
96° Aniversario del APRA
El 7 de mayo de 1924 Víctor Raúl Haya de la Torre entregó a la nueva federación de estudiantes de México, la Bandera Indoamericana, pronunciando un bello como breve, discurso. Esta reunión, de transmisión de poderes o de cargos, fue escogida por Haya para expresar la síntesis de las inquietudes juveniles de nuestro continente que bullían incontenibles en aquella época y tuvo la hermosa idea de utilizar el mejor símbolo, como él mismo lo dijo, el “blasón vasconceliano”, que sería agitada primero por las juventudes y luego por los pueblos desde el Río Grande, en el norte, hasta la Tierra del Fuego en el sur.
Es así que el escenario de la Escuela Nacional de Preparatoria, hoy convertida en museo, fue señalada en el calendario aprista, como la fecha y sede de la fundación del partido continental, bajo las siglas de APRA (Alianza Popular Revolucionaria Americana). Permítanme la licencia de confesar la emoción que sentimos con Herbert Mujica Rojas, compañero y amigo, cuando visitamos las instalaciones de dicho lugar y recorrimos los ambientes, bien cuidados, sobre todo el del anfiteatro testigo mudo y a la vez expresivo de ese hecho histórico. Fue un recorrido reverente, con unción, nostálgico y de afectos mil, donde el agolpamiento de recuerdos, vivencias y lecturas terminó humedeciendo nuestras vistas. Nunca olvidaré ese periplo que nos permitió sumergirnos en un hito historiográfico que transformó nuestras vidas a temprana edad.
Al hablar de vivencias, quiero asociar éstas las mías, al contenido ideológico y filosófico del APRA, vale decir al pensamiento hayadelatorreano, en un momento crucial de la sobrevivencia de su obra.
Hoy en día, el apóstata no es el típico traidor que por conveniencia, miedo o dinero se vende. Hoy, se infiltra y desde adentro, como las termitas, destruye una alternativa popular colaborando en su necedad y ramplonería a sostener caudillos corruptos, entreguistas e ignorantes para lo cual es más fácil ser esbirro que militante, no leer y estudiar, pero sí ser pesetero como el esclavo cuando le daban una palmada como señal de complicidad.
Flaco servicio conjunto a la derecha conservadora que los desprecia por su origen y apariencia que los sume en un complejo despreciable de pongo o mitayo.
De esta manera se destruyó al Apra, partido que creó Víctor Raúl, pero no a sus ideas, que a juicio de muchos investigadores de las ciencias políticas y sociales, mantienen una vigencia indiscutible en el devenir histórico de América Latina.
Fui testigo de excepción y lo digo con orgullo, que desde 1969 por mi militancia ininterrumpida no me perdí ninguna de las alocuciones de Víctor Raúl en las efemérides apristas en el Aula Magna y en la Av. Alfonso Ugarte como en sus desplazamientos al norte en el mes de la Fraternidad, así como en la campaña de la Constituyente en 1977 y 1978. Afirmo esto no como un rapto de vanidad estéril, sino como la autoridad moral que me permite confirmar lo que, muchos alanistas desconocen, o simplemente nunca conocieron: la vigencia de los postulados apristas.
Dicho esto de forma liminar y utilizando como referencia y testimonio irrefutable el discurso pronunciado por Haya el 7 de mayo de 1976, al conmemorarse el 52° aniversario de la fundación del APRA (cuya copia impresa guardo celosamente), paso a detallar lo anunciado líneas arriba.
El APRA es el partido antimperialista de Indoamérica y su razón fundamental de existir se nutre de la jornada por las 8 horas e insinúa la alianza de los trabajadores manuales e intelectuales para alcanzar la justicia social. De la Reforma Universitaria contra los “virreinatos del espíritu” proclamando el derecho sagrado a la insurrección. De la revolución mexicana auténtica, propio de este continente que insuflara la rebelión, el antimperialismo y la unidad continental sin abdicar de la libertad. De la teoría de la relatividad de la que surge la filosofía del aprismo y de la revolución rusa de octubre de 1917 que aparece en el teatro mundial como una promesa o esperanza. De las Universidades Populares y de las jornadas del 23 de mayo de 1923, por la libertad de conciencia; que sellan con sangre el frente único de clases explotadas.
