clase?

Si una clase social se define por el papel que ocupa en la producción de cualquier sistema, habría que convenir que los políticos tan feraces en la emisión de naderías y ridículos, no pueden ser catalogados como clase, porque simple y llanamente no producen absolutamente nada.

Javier Valle Riestra precisó años atrás una definición más exacta:

“Es que la casta política no tiene más visión ni más meta que el reparto de escaños, de fajines ministeriales y de embajadas. Ellos aspiran a ser los príncipes de una monarquía siútica (cursi), hortera (de mal gusto), huachafa, que dura cinco años. Entre ellos se aplauden; entre ellos se festejan, entre ellos se encuestan. Lógicamente que están totalmente engañados.

El país real marcha por otro riel, por otro lado, tal como lo anunciara hace 25 años Matos Mar. Por un lado el Perú de la bancocracia y de la Iglesia, el Perú de la burocracia costeña, y por otro lado el Perú informal, el del trueque, de adoración a santos no canonizados, que es el que va a terminar deglutiéndose al primero.

Ya lo he dicho varias veces: en este banquete no ven lo que dice el firmamento, como en Babilonia: mane thecel fares (tus días están contados).”

Me permitiría aventurar que el 95% de nuestros políticos está huérfano de horizonte histórico. Pretende dar leyes a través de morisquetas de mal gusto o maromas con dedicatoria. O simplemente empujan la vacancia o anarquía disparatada y su onanismo es notorio.

Manuel Seoane hablaba de planes nacionales pero no para lustros o quinquenios cómplices sino para décadas y que en estos debía estar el prisma político en su conjunto.

Obviamente la escuela política brilla por su ausencia porque los partidos han abdicado de su tarea educadora de líderes integrales y enterizos. Perú se caracteriza, desde hace casi 35 años, en la lucha tribal y canibalesca de grupúsculos que inventan cómo sobrevivir a través de ONGs capta-dólares o contratos de asesoría o licitación con nombre propio con el Estado.

Hombres y mujeres de Estado con sus talentos y con fecha establecida: las elecciones del 2026 y la férrea, enérgica e inequívoca lucha y exterminio de la violencia delictiva en calles y plazas de todo el Perú.

¿No resulta interesante tener a todos los signatarios de un pacto temporal en el ojo público? Si yerran, habrá que censurarlos, si delinquen, la cárcel será su destino, previa denuncia pública y proceso penal enérgico y paradigmático.

El topo trabaja en los subterráneos de la política. Sabotea y urde componendas siniestras cuyo propósito sólo favorece a minorías que cautelan sus leyes, estabilidades tributarias y privilegios obtenidos de mala manera.

¡No solo eso! Al poner en el tabladillo, al aire libre, al delincuente, sabemos qué puede hacer o intentar porque sus mañas son añejas, entonces habrá que ser muy cuidadosos con estos pájaros fruteros.

El momento, pasada la tregua, de ajustar las clavijas a los rateros llegará irremisiblemente. De eso no hay duda, pero TODOS saben de qué se habla y en qué medida aplicar la capacidad punitiva de los castigos penales. ¡La democratización del trabajo en la cosa pública, merece el integral respaldo ciudadano!

Por ejemplo, los integrantes del gabinete de transición deberán formular una declaración jurada que no tiene que variar cuando se vayan del trabajo ministerial. Míseros pata al suelo arribaron al sillón del portafolio y lo abandonaron con millones ante la vista y paciencia de todo el mundo.

¿No ganaría respetabilidad, la recuperación de la fe en el servidor burocrático, la casta política que bien la necesita en todos los momentos?

El que más grita, sólo ensordece. No es que tenga razón porque además tira la piedra y esconde la mano. La calle no es equivalente a la marcha estudiantil de propósitos puntuales y más limitados. Aquí se protesta por la mediocridad de líneas de gobierno antipopulares y absurdas.

Como en el Buenos Aires de 1810 “El pueblo quiere saber de qué se trata”.

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