Haya señala el rumbo del APRA continental que es el de la izquierda democrática, no de la democracia formal demoliberal que cohonestara tantas dictaduras, sino de la nueva democracia social o funcional basada en las categorías del trabajo que considera al ser humano como ciudadano y como trabajador creador de la riqueza.
Formuló la concepción del Estado Antimperialista que en manos de los trabajadores manuales e intelectuales lo convirtiera en herramienta emancipadora y no opresora de los más necesitados.
La creación del cuarto poder del Estado que sería el Congreso Económico Nacional. Haya en 1976 se reafirma en sus tesis aurorales que a pesar del tiempo transcurrido aun son reto en la búsqueda de una sociedad de pan con libertad, sin explotados ni explotadores. Una obra revolucionaria de auténtica lucha por la transformación de las estructuras en beneficio de los más pobres que constituyen las grandes mayorías y donde reine la justicia social, la libertad y la cultura.
A los 96 años de la fundación del APRA la propuesta original sigue siendo señuelo de las verdaderas luchas por alcanzar la segunda emancipación. La saludamos y renovamos nuestro viejo juramento de lealtad y de desterrar a los apóstatas que usaron como camino el delito para alcanzar sus inconfesables ambiciones. La doctrina está incólume así como la necesidad de hacer de sus principios éticos y morales el elan de nuestra existencia.
Haya de la Torre sigue inspirándonos lo que significa una vida consecuente y cuya biografía se puede leer de principio a fin. Lo extrañamos, y promesa inevitable es usar lo que queda de nuestra existencia para seguir dando la pelea por los más pobres.
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96° Aniversario del APRA
El 7 de mayo de 1924 Víctor Raúl Haya de la Torre entregó a la nueva federación de estudiantes de México, la Bandera Indoamericana, pronunciando un bello como breve, discurso. Esta reunión, de transmisión de poderes o de cargos, fue escogida por Haya para expresar la síntesis de las inquietudes juveniles de nuestro continente que bullían incontenibles en aquella época y tuvo la hermosa idea de utilizar el mejor símbolo, como él mismo lo dijo, el “blasón vasconceliano”, que sería agitada primero por las juventudes y luego por los pueblos desde el Río Grande, en el norte, hasta la Tierra del Fuego en el sur.
Es así que el escenario de la Escuela Nacional de Preparatoria, hoy convertida en museo, fue señalada en el calendario aprista, como la fecha y sede de la fundación del partido continental, bajo las siglas de APRA (Alianza Popular Revolucionaria Americana). Permítanme la licencia de confesar la emoción que sentimos con Herbert Mujica Rojas, compañero y amigo, cuando visitamos las instalaciones de dicho lugar y recorrimos los ambientes, bien cuidados, sobre todo el del anfiteatro testigo mudo y a la vez expresivo de ese hecho histórico. Fue un recorrido reverente, con unción, nostálgico y de afectos mil, donde el agolpamiento de recuerdos, vivencias y lecturas terminó humedeciendo nuestras vistas. Nunca olvidaré ese periplo que nos permitió sumergirnos en un hito historiográfico que transformó nuestras vidas a temprana edad.
Al hablar de vivencias, quiero asociar éstas las mías, al contenido ideológico y filosófico del APRA, vale decir al pensamiento hayadelatorreano, en un momento crucial de la sobrevivencia de su obra.
Hoy en día, el apóstata no es el típico traidor que por conveniencia, miedo o dinero se vende. Hoy, se infiltra y desde adentro, como las termitas, destruye una alternativa popular colaborando en su necedad y ramplonería a sostener caudillos corruptos, entreguistas e ignorantes para lo cual es más fácil ser esbirro que militante, no leer y estudiar, pero sí ser pesetero como el esclavo cuando le daban una palmada como señal de complicidad.
Flaco servicio conjunto a la derecha conservadora que los desprecia por su origen y apariencia que los sume en un complejo despreciable de pongo o mitayo.
De esta manera se destruyó al Apra, partido que creó Víctor Raúl, pero no a sus ideas, que a juicio de muchos investigadores de las ciencias políticas y sociales, mantienen una vigencia indiscutible en el devenir histórico de América Latina.
Fui testigo de excepción y lo digo con orgullo, que desde 1969 por mi militancia ininterrumpida no me perdí ninguna de las alocuciones de Víctor Raúl en las efemérides apristas en el Aula Magna y en la Av. Alfonso Ugarte como en sus desplazamientos al norte en el mes de la Fraternidad, así como en la campaña de la Constituyente en 1977 y 1978. Afirmo esto no como un rapto de vanidad estéril, sino como la autoridad moral que me permite confirmar lo que, muchos alanistas desconocen, o simplemente nunca conocieron: la vigencia de los postulados apristas.
Dicho esto de forma liminar y utilizando como referencia y testimonio irrefutable el discurso pronunciado por Haya el 7 de mayo de 1976, al conmemorarse el 52° aniversario de la fundación del APRA (cuya copia impresa guardo celosamente), paso a detallar lo anunciado líneas arriba.
El APRA es el partido antimperialista de Indoamérica y su razón fundamental de existir se nutre de la jornada por las 8 horas e insinúa la alianza de los trabajadores manuales e intelectuales para alcanzar la justicia social. De la Reforma Universitaria contra los “virreinatos del espíritu” proclamando el derecho sagrado a la insurrección. De la revolución mexicana auténtica, propio de este continente que insuflara la rebelión, el antimperialismo y la unidad continental sin abdicar de la libertad. De la teoría de la relatividad de la que surge la filosofía del aprismo y de la revolución rusa de octubre de 1917 que aparece en el teatro mundial como una promesa o esperanza. De las Universidades Populares y de las jornadas del 23 de mayo de 1923, por la libertad de conciencia; que sellan con sangre el frente único de clases explotadas.
Haya señala el rumbo del APRA continental que es el de la izquierda democrática, no de la democracia formal demoliberal que cohonestara tantas dictaduras, sino de la nueva democracia social o funcional basada en las categorías del trabajo que considera al ser humano como ciudadano y como trabajador creador de la riqueza.
Formuló la concepción del Estado Antimperialista que en manos de los trabajadores manuales e intelectuales lo convirtiera en herramienta emancipadora y no opresora de los más necesitados.
La creación del cuarto poder del Estado que sería el Congreso Económico Nacional. Haya en 1976 se reafirma en sus tesis aurorales que a pesar del tiempo transcurrido aun son reto en la búsqueda de una sociedad de pan con libertad, sin explotados ni explotadores. Una obra revolucionaria de auténtica lucha por la transformación de las estructuras en beneficio de los más pobres que constituyen las grandes mayorías y donde reine la justicia social, la libertad y la cultura.
A los 96 años de la fundación del APRA la propuesta original sigue siendo señuelo de las verdaderas luchas por alcanzar la segunda emancipación. La saludamos y renovamos nuestro viejo juramento de lealtad y de desterrar a los apóstatas que usaron como camino el delito para alcanzar sus inconfesables ambiciones. La doctrina está incólume así como la necesidad de hacer de sus principios éticos y morales el elan de nuestra existencia.
Haya de la Torre sigue inspirándonos lo que significa una vida consecuente y cuya biografía se puede leer de principio a fin. Lo extrañamos, y promesa inevitable es usar lo que queda de nuestra existencia para seguir dando la pelea por los más pobres.